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En voz alta | José Luis Soto

    Este 1 de mayo se celebra en todo el mundo el Día Internacional de Trabajo, de los y las trabajadoras, que venden su fuerza de trabajo en las fábricas, en el campo, pero las y los trabajadores informales o de cualquier otra índole. Trabajadores y trabajadoras explotadas sin salarios justos y amenazados con quitarles los conquistados del derecho por parte de los empresarios empleadores.

Las condiciones de trabajo continúan siendo inhumanas, baratas, como en  las zonas francas. Pero también en las plantaciones agrícolas, donde cientos de  de trabajadores migrantes haitianos indocumentados venden sus fuerzas de trabajo, sin derechos y bajo la amenaza de repatriarlos.

Dos años sin  aumento salarial llevan los trabajadores. Con restricciones al derecho a la huelga.

Con empresarios empleadores cada vez más indolentes con sus trabajadores y sindicalistas corruptos que no representan verdaderamente a los y las trabajadoras. Es tétrico el panorama, pero nos guste o no, nos preguntamos donde quedaron las grandes jornadas de lucha  por salarios y condiciones dignas para los y las trabajadoras dominicanas.

Donde está la firmeza de los dirigentes sindicales. Donde han quedado las enseñanzas de Julio de Peña Valdés, Francisco Antonio Santos, Barbarín Mojica y otros tantos dirigentes obreros que dejaron el pellejo en las calles y en las fábricas luchando por mejores condiciones laborales y salariales para nuestras trabajadoras y trabajores.

Hoy tenemos sindicalistas de saco y corbata. Hoy tenemos sindicalistas que compiten con empresarios empleadores,  con autos de lujo y vestimentas que no pueden justificar con los salarios que reciben por ser los representantes de los y las trabajadores. Qué pena. Barbarín Mojica se levantaría de su tumba para protestar contra el estado de los trabajadores y condenar la actuación indigna  de sus dirigentes.

Nuestro reconocimiento a los y las trabajadoras del campo. De las fábricas de zonas francas. A los y las trabajadoras informales. A los y las trabajadores del campo. A los y las  trabajadoras  inmigrantes indocumentados  que venden su fuerza de trabajo  con salarios  de miseria. A ellos y ellas felicitaciones.