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Opinión | José Luis Soto

Un flaco aporte se le hace a la causa de los derechos de los inmigrantes haitianos e hijos de inmigrantes haitianos nacidos en la República Dominicana, la defensa que algunas organizaciones y personas están llevando a cabo en Estados Unidos.

 Desde algunas ciudades  donde  se han desarrollado actividades de protesta y solidaridad con los migrantes haitianos en dominicana, nos llega la información de que en el país se sacan a los haitianos de sus casas para deportarlos hacia Haití.

Usar la bandera de unas repatriaciones de inmigrantes haitianos que no se están produciendo en estos momentos no es justo levantarla. Se está llegando al extremo y eso no conviene al trabajo de promoción y defensa de los derechos que tienen los migrantes.

Tampoco es válido porque no debería ser competencia de organizaciones ni personas que se diga defensora de los derechos humanos estar solicitando al Departamento de Estado de Estados Unidos que corte la ayuda en armas y en fondos a la República Dominicana, ante unas supuestas repatriaciones  o deportaciones que reiteramos ahora, hoy 2 de agosto de 2015, no se están produciendo.

El extremismo de personas y entidades internacionales le están haciendo un flaco servicio a los migrantes y sus descendientes en la República Dominicana.

En estos momentos, las organizaciones de migrantes y de derechos humanos, que tienen un trabajo reconocido en el país y fuera del mismo, no han denunciado repatriaciones masivas de haitianos hacia su país.

Eso, sí,  han advertido, que concluido los plazos  instituidos en el Plan Nacional de Regularización de Extranjeros, si las repatriaciones de haitianos se hicieran, las mismas deben hacerse respetando los protocolos existentes, que incluyen el respeto a los derechos humanos. Pero alegar que en el país se están repatriando haitianos no es justo, ni ético y menos moral.

Claro en medio de este proceso el Estado ha tenido su política mediática para inducir aquellos inmigrantes que no lograron matricularse en el Plan de Regulación para que retornen a sus países. El resultado ha sido que miles de haitianos han vuelto Haití. Y lo han hecho como han podido.

Se puede discutir y analizar esas acciones oficiales pero de ahí decir que actualmente existen repatriaciones masivas es caer en un extremismo peligroso que quienes la sustentan se están desacreditando ellos y ellas mismas. Tampoco es justo pedir sanciones contra la República Dominicana, acusándola de hechos que no se han producido.

Hay que tener cuidado como se asumen defensas.