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Opinión | Por Hugo Murno/Periodista e intelectual argentino

El martes 19 de julio próximo pasado amaneció triste en las inmediaciones del Jardín Botánico, aquí en el porteñisimo barrio de Palermo: ya Carlos Gorostiza, antiguo (que no viejo) vecino, no volvería a mirar el vuelo de las golondrinas desde su piso 13 de Santa Fe y Malabia.

Con sus sempiternos juveniles 96 años, el insigne hombre de la cultura, autor, dramaturgo, novelista, poeta, escritor en suma y actor y director teatral, se "fue a volar" también él, sorprendido por la muerte, como nos sorprendió a todos los que lo conocíamos y queríamos.

Porteñisimo él también, arrancó en la actividad cultural como fundador y codirector de una revista barrial a los 19 años y ya no pararía más de producir, siempre a través de la palabra escrita, pero también con sus actos, como director teatral y como impulsor de decenas de actividades e instituciones ligadas al acerbo de la cultural, desde aquellos míticos teatros libres o independientes hasta el lanzamiento de Teatro Abierto --junto con Osvaldo "Chacho" Dragún y Roberto "Tito" Cossa, entre tantísimos otros, un bastión que fue el primer grito sociocultural contra la terrible dictadura cívico militar de 1976-83..

Y precisamente en 1983, con el advenimiento de la democracia, fue Secretario de Cultura de la Nación en el primer tramo del Gobierno del Presidente Raúl Alfonsín. Ahí convergimos, como ya lo habíamos hecho en Teatro Abierto, aportando cada cual todo por los valores siempre defendidos, los valores de honestidad e hidalguía qiue lo caracterizaron hasta su último hálito de vida.

Primero fue autor-actor.director de obras de teatro para títeres y poco más tarde integró las huestes del mítico teatro La Máscara, en donde debutó como autor y director, en 1949 con aquella tan reconocida obra llamada El puente. A ella le siguió muy pronto El pan de la locura, y desde allí no paró más: en los últimos meses salía poco, pero seguía creando, escribiendo, inspirado en algo de muchísima actualidad como son las selfies... En el medio hubo muchísimas obras más: Vivir aquí; Los prójimos; Los hermanos queridos; Hay que apagar el fuego (para Teatro Abierto 82) y esa joyita que fue y es El acompañamiento, escrita especialmente para la apertura de Teatro Abierto 81, en la que actuaban los invalorables Carlos Carella y Ulises Dumont. Esta obra fue llevada al cine y también se la pudo ver en el circuito teatral comercial. Igualmente Gorostiza se destacó como novelista.

El año pasado, con sus esplendidos 95, había escrito una obra para un grupo de actores jovencísimos, casi adolescentes, a los que había visto actuar en una representación de mimos. La obra se llamó Distracciones, y trata justamente de la juventud de hoy. y fue estrenada en el teatro Nacional Cervantes. Precisamente en el Teatro Nacional Cervantes fueron velados sus restos, acompañado por sus entrañables amigos y colegas, por su viuda, Teresa, sus hijos y sus nietos e incontable cantidad de actores, actrices, directores, dramaturgos, la gente de Argentores, escritores, directores teatrales, empresarios, algunas autoridades nacionales y anónimos admiradores, que lo recordarán (recordaremos) siempre.

Chau Goro.