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Opinión | Por Hugo Murno/Periodista e intelectual argentino

Corre el año 1958, este cronista con sus apenas 16 eneros ya garabatea algunas notas periodísticas o toma fotos con espíritu de reportero gráfico para alguna publicación local (de Bernal y/o de Quilmes), al tiempo que participa activamente del hacer político estudiantil, haciendo sus “primeras armas” en la lucha a favor de la enseñanza laica contra los que apoyan “la libre” impulsada con espíritu privatizador desde el gobierno nacional encabezado por el presidente Arturo Frondizi, gobierno elegido en febrero de ese año, en comicios condicionados por la dictadura que se había instaurado en el país tres años atrás, tras el golpe de Estado mal llamado de la “Revolución Libertadora”.

 En tanto, a miles de kilómetros de la Argentina, pero en la misma Latinoamérica, un quijotesco grupo de barbudos guerrea en la Sierra Maestra y logra derrocar a la dictadura del sargento Fulgencio Batista que ensangrentaba a Cuba, país que hasta entonces oficiaba de garito y prostíbulo de los EE UU. El 1 de enero de 1959 los guerrilleros entran victoriosos en La Habana: esos barbudos (y numerosas mujeres también) se hacen cargo del gobierno de la Isla, encabezados por Fidel Castro, Camilo Cienfuegos, Húber Mattos, Ernesto Che Guevara y Raúl Castro. 

Lo que sigue tal vez sea historia conocida para algunos lectores del Bernales. Pero seguramente no lo sea para las generaciones más jóvenes. En el país, un nuevo golpe de Estado derroca a Frondizi y todo su gobierno después del triunfo del peronismo en las elecciones de 1962, realizadas para renovar diputados, senadores y gobernadores de provincia. En Cuba, desaparecido Camilo Cienfuegos, en un vuelo sin retorno y preso Húber Matos, Fidel, el Che y Raúl, instauran un régimen dogmático, estalinista, asociado a la Unión Soviética (exURSS).La OEA expulsa a Cuba de su seno, y Estados Unidos impone un bloqueo a la Isla que dura hasta hoy. 

Pero desde el sábado pasado las cosas parecen haber tomado un giro totalmente renovador y esperanzador: los presidentes Barak Obama y Raúl Castro estrecharon sus manos y se sentaron a conversar civilizadamente, con miras a cambiar el actual estado de cosas entre EE UU y Cuba y, porqué no, el mundo entero. La reunión se llevó a cabo en ocasión de la VII Cumbre de las Américas y el Caribe, celebrada en Panamá y que contó esta vez, por primera vez, con la presencia activa de todos los países de la región, incluida Cuba. En ese contexto todos, absolutamente todos los líderes de los países hermanos apoyaron el encuentro de Obama y Castro, exigieron una vez más el levantamiento del bloqueo a Cuba y, a la vez, el que ahora se ha impuesto a la vapuleada Venezuela. 

Y en la Argentina ya se transita el último tramo del sexto gobierno democrático, tras la larga noche de la dictadura cívico-militar que enlutó al país. Treinta y dos años después del histórico triunfo de Raúl Alfonsín en libérrimos comicios, Cristina Fernández de Kirchner se encamina al final de su mandato y a dejar en manos de quien triunfe en las elecciones nacionales de octubre, el próximo gobierno democrático, algo realmente inédito y alentador para un país que ha sufrido inestabilidades de todo tipo, desde económicas hasta sociales y políticas, pero que al presente parece estar madurando y entendiendo (sus dirigentes y el conjunto de la población) que todo puede conversarse. Aunque algunas voces disconformes expresen a gritos su posturas discriminatorias y reaccionarias e intolerantes. Aunque algunos periodistiquillos desentonen escribiendo y publicando una carta abierta cuestionando a un jefe de Estado porque se apreste a recibir, por quinta vez, a una jefa de Estado, cuando el papa Francisco, el argentino Jorge Bergoglio, pues de el se trata, ya que es el jefe de la Iglesia y también del Estado Vaticano (con representación en las Naciones Unidas), le ofrezca una nueva audiencia a la presidente Cristina Fernández, que es la jefa del Estado argentino (democrática y mayoritariamente elegida en dos oportunidades). O no.

 Buenos Aires, 13 de abril de 2015