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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

Después de tres días fuera, estaba ansioso por llegar a casa. Pero el afán se me esfumó cuando me peché con un milagro: la calle La Veredarecién asfaltada. La Vereda esuna de las  vías principales de mi comunidad.

Estaba por años llena de agujeros por todo sitio que algunas veces semejaba un cráter lunar. Sobre todo cuando CORAASAN construyó el drenaje cloacal y dejó la calle cortada en trozos.El polvo se levantaba con cualquier brisa en tiempo de sequía y el lodo se volvía una melcocha de melaza cuando llovía.  

Sin embargo, hela ahí limpia y reluciente con la talvia aún fresca. 

Continúe mi camino con los ojos bien abiertos captando cada detalle de esa obra repentina de ingeniería. Llegué a la casa, me serví un vaso de agua, me senté en la mecedora blanca y, cuando apenas bebía el primer sorbo, sonó el teléfono. 

Era Doña Charo, al otro lado de la línea,que me daba otra sorpresa que explicaba la primera: la visita del Presidente Danilo Medina a Don Pedro.

 En Nigua donde Dios Dirá

 Yo estuve el pasado fin de semana en Nigua. La estadía en ese municipio de la provincia San Cristóbalse debió a la invitación que me giraronpara facilitar un taller a un grupo de dirigentes comunitarios. El manejo del ciclo presupuestario, el acceso a la información pública, y el monitoreo de la gestión pública fueron, entre otros, los temas abordados. A mi me tocó la cuestión del presupuesto participativo municipal.

 “Dios Dirá” se llama la comunidad donde se desarrolló la actividad formativa, pero sorprende el hecho de que El Señor hasta ahora no ha dicho nada. Ha preferido callar. La comunicación telefónica e internet en Dios Dirá, por ejemplo, es prácticamente nula. Y gracias a ello el fin de semana me mantuve desconectado de la dinámica de Don Pedro, donde vivo.

 Un clavo pasa’o

 De manera que tenía a Doña Charo al teléfonoponiéndome al día. Ella es una dirigente comunitaria, integrante de Unidos por el Progreso, unidad que coordina las organizaciones de Don Pedro. El Presidente Medina iba a inaugurarla Escuela Básica Profesor Rafael María Peralta Sosa. Había que aprovechar esa oportunidad de oro para plantearle al Presidente las demás necesidades urgentes y sentidas de la comunidad.

 Fue así como el lunes 13participé en la reunión de Unidos por el Progreso, celebrada en casa de Damián Peralta, presidente de la agrupación. Ahí se debatieron las propuestas y demandas a presentarse respetuosamente al Presidente Medina.  Sabedores de que la escuela llevará el nombre del Profesor Rafael María Peralta Sosa, padre de Damián, se pensó que sería fácil hablar con el presidente. “Un clavo pasa’o”, me dijo con excitación un amigo comunitario.

 El 14 se redactó la carta donde se denuncian los principales problemas del lugar y se sugieren soluciones prácticas para superarlos.Se imprimieron 30 copias. Todos quedamos satisfechos. Solo quedaba esperar al día siguiente la entrega del plantel por el Presidente Danilo Medina y la entrega de nuestras demandas por Damián Peralta.

 El evento estaba pautado para el miércoles 15, a las 3:00 pm. A las 2:30 pm se anunció que el Presidente tenía un pequeño atraso y llegaría a las 5:00 de la tarde.

 Me enteré del cambio de horario cuando caminaba hacia la escuela y me topé con líderes comunitarios y con politiqueros que iban y venían con la desesperación pintada en la cara por el tiempo que les tocaba esperar para ver al mandatario.

 Ya en la escuela, al entrar,vi que registraban los bolsos de las mujeres y, cuando me tocó el turno, el mío también. En el patio instalaron una inmensa carpa decorada con los colores de la Bandera Nacional. El techo y los laterales estaban forrados concientos de yardas de tela roja, azul y blanca.

 Un monitor gigante proyectaba imágenes alusivas a las bondades del Presidente. Niños y niñas, profesores y profesoras, todos bien arregladitos informaban de la grandeza y compasión del Jefe de Estado.

Todo lucía grandilocuente como en las ferias. El numeroso público rebasó las expectativas. Las sillas no alcanzaron, por lo que eran más los que estaban parados que los sentados. La célebre hospitalidad del santiaguero quedó aquí como cosa del pasado: los jóvenes no cedieron sus sillas a los ancianos ni los caballeros la de ellos a las damas. Por todos los rincones se observaban grupitos de cofrades comentando sus pericias para interceptar presidentes y ministros. Son los mentados “Pica, Pica”, personajes que persiguen los políticos para pedirle dinero.

