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Opinión | Amy Goodman y Denis Moynihan:

Donald Trump fue “entrevistado” esta semana en la red social X, anteriormente conocida como Twitter. El entrevistador fue el propio Elon Musk, propietario de la plataforma.

Las preguntas de Musk a Trump fueron tan serviles que End Citizens United, una organización que aboga por una reforma de las leyes relativas al financiamiento de las campañas electorales, presentó rápidamente una denuncia ante la Comisión de Elecciones Federales. En la denuncia, la organización describe a la transmisión en vivo, de más de dos horas de duración, como “una flagrante contribución corporativa en especie que infringió las leyes relativas al financiamiento de campañas”. Este acontecimiento representa apenas un momento de unas elecciones presidenciales sumamente tensas y pone de relieve el creciente poder de los multimillonarios que intentan manipular el proceso político en beneficio propio.

Elon Musk es la persona más rica del planeta. El periódico The Wall Street Journal ha publicado algunos de los artículos más reveladores sobre la intensificación de la actividad política de Musk, especialmente su compromiso, recientemente revelado, de ayudar a Trump a ganar las elecciones presidenciales de noviembre.

La periodista Dana Mattioli y otros colegas del periódico escribieron un artículo, publicado a mediados de julio, en el que exponen los planes de Musk de donar la friolera de 45 millones de dólares por mes para la campaña de Trump, es decir, 180 millones de dólares en total. Un fragmento del informe indica: “[El comité de acción política a favor de Trump] America PAC, establecido en junio, tiene como objetivo promover el registro de votantes en los estados clave y persuadirlos para que vayan a votar de manera anticipada o soliciten los formularios para emitir el voto por correo”.

El artículo más reciente de Mattioli, titulado “La intervención activa de Elon Musk para obtener 800.000 votantes para Trump”, detalla la participación directa de Musk en las actividades del súper comité de acción política. El artículo comienza así: “A partir del mes de abril, Elon Musk reservó discretamente una hora de los viernes para una nueva actividad: la política nacional”.

En conversación con Democracy Now!, Dana Mattioli expresó: “Hace apenas unos meses, Elon Musk dijo que no aportaría dinero a ninguno de los candidatos presidenciales. [Pero] lo que hemos visto es un giro completo de 180 grados. No solo lanzó este súper comité de acción política con el objetivo de aportar ingentes sumas de dinero para que Donald Trump gane [las elecciones], sino que también está participando directamente en la campaña para movilizar el voto hacia Trump. También manifestó de manera contundente su respaldo a Donald Trump después del intento de asesinato. Así que [Musk] se ha convertido en un actor político muy importante en este ciclo electoral presidencial. El comité busca conseguir que 800.000 ciudadanos con baja probabilidad de participación electoral acudan a las urnas, en estados claves, para apoyar a Donald Trump. Elon [Musk] también quiere que los trabajadores de sus empresas asentadas en esos estados registren a nuevos votantes para que acudan a votar”.

Sin embargo, como sugiere el último informe de Mattioli, la implicación personal de Musk ha desatado el caos en el súper comité de acción política. A pocos meses de las elecciones, se produjo el despido repentino de empleados y proveedores de servicios fundamentales, quienes fueron sustituidos en su mayoría por miembros de la fallida campaña presidencial del gobernador del estado de Florida, Ron DeSantis.

Como el resultado de las elecciones presidenciales de Estados Unidos se decide en un reducido número de estados disputados, la inyección de grandes sumas de dinero para movilizar a los votantes en esos estados podría tener un impacto decisivo. Los esfuerzos del America PAC se enfrentan a un renovado entusiasmo en el Partido Demócrata y en la campaña presidencial de la vicepresidenta Kamala Harris y su compañero de fórmula, el gobernador del estado de Minesota, Tim Walz.

Por su parte, los demócratas también cuentan con varios multimillonarios que aportan a los comités de acción política que abogan por sus candidatos. Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn y actual miembro de la junta directiva de Microsoft, ya ha donado diez millones de dólares para apoyar la candidatura de Harris. Hoffman también ha declarado que confía en que Harris, si gana las elecciones, destituya a la presidenta de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, Lina Khan, una funcionaria designada por Biden que ha llevado adelante con firmeza las medidas antimonopolio impulsadas por el Gobierno estadounidense. Como informa el medio The Lever, las medidas antimonopolio podrían impedir que Microsoft adquiera una empresa de inteligencia artificial en la que Hoffman ha realizado importantes inversiones.

Independientemente de las sumas de dinero que los multimillonarios y millonarios vuelquen en la campaña, ya sea de forma transparente o a través de formas de financiamiento ilícitas, la ciudadanía estadounidense será quien tenga la última palabra en las elecciones de noviembre. La campaña de Harris-Walz confía en que una base revitalizada, con un importante apoyo de las organizaciones sindicales, los impulse a la victoria en noviembre.

El sindicato United Auto Workers, uno de los más grandes y poderosos de Estados Unidos, ha manifestado públicamente su respaldo a Harris y está movilizando activamente a sus miembros para garantizar la victoria electoral de la vicepresidenta.

Tras la conversación entre Trump y Musk transmitida en vivo en la red social X, el sindicato United Auto Workers presentó una denuncia ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales en la que acusa a Trump y a Musk de intentar “amenazar e intimidar a los trabajadores”. Musk se rió cuando Trump elogió su habilidad para recortar puestos de trabajo.

Donald Trump: “Usted es el mejor en eso de recortar [personal]. Yo veo lo que usted hace. Usted entra y simplemente dice: '¿Quieren abandonar el trabajo?'”.

Elon Musk: “Sí”.

Donald Trump: “Los trabajadores se declaran en huelga –no voy a mencionar el nombre de la empresa, pero se declaran en huelga– y usted dice: 'Está bien. Están todos despedidos. Están todos despedidos. Se van todos'. Usted es el mejor en eso”.

United Auto Workers alegó que la amenaza de despedir a trabajadores en huelga estaba dirigida a la plantilla no sindicalizada de Musk en la empresa Tesla. El sindicato tiene más de un millón de afiliados en todo el país, muchos de ellos en Michigan, un estado clave. En noviembre, quizás sean los trabajadores, y no los multimillonarios, quienes rían los últimos.