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El 16 de junio la vida seguirá igual en la isla. Los intercambios comerciales y las actividades de solidaridad y buena vecindad entre dominicanos y haitianos seguirán. Terminado el plazo contemplado en el Plan Nacional de Regularización, fecha fatal el 16 de junio del 2015, la vida sigue igual, como dice una famosa canción. 

 La catástrofe anunciada por algunos no es más que una falacia. 

Anunciar y promover un enfrentamiento entre dominicanos y haitianos es querer pescar en río revuelto. Quienes buscan un enfrentamiento en la isla, aquí y allá, atentan contra la solidaridad contra ambas naciones y sobre todo contra ambos pueblos, que nunca han dejado de sostener relaciones de pueblo a pueblo.

El Plan de Regularización busca regular la presencia de los inmigrantes indocumentados en la República Dominicana. Mal o bien, con sus fracasos, desorganización, falta de apoyo del gobierno haitiano, ha sido una medida puesta en marcha para intentar ordenar, organizar el flujo migratorio al país.

Evidentemente que el ensayo no ha tenido los resultados esperados. Y eso es muy lamentable. Se intenta que el mismo, cuando termine el 16 de junio, no sea tan evidente el fracaso y al menos haya algo que mostrar, de éxito esperado por el gobierno.

Las cifras estimadas, no oficialmente anunciadas, de 215 mil a 225 mil inmigrantes estarán inscriptos al finalizar el Plan de regularización.

Otras cifras que se manejan igual no oficiales que estarían en condiciones de ser repatriadas están por encima de los 350 mil.  

La sociedad dominicana y todos en la isla merecíamos que el Plan de Regularización Migratoria, cuando llegara a su fin se pudiera decir con satisfacción misión cumplida. Pero no. Lamentablemente no se podrá decir eso. Y lo sabe el gobierno.

No se hicieron los correctivos necesarios y en los tiempos que se debían hacer. Nunca se enfrentó con energía y firmeza aquellos que dentro del gobierno torpedearon el Plan. Estaban en instituciones oficiales que estaban llamadas a colaborar con la regularización de todos los inmigrantes indocumentados en el país. 

Sin embargo, como no se va acabar el mundo…y en la isla, seguimos promoviendo la convivencia pacífica, la colaboración y la solidaridad,  habrá que seguir buscando formas, estrategias, soluciones, para seguir organizando el flujo migratorio, especialmente a la República Dominicana. Claro esas soluciones tienen que llegar de la colaboración de los gobiernos haitiano y dominicano, especialmente. Se va a necesitar de la integración de las organizaciones cívicas y de derechos humanos que tienen experiencia en el campo. Habrá que flexibilizar un poco algunos de los requisitos para la regularización y claro habrá que exigirle firmeza al gobierno haitiano para que facilite las documentaciones a sus nacionales que requieren tener un estatus regular en la República Dominicana.