Las filas de agentes del departamento de policía de Nueva York con sus uniformes de gala dándole la espalda al alcalde Bill de Blasio ilustran el enfrentamiento de los oficiales con quien es su jefe, un gesto que algunos califican de rebelión.
Desde que el 20 de diciembre un pistolero mató en Brooklyn a los oficiales Rafael Ramos y Wenjian Liu en represalia por los abusos policiales cometidos en Nueva York y Ferguson, Misuri, según lo expresó en redes sociales poco antes del crimen, las tensas relaciones entre De Blasio y la fuerza han empeorado.
Este domingo, cientos de los miles de oficiales de NYPD (siglas en inglés que identifican a la policía neoyorquina) que asistieron al funeral de Liu le dieron la espalda a una pantalla que mostraba a De Blasio cuando éste rendía homenaje al agente asesinado, un gesto que ya habían escenificado el 27 de diciembre durante la despedida de Ramos.
Pero no se trata sólo de gestos, los oficiales también parecen estar expresando su disgusto con lo que consideran la falta de respaldo por parte del alcalde con acciones que, según la prensa local, equivalen a una huelga no declarada.
Según reportó el diario The New York Post, la semana del 22 de diciembre, las boletas de infracción de tránsito cayeron en 94% comparadas con el mismo período de 2013. Ese mismo porcentaje bajaron las citaciones a tribunales por pequeñas ofensas, como estar intoxicado en vía pública. Las multas de estacionamiento cayeron en 92%y los arrestos en general 66%.
Desde que asumió el cargo en enero de 2014, respaldando el furor público contra ciertos métodos policiales, De Blasio impuso varios cambios en procedimientos que han generado una relación tensa con los uniformados.
Clima anti-policía
Días antes de la muerte de Liu y Ramos, Di Blasio cuestionó la decisión de un gran jurado de no presentar cargos contra un agente involucrado en el caso de Eric Garner, el hombre que murió asfixiado en julio pasado luego de que un oficial le aplicara una polémica llave para tratar de controlarlo por resistirse al arresto.
Los líderes sindicales de la policía acusan a De Blasio de fomentar una atmósfera "anti-policía" con sus comentarios y de haber permitido protestas callejeras sin autorización tras la decisión del gran jurado sobre Garner.
Desde la muerte de los dos agentes, la policía neoyorquina informa haber investigado unas 70 amenazas contra oficiales y haber arrestado una docena de personas en las investigaciones.
La semana pasada el New York Post citó fuentes policiales que aseguraban que las preocupaciones de seguridad eran la razón principal en la caída de la actividad de la policía.
"Pero añadieron que algunos agentes estaban ejerciendo una disminución en el ritmo de trabajo en protesta por la respuesta de De Blasio a la no presentación de cargos en el caso de la muerte por asfixia de Eric Garner", escribió el Post.
Otros de los diarios tabloides de la ciudad, The New York Daily News, encontró que en las comisarías donde trabajaban los agentes asesinados sólo se emitió una boleta de citación criminal en los siete días posteriores al ataque, cuando en la semana previa se habían presentado 626.
Sin "ventanas rotas"
La masiva caída en la actividad de la fuerza pública ha disparado una mezcla de preocupaciones en unos y de esperanza en otros.
Los críticos han usado la oportunidad para arremeter contra la "teoría de las ventanas rotas", mediante la cual los crímenes de baja monta son vigorosamente perseguidos como manera de prevenir la ocurrencia de infracciones mayores.
Ese ha sido un principio fundamental de la política policial de Nueva York desde que Rudy Giuliani se convirtió en alcalde en 1994, pero ha sido muy criticado porque aplica castigos desproporcionados a las minorías.
Algunos comentaristas se preguntan si la población empezará a notar que los previamente altos niveles de actividad policial son innecesarios para mantener la seguridad de la ciudad.
Muchos destacan una línea en particular de lo publicado por el Post: que la policía ahora "se hace la vista gorda en algunos crímenes menores y realiza arrestos sólo "cuando tiene que hacerlos", algo que evidenciaría el exceso de celo que ejerce normalmente la fuerza.
"Bueno, solo nos queda esperar que el sindicado del NYPD (siglas en inglés del departamento de policía de Nueva York) y De Blasio arreglen sus diferencias pronto de manera que la policía puede volver a arrestar gente por razones más allá de "cuando tienen que hacerlo", escribió Scott Shackford en la revista de corte libertario Reason.
Estilo latinoamericano
En The New York Daily News, Harry Siegel sostuvo que mientras la policía neoyorquina tiene "razones reales para estar molesta" con los esfuerzos de De Blasio para dejar expuestos a los oficiales a mayores procesos judiciales, no debieron haber lanzado "esta profundamente perturbadora y sin precedentes, rebelión policial".
Siegel compara el bajón en la actividad policial con un intento de extorsión.
Solo que con los índices de criminalidad cayendo en 2014 y con las calles aparentemente en calma incluso durante esta (in)acción de los agentes, el tiro podría salir por la culata.
"Es difícil manejar un chantaje de este tipo cuando la gente no se siente amenazada. Y Nueva York cerró 2014 con cifras bajas en muertes, violaciones, hurtos agravados y robos. Por más de 20 años el crimen ha caído mientras NYPD ha doblado y redoblado sus esfuerzos. Llega un momento en que la quimio es más mortal que el cáncer", escribió Siegel.
Otros van incluso más lejos, calificando la movida policial como una amenaza a la democracia con reminiscencias de golpe de estado latinoamericano.
"NYPD necesita recordar que existe una cadena de mando y que ellos no están a la cabeza de ella. Lo que la ciudad de Nueva York está experimentando ahora equivale nada menos que a una rebelión", escribió Ben Domenech, en The Federalist.
Este sábado, hubo una pausa en el pulso con el alcalde cuando los oficiales lo saludaron respetuosamente al presentarse en el funeral de Liu, en un notable contraste con el abucheo y las espaldas con la que fue recibido la semana pasada cuando acudió a la ceremonia en honor de Ramos.
El viernes el comisionado de policía William Bratton pidió a los uniformados no repetir aquellas escenas y abstenerse de hacer manifestaciones políticas en el "funeral de un héroe".
Y aunque Bratton dijo que no daba "una orden" ni "amenazaba con acciones disciplinarias" el pedido parece haber restablecido la cadena de mando, al menos temporalmente.
Fuente: REDACCION BBCMUNDO