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Cultura y sociedad | José Luis Soto

En estos tiempos de saturación informativa, es extraño que haya un director ejecutivo que no le hable a la prensa o haga apariciones públicas frecuentes. Pero el jefe y fundador de la compañía de telecomunicaciones más grande del mundo rara vez se deja ver.

 

Los periodistas chinos dicen que es más fácil saber cosas del primer ministro de ese país que del jefe de Huawei, Ren Zhengfei. Pero para entender al gigante chino de telecomunicaciones puede ser necesario conocer a su misterioso fundador.

Tuve una oportunidad única en el foro de Davos de hacerle la primera entrevista cara cara, y descubrí un nueva faceta de la compañía china.

Una nueva generación

Ren Zhengfei no es un hombre joven. Tiene 71 años y fundó Huawei en 1987, cuando rondaba los 40.

Pero en apenas 28 años, Huawei ha crecido hasta convertirse no sólo en una de las empresas más grandes del mundo, sino también en la primera marca global china, de acuerdo con Interbrand, una consultora global especializada en el tema.

Las oficinas de Huawei

En apenas 28 años, Huawei se convirtió en una de las empresas más grandes del mundo.

En ese sentido, como una de las primeras -y pocas- multinacionales chinas, Huawei forma parte de una nueva generación de compañías que están apuntando a escala global. Éstas están teniendo ya una influencia decisiva, y entenderlas es fundamental.

Visité Huawei el año pasado y descubrí que su sede de Shenzhen evocaba Silicon Valley. De ahí sacó Ren la idea.

Pragmático

Recuerdo ir a bordo de su carrito de golf y pasar al lado de un lago, a lo largo del cual se extendía una serie de edificios que asemejaban un pabellón y que llevaban hacia la oficina de Ren. Parecía una figura elusiva, aún cuando se nos había dado un acceso sin precedentes para filmar en Huawei.

En mi último viaje me reuní con Ren en estos predios. Nos sentamos afuera, al lado de de un estanque, y hablamos de lo humano y de lo divino (con los micrófonos apagados). Pero en el Foro Económico Mundial de Davos lo hicimos ya oficialmente, en la que fue su primera entrevista televisada.

Igual que lo hace en privado, Ren responde a todas las preguntas de manera amplia. Usando metáforas como ríos que rodean motañas, el empresario explica su estilo pragmático para hacer negocios.

Con una estrategia que consistía en evitar las dificultades mientras buscaba oportunidades -en un principio, en aquellos nichos que el Estado dominante chino dejó abiertos-, se convirtió en dueño de empresas que muy importantes durante los 80 y los 90, cuando China comenzaba a abrirse a las fuerzas del mercado. Así fue como Huawei logró florecer.

Pero también responde directamente cuando se le pregunta sobre supuesto espionaje en Huawei: el gobierno chino nunca le ha solicitado a Huawei que espíe, asegura.

Cuando le pedí que dejara claro que había dejado el ejército y que su compañía no tenía ya vínculos con el gobierno chino o el estamento militar, Ren dijo que apoyaba al Partido Comunista Chino y era leal a su país, pero que no permitiría que esto afectara los intereses o la seguridad de otras naciones.

Relajado

Su historia personal será materia para otra nota, junto con algunas escenas "detrás de las cámaras" que ocurrieron en esa ocasión.

La sede de Huawei, en China

Las oficinas centrales de Huawei recuerdan a Silicon Valley.

Sin embargo, les diré que en la entrevista compartió parte de los antecedentes familiares que lo motivaron a fundar Huawei y habló de cómo había logrado infundir una cultura que ha generado innovación.

Esto es bastante inusual para quien es, quizás, uno de los directores de empresa más misteriosos del mundo. Pero también refleja una confianza que los empresarios chinos de hoy comparten.

En un claro contraste con el estereotipo del director ejecutivo acartonado que se adhiere a los guiones prestablecidos, Ren se muestra relajado. Como su campus, recuerda a los empresarios de Silicon Valley en este particular.

Es posible que tal confianza parezca algo nuevo ahora, pero es probable que se convierta en la nueva cara de los negocios chinos que están adquiriendo identidad propia.

También es probable que las preguntas sobre los vínculos con el Estado chino y la necesidad de una mayor transparencia sigan dando vueltas, a menos que haya más oportunidades de hablar como lo hice yo con Ren.