Desde que nos vamos formando como individuos e individuas, nuestros padres se ufanan en darnos una educación digna, que nos vaya preparando para enfrentar los avatares de la vida, a los fines de que podamos desarrollarnos en la sociedad con pudor, apegado a los preceptos y seamos hombre y mujeres de bien.
Una vez moldeado como seres humanos siempre está impregnado en nuestras memorias los ejemplos inculcados por nuestros progenitores y toda la estirpe familiar, tratamos de hacer las cosas de forma correcta, apegado a principios morales y éticos, actuando con decencia e integridad, tratando siempre de cumplir con las normas establecidas, con respeto a la ley, cumpliendo con el orden instituido, y son esos mismos patrones los que nos esforzamos por transmitir a nuestros vástagos impregnado con el ejemplo.
En ese afán del diario vivir y cumplir con lo correcto comenzamos a ser acorralados y acorraladas por nuestro entorno de origen, que a medida que vamos puliendo nuestra forma de expresión y actuar , nos van tildando de “privar en fino” o nos llaman “ el distinto o la distinta”, nos acusan de que hemos cambiado mucho, y en nuestro interés de cumplir con las normas , nos tildan de legalistas, moralistas, o en expresión popular de “pariguayo o pariguaya” , en fin, cualquier tipo de epítetos denigrante por el simple hecho de querer cumplir con lo correcto.
Estas acciones las vemos y la vivimos a diario, pues somos los y las “idiotas” que cogemos el carril correcto para doblar, mientras el resto avanza por el carril contrario, nos miran y se burlan por estar haciendo lo debido; de igual forma cuando nos paramos en el semáforo en rojo , nos tocan bocina y hasta nos maldicen por no cruzar , somos los que no tiramos la basura en las calles hasta encontrar un zafacón , los que respetamos el orden de las filas y los turnos , los que no hacemos ruidos para no importunar a los vecinos y las vecinas, y si reclamamos , la respuesta es clásica, como decía una vecina donde residía, que cuando colocaba su música para ella y para todos , antes los reclamos, nos enrostraba la expresión “ al que le moleste la bulla, que se mude pa´ Piantini”.
Pero esta conducta también es asumida contra los y las que cumplimos con las normas, por el propio gobierno, pues a los que acudimos a solicitar cualquier servicio, en las oficinas gubernamentales , en la mayoría de los casos, obvian su condición de servidores públicos, sustentados con nuestros tributo y nos ven como estorbo, hasta ir a pagar los impuestos es difícil y nos colocan todas las trabas y dificultades posible, mientras los evasores y las evasoras gozan de toda tranquilidad ante la mirada indiferente de las autoridades.
A los que pagamos el servicio de electricidad es a quienes nos cortan el servicio si nos atrasamos con una hora para el pago, en cambio los que no la pagan, no son atacado ni perseguido, los y las que llegan temprano a sus compromisos, son los que tienen que esperar por las tardanzas de los otros.
Pero al final de la jornada resulta que cada vez que el Estado ha necesitado incrementar sus ingresos, los distintos gobiernos han acudido a nuestro soberano club a buscar los recursos que le permitan solventar los gastos del mismo, para con ellos pagar su burocracia, continuar con el paternalismos y asistencialismo social expresado a través de diverso subsidios sociales, de los cuales nuestro club está excluido y sin poder protestar porque no tenemos vocero , ni representación que defiendan nuestras posiciones y cuando se abren las discusiones los empresario, los sindicatos, los gremios, las asociaciones claman por su sector y todos tienen representatividad, excepto nuestro club
¿Quiénes somos? Somos los y las que cumplimos las reglas, los trabajadores y las trabajadoras incansable que luchan por superarse con sudor y sacrificio en procura de avanzar, los y las que procuran ser decentes , los y las que hacen un sacrificio por educar a sus hijos e hijas, los y las que a base de préstamos endeudan sus vidas en procura de avanzar, los que no recibimos subsidios sociales por no ser pobre, los que no recibimos exoneraciones y exenciones por no ser rico, somos los y las excluidos y excluidas , los sin dolientes , somos los soberanos miembros y miembras del CLUB DE LOS PENDEJOS.