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Salud y humanidad | Dra. Yocelyn Guerrero

Desde el mes de noviembre del pasado año 2017,  la Organización Mundial de la Salud (OMS), ha venido reportando importantes brotes epidemiológicos de difteria en Venezuela, Indonesia, Yemen y Bangladesh (Cox's Bazar).

  La isla de Quisqueya no escapa a esta situación, ya que a mediados de marzo del año en curso se ha notificado un importante brote en la hermana República de Haití y ya algunos casos en la República Dominicana, lo cual pone en alerta a las autoridades de salud y a la población en general.

 Gracias al uso generalizado de la vacuna antidiftérica en los programas sistemáticos de inmunización se había logrado eliminar esta enfermedad infecciosa de las vías respiratorias en la mayor parte del mundo. Sin embargo, la misma está resurgiendo de forma alarmante en países que sufren deficiencias significativas en la prestación de atención sanitaria.

 La difteria es una infección causada por la bacteria CorynebacteriumDiphtheriae. Presenta una sintomatología que suele manifestarse entre 2 y 5 días después de la exposición y pueden ser desde leves hasta graves. 

A menudo los síntomas se presentan de modo gradual, empezando por dolor de garganta y fiebre. En los casos de gravedad, la bacteria genera un producto tóxico (toxina) que da lugar a una espesa placa gris o blanca en el fondo de la garganta, placa que a veces, al bloquear las vías respiratorias, dificulta la respiración o la deglución y también puede provocar una tos seca. La hipertrofia de los ganglios linfáticos puede causar la hinchazón de una parte del cuello.

 En ocasiones la toxina pasa al torrente sanguíneo y causa complicaciones como inflamación y lesión del miocardio, inflamación de los nervios, problemas renales o trastornos hemorrágicos por caída del nivel de plaquetas. Las lesiones del miocardio pueden provocar alteraciones del ritmo cardíaco e inflamaciones de los nervios que a veces desembocan en parálisis.

 La enfermedad se transmite de manera sencilla de una persona a otra, ya sea por contacto directo o por vía aérea, a través de las gotículas respiratorias emitidas, por ejemplo, al toser o estornudar, como también puede diseminarse a través de tejidos u objetos contaminados.

 El diagnóstico es clínico y se basa en la presencia de una membrana grisácea que recubre la garganta. Aunque se recomienda un estudio de laboratorio para confirmar los casos sospechosos, el tratamiento debe comenzar de inmediato.

 Para tratar esta infección se administra una solución de antitoxina diftérica por inyección intravenosa o intramuscular. También se administran antibióticos para eliminar la bacteria, poner fin a la producción de toxina e impedir el contagio de otras personas.

 Se recomienda que todos los niños del mundo sean inmunizados contra la difteria. Un esquema básico de 3 dosis, administradas en el curso del primer año de vida, sienta las bases para adquirir inmunidad vitalicia. Los programas de inmunización deben asegurarse de que más adelante, durante la niñez o adolescencia, cada cual reciba otras 3 dosis de refuerzo de una vacuna que contenga la anatoxina diftérica.

 A cualquier edad, toda persona que no esté vacunada contra la difteria, o que lo esté solo parcialmente, debe recibir las dosis necesarias para completar la vacunación.

Los brotes de difteria surgidos últimamente en varios países atestiguan una insuficiente cobertura de vacunación y han demostrado la importancia de mantener elevados niveles de cobertura en los programas de inmunización infantil. 

Sean cuales sean las circunstancias externas, toda persona no inmunizada se encuentra en situación de riesgo. Se calcula que un 86% de los niños del mundo reciben las 3 dosis recomendadas de vacuna antidiftérica durante la lactancia, lo que supone que hay un 14% sin cobertura, o con cobertura parcial.

 En entornos endémicos y en situaciones de brote, el personal de atención sanitaria puede correr mayor riesgo de contraer difteria que la población en general. Por ello, dada la posibilidad de que se vea expuesto a CorynebacteriumDiphtheriae en el desempeño de su labor, hay que prestar especial atención a la inmunización del personal de salud.

 La aspiración es que toda la población complete sus esquemas de vacunación, ya que ninguna persona se encuentra exenta de contraer dicha enfermedad. Acuda de inmediato a un centro sanitario si presenta alguno de los síntomas antes mencionados.

 Fuente: OMS y OPS.

 Dra. Yocelyn Guerrero

 Santiago, R.D.  4 de Abril 2018