En la hoja cuadriculada del destino somos unos trazos,
vigilados desde arriba por la luna anaranjada,
doblegados como los árboles verdes en los brazos del viento,
pero con los ojos puestos en el camino azul como si al mirar se hiciera el camino.
Por Wooldy Edson Louidor, Leipzig, 13.09.2021