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Medio Ambiente y Cambio Climático | Ingeniero Eleuterio Martínez/ambientalista y ecologista

De eso no es necesario convencer a nadie, pues esa es la impresión que se lleva todo extranjero que visita nuestro país y aprecia los atributos naturales puestos por la Divinidad en este rincón del planeta, lo raro, lo extraño y hasta increíble, es que sea desde el espacio abierto, vale decir, desde muy lejos, desde una nave espacial, que también se pueda distinguir y justipreciar todo lo que, hasta ahora, solo ha sido palpable a corta distancia, desde tierra.

Las palabras de Oleg Novitskiv, tal como él las expresa con tanta naturalidad, no dejan espacio para las dudas: “Miré por la ventana y allí volamos sobre el país más visitado del Caribe: República Dominicana. Este paraíso en la Tierra es recordado por los huéspedes por sus fantásticas vistas y su naturaleza, que conquista tanto que involuntariamente, uno quiere formar parte de él”.

Llama poderosamente la atención que la imagen modelo, o la que el comparte sonriente con la humanidad y que aparece desplegada por canales televisivos y reseñada por la prensa internacional, sea precisamente de la zona oriental del país, donde se puede notar claramente el verde del litoral de Miches, la Costa Esmeralda, confundiéndose con el azul del Atlántico Norte y entre nubes de algodón que se forman y desvanecen constantemente.

Lo mismo ocurre con la Península de Samaná, con rosario de playas por el Norte (Cosón, Bonita, Las terrenas, Portillo, El Limón, Morón, Lanza del Norte, Las Canas…), enormes acantilados por el Oriente (desde Cabo Cabrón, con dos las playas colgadas al cuello: El Valle y Bahía de Rincón: hasta Cabo Samaná, después de pasar por Las Galeras y colocarse a Playa Madame de sombrero). Ya por el Sur es un rosario de playitas diminutas matizadas por múltiples islotes, donde La Farola y Cayo Levantado constituyen las delicias del visitante.

El Cosmonauta Ruso también pudo deleitarse con las playas paradisíacas de Miches, Nisibón, La Vacama, Uvero Alto, Macao, Costa Azul, Punta Gorda, Cortecito, Bávaro, Cabeza de Toro, Punta Cana, Juanillo, Cap Cana, Catalinita, Saona, Catuano, Palmilla, Bayahíbe, Chavón, Catalina y no termino sin mencionar el paraíso oriental del Soco, comercialmente conocido como Playa Nueva Romana.

Pero lo que realmente debe inquietarnos del asombro de Oleg, es que los dominicanos somos los más ignorantes de la realidad que nos envuelve.