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Cultura y sociedad |

El Espacio de Comunicación Insular (Espacinsular) agradece la gentileza del doctor Federico Cuello de compartir con nuestros lectores la presentación que hizo  Angélica Noboa Pagán de su nuevo libro "EVOLUCIONAR O SUCUMBIR. Diplomacia en tiempos de COVID-19", de la autoría de Federico Alberto Cuello Camilo. 

Por Angélica Noboa Pagán 

Alfonso Reyes Ochoa, escritor y diplomático mexicano, redactó importantes documentos mientras ocupó las legaciones diplomáticas de su país en varias capitales de Europa y América. EVOLUCIONAR O SUCUMBIR. Diplomacia en tiempos de COVID-19, de la autoría de Federico Alberto Cuello Camilo, evoca en mi memoria el afán testimonial, la buena escritura y el multifacético quehacer diplomático de aquel a quien Pedro Henríquez Ureña llamaba, con cariño de hermano mayor, Alfonsito. 

Visión de Anáhuac (1917), Cartones de Madrid (1917), Memorias de la cocina y bodega (1957), así como sus imperdibles epistolarios con Henríquez Ureña y Jorge Luis Borges, que abarcan los años cuando el mexicano estuvo frente misiones diplomáticas, son joyas de la literatura; pero, además, piezas de escritura que permiten comprender la relación política y cultural entretejida con el hilo de las relaciones oficiales entre los estados en ese período; y, no menos interesante, la perspectiva que la distancia confiere al migrante.

La obra que el lector tiene en sus manos fue escrita por una persona preocupada por mantener un alto perfil intelectual, para comprender y atender los temas mundiales que le ha tocado trabajar como parte de su función errante. Su bitácora es distinta a la de Reyes Ochoa. 

Cuello Camilo es economista de profesión. No obstante, comparte con el literato mexicano una visible sensibilidad humana. Estas memorias, escritas durante el primer año de la Gran Pandemia, revelan la formación doctoral del autor en las ciencias económicas y una amplia cultura enriquecida por la lectura voraz de textos que abarcan temas diversos.

Como buen economista, cada tópico de su abordaje contiene los datos y análisis cuantitativos sobre los que descansan sus puntos de vista en asuntos de política y comercio exterior.

Sea sobre turismo, protección del medio ambiente o inteligencia artificial, el autor ofrece en cada texto, la información y las propuestas de solución para mantener la salud y la sostenibilidad que permitan atravesar este difícil trayecto de la historia mundial.

Cuando concluye que: “Será poco sin embargo lo que podrá hacer la diplomacia si no hay una respuesta interna que generalice a nivel nacional la capacitación recibida por esos dominicanos que han sabido innovar en temas de robotización fabril y automatización de los servicios”, previamente nos ha regalado una emotiva historia de tres jóvenes dominicanos que se desarrollaron, como promete el principio de finalidad de Estado Social Democrático de Derecho, gracias al oportuno acceso a los adelantos tecnológicos.

“Pese a lo dispuesto en nuestra Constitución y lo prometido en sucesivos programas de gobierno, la igualdad de oportunidades dista mucho de ser una realidad. Excepto claro para los empleados de IntelliSys, gracias a su currículum innovador de informática y matemáticas abierto a los que tengan el talento requerido, vengan de Jarabacoa o de Villa Olga”, pondera el embajador.

Como Reyes Ochoa en su momento, a quien le tocó el estallido en Europa en la Primera Guerra Mundial mientras en su país se libraba una difícil guerra civil como lo fue la Revolución Mexicana; a Cuello Camilo lo ocupan por igual, los desafíos de los países −Qatar y Corea− en que ha dirigido la sede dominicana y de cuyas realidades el diplomático nos hace partícipe, junto a la de su solar nativo, en ocasión de la batalla librada contra el COVID-19. 

Agota una representación circular cuando, por ejemplo, nos reporta que: “Ser resiliente implica recuperarse y también adaptarse al choque”. En palabras del Banco Mundial, comenta el embajador: Qatar “pudo lidiar bien” con el boicot [refiriéndose al bloqueo de Arabia Saudita y otros países vecinos] utilizando “su amplia infraestructura para acceder a nuevas rutas de importación y exportación”, aprobando la primera ley de inversión extranjera del Golfo Pérsico en permitir “a los extranjeros controlar el 100%” del capital accionario. 

No en vano el modelo surcoreano para combatir el virus mortal se presta para un buen modelo de comparación. Lo constatamos desde los primeros días en que el embajador dominicano llegó a ese país, dejándonos inmediatamente una enjundiosa recopilación de hechos y datos: “Pocos países en el mundo han avanzado tanto en tan poco tiempo. Mientras el nivel de vida de la República de Corea era menor al nuestro luego de la devastadora guerra de los 1950s, hoy es el 9no país exportador del mundo, con puestos de liderazgo en calidad educativa, desarrollo humano e innovación”.

Al tiempo, la narrativa nos demuestra los aprestos del diplomático para hacer de las relaciones bilaterales entre de República Dominicana y Qatar, así como con Corea, unas de óptimo intercambio.

La agenda de iniciativas agotada por Cuello Camilo es intensa y prevé magnificas áreas de oportunidad. Ilustro con este caso relacionado a nuestra infraestructura portuaria para el desarrollo del transporte marítimo de cargas y pasajeros. Nos dice: “En transporte marítimo, nuestro puerto de Manzanillo tiene el calado profundo requerido para atender los más grandes buques. De licitarse internacionalmente se hará atractivo para que el operador seleccionado reciba el apalancamiento financiero del poderoso Fondo de Inversiones de Qatar”.

