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Opinión |

Vayamos al grano: Aunque Haití es parte de la comunidad iberoamericana, ni a la OEA ni a los Estados Unidos, les corresponde resolver los gravísimos problemas de la hermana nación.

La humanidad sabe que hace 250 años Haití era la colonia más rica de Francia, por sus vastos recursos y la plusvalía de la esclavitud, y todos conocemos que después de que los esclavos lograron liberarse y establecer la primera revolución negra del mundo, derrotando entre otros al poderosísimo ejercito Napoleónico, todos los países con esclavos le hicieron un boicot y Francia, en particular, le impuso un bloqueo naval y un embargo que obligo a Haití a pagarle “una deuda por independencia” de 150 millones de francos oro, luego rebajada a 90 millones, que Haití nunca pudo pagar, aunque dedicara todos sus recursos para hacerlo, a costa de su incipiente desarrollo económico.

Los resultados de esta situación se sufren hasta hoy, siendo Haití el país más pobre de América y el que con 10.32 millones de habitantes, en la tercera parte de la La Hispaniola, ha erosionado su medio ambiente de tal forma que hoy apenas cuenta con un dos por cierto de área verde. República Dominicana, por otro lado, tiene 10.4 millones de habitantes, para un total de 21 millones de personas en una pequeña isla de apenas 42,000 kilómetros cuadrados.

Para entender la gravedad de esta situación, solo tenemos que compararnos con Cuba, con apenas 11.27 millones de habitantes, en una isla donde cabrían todas las demás islitas del Caribe. En Cuba, esta tasa de población se mantiene gracias a la educación sexual y a los programas de salud reproductiva, entre otros factores, convirtiéndose la maternidad en una elección no en una fatalidad de la pobreza.

Diga lo que diga la OEA, la realidad es que la isla no soporta esta densidad demográfica, y en ausencia de un gobierno como el de China que limitó la maternidad a un niño o niña por familia para manejar las demandas alimenticias, de salud y vivienda de su población; y de programas de planificación familiar, que no boicotee de manera irresponsable la iglesia, la única solución para la tragedia haitiana es que Francia facilite el traslado masivo (algo así como el de los ex esclavos norteamericanos a Liberia) de varios millones de haitianos a uno de sus territorios de ultramar: la Guayana Francesa.

Por qué a la Guayana Francesa? Porque es la zona con menos densidad poblacional de la región ultraperiférica de la Unión Europea, con una extensión de 92,300 kilómetros cuadrados, es decir tanto territorio como Portugal, limita con Surinam al oeste y Brasil al este y al sur, y apenas tiene 208,000 habitantes.

Autora Chiqui Vicioso