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Opinión | Ramón Antonio Veras

1.-  Recientemente escribí un artículo con el título: “Salvar a la niñez de hoy”, motivado por el descalabro ético y moral de la sociedad donde vivo. 

2.- Tener una existencia de más de ocho décadas, siempre haber estado en mi país compartiendo con clases y capas sociales muy diferentes, me permite saber los cambios que se han operado en la forma de proceder de mis connacionales.

3.- La superestructura social, las ideas sociales surgidas sobre el régimen económico vigente en el país, han incidido de manera negativa en la forma de comportarse el dominicano de ahora.

4.- Mi compatriota de hoy, moralmente está echado a perder; el ambiente lo hace un ente social pervertido, enviciado, que se ha dejado malear por el medio.

 5.- Ideas e instituciones se han encargado de conformar a personas nocivas para estar en sociedad que llegan a ejecutar acciones viciosas propias de bestias.

6.- El lugar donde dominicanas y dominicanos nos movemos es el adecuado para fingir, hacer la comedia, disimular, y siempre estar afectados por aparentar. Es como contrahacerse.

7.- Por cualquier sitio que usted pase, ahí se encontrará con el impostor, con ese patrañero que socialmente se vende como veraz, transparente y limpio, no siendo más que ejemplo de echacuervos.

8.- Estamos en el medio ideal para la mujer o el hombre artificioso, encubridor, adulterado, el diseñado para convivir con el trapacero.

9.- Nuestro país se ha convertido en el paraíso del farsante. Hace tiempo que el hipócrita desplazó de la sana reunión al honesto, sincero y veraz.

10.- La sociedad dominicana de hoy está diseñada para ese individuo que sobresale por fastidiar, no dejar vivir en paz, siempre con su venenosa jeringa.

11.- El objetivo de los bien formados para dañar es crear disgusto, enfadar, hacer sentir incómodo, apesadumbrado y cargado de sinsabores. Nada de hacer para estar a gusto, divertido.

12.- La sociedad dominicana se evidencia dañada porque acepta como normal al que es un habitual chismoso, descalificador, odiador, intrigante, jugador de ventaja, mentiroso, perturbador, calumniador, deslenguado y maldiciente.

13.- Hablar de la sociedad dominicana dañada no es por gusto identificar sus manchas, sino comprobar la vigencia de ellas en cada área de la vida nacional.

 14.- Al dañarse el país donde estamos viviendo, nos impone el compromiso de arreglarlo, ponerlo bueno, no permitir que se empeore, que se eche a perder para siempre.

15.- A los aprovechados, a los que sacan partida del desastre nacional, no les interesa que el país cambie para bien; les basta con servirse, beneficiarse; barrer hacia adentro; pescar en río revuelto, llevar el agua a su molino.

16.- Aquellos que creen que la actual sociedad dominicana con sus lacras es la que merecemos, pues que la conserven. Pero quienes la rechazamos por inservible debemos accionar para construir un nuevo orden social adecuado para el limpio desarrollo humano.

Santiago de los Caballeros,

9 de marzo de 2025.