Esta obra es lectura recomendada para aquellos que, de alguna manera, estamos vinculados con los temas de conectividad, competitividad y competencia, desde el sector público y privado.

Nos ofrece un contexto sumamente actualizado del nuevo orden mundial poscovidiano. El autor se aplica en señalar los movimientos tecnológicos y comerciales precipitados por la pandemia en curso, reubicando los vértices en los que descansan políticas públicas, leyes, regulaciones e iniciativas particulares. 

La obra aborda temas tales como, el reshoring, el efecto Bruselas, la autorización de importaciones paralelas o las licencias obligatorias para productos farmacéuticos; y, adicionalmente, un tema, de especial importancia, como la relocalización digital del capital. De no ser debidamente comprendido, este recurso es la causa raíz de una problemática legal y regulatoria: el desvío artificial de los beneficios.

Al igual que Reyes Ochoa, Cuello Camilo es un sibarita que orgullosamente comparte las diferentes manifestaciones del arte de dominicano a gran escala, en Doha y Seúl. Si bien explica que se acompaña de comisarios que le ayudan en las labores de selección y curaduría, queda manifiesto en sus palabras ese amor por lo nuestro, mezclado con su comprensión profesional del valor patrimonial y comercial de las obras de arte y la gastronomía de origen dominicano.

Sus apuntes permean ese compromiso de difusión y por qué no, comercialización en el mercado internacional, de nuestros intangibles. Consigna sus metas de promoción con notorio entusiasmo.

Con Federico me une una de amistad familiar de más de veinte años. Sus hijos crecieron junto a los míos en largas tertulias frente a la playa de Juan Dolio, en aquellos años noventa donde agotábamos largas conversaciones acerca de los temas que siguen ocupando su inquieto pensar y responsable función pública. Por tal motivo, disfruté los pasajes de la obra en la que el ensayista describe las reglas y conductas de la diplomacia, porque mezclan los criterios clásicos de esa tradición política con la saludable actitud disruptiva del embajador.

El año que acaba de concluir tuve la oportunidad de leer los artículos publicados por Maximiliano Henríquez Ureña en la postrimería de su vida, entre los años 1966 y 1967 en el Listín Diario. Ambos autores, diplomáticos de carrera y personas de vasta cultura, se mezclan en mis reflexiones. El trabajo del tercer hijo de la maestra Salomé Ureña y del diplomático Francisco Henríquez y Carvajal, compilado por Cándido Gerón, recolecta las ideas de uno de los más importantes intelectuales dominicanos. Con ojo crítico, tomando en consideración sus silencios políticos durante la dictadura de Rafael L. Trujillo, tiempo en que Max Henríquez Ureña fue embajador, es lectura obligada para comprender la historia de la diplomacia dominicana y de la relevante casa solariega a la que perteneció Max.

Cuello Camilo, también criado en un hogar donde el amor a literatura y a las bellas artes fue parte de su educación doméstica, aunado a su compromiso social, escala a otro nivel crítico su postura. Si bien es miembro de mi generación y como tal, a diferencia del referido Henríquez Ureña diplomático, ha podido disfrutar de nuevas libertades; este embajador posmoderno, sin abandonar la sutileza propia de un diplomático, reivindica en distintos pasajes de su ensayo, las múltiples tareas pendientes del Estado dominicano en las áreas de su competencia sin guardar silencios cómplices, como cuando reclama que “Llegó la hora de que todos, asalariados y ejecutivos, funcionarios y empleados, pasemos a ser los verdaderos dueños de ese patrimonio nacional que tanto tiempo lleva esperando cotizarse en el mercado, inyectando liquidez al sistema y contribuyendo a darnos el retorno que asegurará nuestra jubilación con dignidad. Nos habremos convertido, así, en un país de propietarios”..

No quiero dejar de detenerme frente a su hermosa visión de la dominicanidad en el contexto de las relaciones diplomáticas. La describe de la siguiente manera: “Nuestra mezcla racial, rica biodiversidad y condición archipielágica albergan una economía dinámica con múltiples sectores propulsivos y entornos rurales y urbanos repletos de desafíos. Es una realidad que, trasladada a la diplomacia, nos permite coincidir tanto con países desarrollados como en vías de desarrollo en varios temas medulares”.

Al margen de permitirse algunos vuelos poéticos, como el arriba citado, Cuello Camilo no olvida consignar en su bitácora pública, el tema central de su misión en 2020. Por tal motivo, el balance de la obra versa sobre la oferta de soluciones atendibles frente a la crisis mundial derivada de la pandemia del COVID-19. Por lo tanto, insiste: “Aquellos países con pruebas masivas, tratamientos efectivos y capacidad de atención en cuidados intensivos están respondiendo adecuadamente. Otros están desbordados sin controles efectivos de aislamiento social, diagnósticos gratuitos y rastreo de infectados”.

Es un honor presentar esta obra que estrecha aún más la amistad entrañable que me une a Federico Alberto.

[1] Abogada egresada de la Universidad Iberoamericana (UNIBE) con especialidad en Derecho de la Empresa de la Universidad Anáhuac México Norte y candidata a magíster por esa misma casa de estudios. Directora Ejecutiva de la Cámara Bilateral de Negocios y Servicios República Dominicana y México, A. C. Gerente del Conocimiento (Knowledge Manager) en Baker McKenzie México. Profesora de Derecho de la Competencia en el Instituto OMG.