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Medio Ambiente y Cambio Climático | Por Redacción Espacinsular

Las algas pueden ayudar a alimentar el planeta, limpiar el aire y transformar las economías costeras Mientras que la agricultura contribuye  a una cuarta parte de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, el cultivo de algas no requiere tierra, fertilizantes ni agua dulce.

El océano genera más de la mitad del oxígeno que respiramos y absorbe un tercio de todas las emisiones de origen humano.

Lesconil, un puerto pesquero enclavado en la costa de Bretaña, en el norte de Francia, se agita lentamente bajo el pálido amanecer atlántico. Los charcos de la marea brillan, dando paso a un mar imperturbable salvo por los gritos de las aves marinas y una figura solitaria con un vadeador de pesca amarillo. Vincent Doumeizel, metido hasta las rodillas en un bosque de algas, levanta suavemente una hebra de Saccharina latissima de la salmuera, agitándola por encima del agua como una bandera revolucionaria.

“No es viscosa”, dice de la fronda marrón oliva que brilla en sus dedos. “Es magnífica”.

Para Doumeizel, las algas son más que una curiosidad marina. Esta diversa familia de algas verdes, rojas y marrones es la piedra angular del trabajo de su vida: un vehículo para alimentar el planeta, restaurar los océanos, luchar contra el cambio climático e incluso sustituir el plástico.

Es, como a él le gusta decir, “no sólo un superalimento, sino una supersolución”.

Asesor principal del Pacto Mundial de la ONU, una plataforma que aboga por prácticas empresariales sostenibles, este francés de 49 años se ha convertido en uno de los rostros de la llamada “revolución de las algas marinas”.

En 2020 fue coautor del Manifiesto de las Algas Marinas, un documento de colaboración en el que participan la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el Banco Mundial y otros socios. Su premisa es audaz: aprovechar el más humilde de los organismos marinos para abordar algunos de los problemas más complejos del planeta.

Según el manifiesto, las algas pueden ayudar a resolver un cuarteto de crisis: climática, medioambiental, alimentaria y social. La convicción personal de Doumeizel roza lo mesiánico. “Sin duda”, escribió en un libro de 2023 en el que esbozaba su visión, las algas son “el mayor recurso sin explotar del mundo”.