 

Ahí estaban también parados los dirigentes comunitarios, al pie del cañón. Muchos de ellos enchaquetados, con trajes que tenían años guardados en el clóset. Ya se sabe el truco: rociarlos con agua y cepillarlos pacientemente con un cepillo de limpiar zapatos. Hay que lucir bien ante el Presidente.

 Por fin, a las 5:15 pm, dos helicópteros sobrevolaron el área.  “¡Ese es el de Danilo, el Presidente!”, exclamó casi al unísono la concurrencia.  “El nuevo es el helicóptero presidencial”,  dijo uno con el tono de suficiencia intelectual, mismo tono que, antes de encaramarse al poder, era característico entre los peledeístas. (Oigan a Felucho y notarán de que estoy hablando).

 Captar el momento decisivo

 Una batería de periodistas gráficos entraron corriendo, empujando todo lo que encontraban a su paso. Cada uno se abre paso a codazos para ubicarse en el ángulo correcto. Necesitan un encuadre sin obstrucción y congelar en un click el momento decisivo. El momento decisivo es como un relámpago.  Es el instante de transición donde el presente se junta con el futuro en un breve gesto. El resultado es una imagen que cuenta una historia mejor que mil palabras. El Presidente tiene libros completos en imágenes logradas por su eficiente y discreto equipo de fotógrafos.

 Pero eso lo logra el equipo encabezado por Marchena en un escenario controlado: las visitas sorpresas.Y estamos en un evento formal del Jefe de Estado. De modo que a las 5:23 de la tarde, el maestro de ceremonia,José Guillermo Sued,con voz potente y dicción perfecta anunció la entrada del Presidente Danilo Medina Sánchez.

 El mandatario, quien había participado en dos inauguraciones anteriores ese mismo día, lucía de buen ánimo, sin una pizca de cansancio. Subió a la tarima, se sentó, seguido del séquito y acto seguido sonaron las notas del Himno Nacional.

 Cientos de celulares inteligentes, en manos de quienes tal vez no lo son tanto, grababan el acontecimiento.

 Lo que siguió se repite en cada inauguración. Janet Marte, directora del inaugurado centro educativo dio la bienvenida a las autoridades y a los concurrentes, en tanto que la estudiante de octavo grado Erika Reynoso, agradeció en nombre de los estudiantes de la comunidad.

 El ministro de Obras Públicas lee el reporte financiero de la construcción y su capacidad instalada. 60 millones 731 mil 271 pesos con 64 centavos fue la inversión en el inmueble. El equipamiento costó4 millones 360 mil 528 pesos con 38 centavos. ¿El costo global? 65 millones 091 mil 800 pesos con 01 centavos. Posee 23 aulas, para albergar 770 alumnos.

 

 Todo marchaba bien pero el turno del Ministro de Educación me puso nervioso. El habla de las ejecutorias del gobierno, de la transformación integral educativa y de revolución.

 

 En la última palabra es que está el problema. Cuando mencionan la palabra revolución, así de repente, a boca de cañón, a mí como que me da un tic nervioso que me hace bajar la cabeza.Es un gesto repentino como quien esquiva un tiro. Y Carlos AmaranteBaret repite la palabra revolución una y otra vez sin compasión, como metralleta bien aceitada.

Por suerte el diácono Alejandro Díaz estaba ahí para bendecir la obra y a los asistentes.Al menos eso creía hasta que le abrieron los micrófonos y se despachó con linduras como ésta:“los números que dan las encuestas al Presidente se quedan cortos, este es un gobierno que funciona y sus funcionarios también.”

 Sonia Leonor Peralta, hija de Rafael María Peralta Sosa agradeció, en nombre de la familia Peralta, al Presidente Medina y a las autoridades de educación que honraran el nombre de su padre, quienlaboró como maestro durante más de treinta años.

 Finalmente, al Presidente Danilo Medina Sánchez le correspondía cortar la cinta. Éste, tijera en mano, cortó con precisión y habilidad tantos trozos como funcionarios presentes. Entregóun pedacito a cada quien y dijo adiós blandiendo la mano a uno y otro lado, mientras sonreía tímidamente.

Me quedé buscando con la mirada a Damián, quien se quedó con la carta en mano esperando el discurso del Presidente Medina y la oportunidad para entregársela.

 Pero Danilo sólo dijo Adiós.