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Salud y humanidad | Dra. Yocelyn Guerrero

Se considera como ruido a todo aquel sonido (molesto e indeseable) que pudiera  interferir con una  actividad habitual o con el descanso. La contaminación acústica constituye una problemática medioambiental importante presente en la sociedad moderna y que se relaciona al desarrollo de actividades industriales, la construcción, al transporte y las actividades recreativas.

 Se considera  contaminación acústica o contaminación sonora al exceso de sonido que altera las condiciones normales del ambiente en una determinada zona. Si bien es cierto que el ruido no se acumula, traslada o mantiene en el tiempo como las otras contaminaciones, no es menos cierto que puede causar grandes alteraciones en la calidad de vida de las personas si no es controlado de manera efectiva. Lo cual produce efectos nocivos sobre la salud auditiva, física y mental de los seres vivos.,

El ruido se mide en decibelios (dB).  El cual pasa a ser doloroso, cuando se sobrepasan los 125 dB(A), llegando al umbral de dolor a los 140 dB(A). Además el ruido extremo puede ocasionar sordera.

Atendiendo a los grados del ruido se presentan diferentes alteraciones fisiológicas en nuestro organismo.

Bajo: entre 30 y 55 dB. Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), considera los 50 dB como el límite superior deseable.

Ruidoso: a partir de 55 dB y hasta los 75 dB, el nivel se considera ruidoso. Los 65 dB se consiguen con un aspirador, un televisor con volumen alto o un radio despertador. Un camión de la basura provoca 75 dB. Los últimos estudios consideran como peligrosa para la salud la exposición a sonidos que oscilen entre 50 y 60 decibelios, y como muy nociva a partir de los 60 dB

Los efectos sobre el  sistema cardiovascular, con alteraciones del ritmo cardíaco, riesgo coronario, hipertensión arterial y excitabilidad vascular por efectos de carácter neurovegetativo.  Sobre las glándulas endocrinas, alteraciones hipofisarias y aumento de la secreción de adrenalina.  En el aparato digestivo, incremento de enfermedad gastroduodenal por dificultar el descanso.

Otras afecciones que podemos ver son el  incremento de estrés, aumento de alteraciones mentales, tendencia a actitudes agresivas, dificultades de observación, concentración, rendimiento y ansiedad, lo cual facilita mayores accidentes.

En cuanto a la pérdida de audición, presentamos las siguientes señales: sensación de pesadez en los oídos o taponamiento, zumbidos, escuchar los ruidos amortiguados y sobretodo no oír los ruidos de timbre alto, cuando se está entre una multitud o en un lugar con mucho ruido de fondo. Si el daño continúa, la audición disminuye aún más y los sonidos de tono bajo se vuelven difíciles de percibir.

Además, se presentan trastornos psicológicos como conductas de irritabilidad y agresividad, fisiológicos, alteraciones del sueño y del descanso lo que conduce a la falta de atención y aprendizaje, somnolencia diurna, cansancio y bajo rendimiento. 

Según la Organización Mundial de la Salud, en la Unión Europea alrededor de 40% de la población está expuesta al ruido del tráfico con un nivel equivalente de presión sonora que excede 55 dB(A) en el día y 20% están expuestos a más de 65 dB(A). Si se considera la exposición total al ruido del tráfico se puede calcular que aproximadamente la mitad de los europeos vive en zonas de gran contaminación sonora. Más del 30% de la población están expuestos durante la noche a niveles de presión sonora por encima de 55 dB(A), lo que puede causar trastornos del sueño.

Por un lado, la protección y la prevención de la contaminación acústica competen a los organismos y directivas oficiales quienes establecen límites de exposición al ruido. Las normativas municipales deben velar frente al cumplimiento de la legislación vigente.

Por otro lado,  se puede romper el hábito del ruido e intentar protegernos del mismo.

 En la vivienda se pueden tomar medidas de aislamiento de ruido, tales como alfombras de goma, uso de artefactos de cocina no ruidosos, usos de cortinas, ventanas de panel doble, paredes recubiertas con papel rugoso o pintadas, modular el sonido de los equipos audiovisuales dentro del hogar, es preferible elegir viviendas alejadas de fábricas, zonas de tráfico intenso y de zonas peatonales. Elegir actividades de ocio en lugares no ruidosos.

 

 En el trabajo, especialmente en fábricas, utilizar orejeras, tapones, realizar descansos periódicos, etc.) Si la exposición es especialmente de riesgo al trabajar con maquinaria pesada.  No utilizar varias máquinas ruidosas al mismo tiempo.

No tratar de evitar ruidos molestos con otros sonidos fuertes. En ese caso, utilizar tapones en los oídos.

En el tráfico.  Mantener el vehículo en buenas condiciones, sobre todo, el silenciador. Respetar los límites de velocidad y sólo utilizar el claxon o bocina en casos estrictamente necesarios.  Utilizar medios de transporte ecológicos como la bicicleta.

En cuanto al uso de dispositivos de música, mantener los niveles de sonido adecuados. 

Es importante  tener en cuenta además que el riesgo de pérdida de capacidad auditiva se incrementa tanto con el nivel de decibelios soportados como con la cantidad de años durante los que permanecemos expuestos al ruido.  La sordera está reconocida incluso como "enfermedad profesional", para ciertas actividades laborales, siempre que se constate la relación causa-efecto. Las recomendaciones médicas incluyen exámenes periódicos de audición en la población general y en especial en grupo

 con riesgo de perder audición (revisiones anuales), por ejemplo, aquellos expuestos de forma rutinaria o con cierta frecuencia a un ruido alto en el trabajo.