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Opinión | Amparo Chantada/Arquitecta y analista social

En los años 80, el general Lachapelle daba clases magistrales sobre el desarrollo de las batallas militares, analizando el terreno, los movimientos de las tropas en un análisis que no dejaba a nadie indiferente,constituían un ejercicio pedagógico de gran importancia para todos aquellos que amaban la geografía, las estrategias espaciales de los militares del siglo XIX que debían conocer a fondo el “terreno” antes de lanzarse a los peligros de la guerra.

 Pues, copiando a ese maestro, nuestros profesores de historia y geografía podrían explicar la guerra de Abril del 65 con un mapa de Ciudad Trujillo (el de 1955), explicando a los estudiantes lo que ocurrió en esos meses de abril-mayo-junio entre los militares, los civiles, unos con armas pesadas, otros con palos, piedras, coraje y sacrificio; eso sería la Batalla del Puente Duarte sobre el río Ozama, San Isidro allá a 40 kms. y hablar de la ciudad, de su extensión, de sus equipamientos (puentes, avenidas, puertos) y los barrios de la ciudad.

Para la guerra de posición, delimitar la zona acorralada e arrinconada, ubicar los comandos en ese espacio urbano, relacionarlos con los principales monumentos de la zona, sus calles, avenidas para que los estudiantes entiendan el heroísmo de resistir en tan reducido espacio, paralizado en parte en sus actividades y hablar de resistencia, de sobreviviencia. porqué no. Hablar de lo que ocurrió en la zona Norte de Santo Domingo e imaginar una zona bombardeada por aviones ciegos, pero no tanto, pues tenían a la población como “blanco” sin misericordia, las casas afectadas y destruidas, a pesar de los espejitos en las azoteas.

En un mapa de la ciudad, se podría ubicar los campamentos militares, los dos puentes existentes, sobre los ríos de la capital, en esos años y el Palacio Nacional, San Carlos, delimitar la zona de seguridad, y los monumentos de la zona colonial. En las afueras de esa zona, ubicar la embajada de los EE.UU., lugar de las negociaciones, las otras embajadas por ser lugar de asilo político de algunos, el hotel Embajador, el puerto de Haina (famoso por ser el puerto del Central río Haina y hablar de la caña de azúcar) y vendrían las preguntas sobre la ciudad, su tamaño, sus instalaciones, sus viviendas rudimentarias, los barrios de la zona norte, Televisión Dominicana y el famoso “por qué todo esto”. Así se despiertan las pasiones y se motivan las vocaciones.