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Caminando… | José Luis Soto

La República Dominicana cuenta con extraordinarias bellezas naturales. Muchos de estos escenarios son conocidos y visitados por turistas nacionales y extranjeros, pero otros, como es el caso del Cayo Siete Hermanos, nos invita a ir tras sus encantos y atractivos, y sobre todo nos reta a conocer uno de los ecosistemas más singulares de la República Dominicana.

 Ubicado en la costa septentrional de la isla Hispaniola, el Cayo Siete Hermanos constituye un paraíso para aves marinas y tortugas, y es un centro de anidación y apareamiento de aves migratorias. 

Estas series de cayos, conocidos con los nombres de Monte Grande, Monte Chico, Tercero, Muertos, Ratas, Arenas y Torurú, descansan encima del Banco de Montecristi y están al Oeste del Morro. 

Estas formaciones son consideradas de alta importancia ecológica debido a que durante los meses de mayo a agosto los cayos, sobre todo Monte Chico y Ratas, se convierten en centros de anidación y apareamiento de aves marinas tales como Sterna anaethetus (gaviota monja), Sterna fuscata (gaviota oscura) y Anous stolidus, conocidas con bubíes. 

 

Estas aves representan el grueso de la avifauna de mayor interés, ya que las mismas contribuyen a la ecología y son un atractivo para las actividades turísticas y de observación de aves. 

Además, cada año, estos cayos son un refugio natural para la tortuga Carey. 

Los Cayos Siete Hermanos fueron declarados Áreas de Manejo de Hábitats/ Especies, como Refugio de Vida Silvestre, mediante la Ley Sectorial de Áreas Protegidas 202-2004. 

Están localizados en la Costa Atlántica, en el noroeste de la República Dominicana. 

Este sistema de cayos, conformado por pequeños islotes con substrato arenoso o areno-rocoso, nos llama a adentrarnos en ellos y disfrutar de sus azules aguas marinas en un ambiente de pleno encuentro con la naturaleza.