En la vida hay visitas que hacen más daño que bien. Joao Santana llego desde Brasil, a la República Dominicana, preparado para disfrutar las sensaciones del clima tropical en una isla caribeña.
El experto en comunicación política, quería experimentar la impresión de estar en una isla dividida en dos estados con culturas totalmente disimiles. Y hacer lo que él sabe de sobra, manipular la percepción.
En efecto, Joao, como estudioso de la sociedad, sabe que el trópico aporta olores y sabores distintos a los de climas continentales. Está al corriente de que las imágenes artificiales y naturales componen colores más brillantes, ¡llenos de vida!
Con el calor, es más fácil distinguir los objetos al palpar su textura. Incluso, hay que repensar el equilibrio en un terruño donde todo parece moverse con intensidad.
De modo, pues, que la tarea de Joao en el país era, codificar y descodificar esas sensaciones, típicas de la experiencia tropical. Los datos entrecortados se amontonaban en el cerebro de Santana. Era de rigor, reponerse al atosigamiento de información inconclusa, compitiendo una con otra, en un sinsentido enloquecedor.
Descuiden, “que no prenda el pánico, las antenitas de vinil”, de Joao Santana están habituadas a bombardeos de esta magnitud. La verdadera especialidad del carioca es manipular las sensaciones para variar las percepciones, no en balde es conocido como el mago de la percepción política.
Ahora, el que va a llorar lágrimas de sangre es el pueblo dominicano, que será bombardeado con datos incompletos de todo tipo. Es lamentable que, el mago brasileño corra con mejor suerte que los isleños. La formación escasea en la isla y la debilidad mental dificulta desmenuzar y organizar tanta información.
En sí, la misión de Santana consiste, en hacer creer que en la historia dominicana el Presidente más popular ha sido el Lic. Danilo Medina. En otras palabras, el logro de Joao esta en hacer que la gente crea en cosas que parecen reales.
No importa cuánto cueste, hay que convencer el electorado dominicano de que es imposible una derrota para el Presidente Danilo Medina. En eso trabajó el mago brasileño, en inducir sensaciones en la población y al mismo tiempo, les ayudo a organizar las piezas del rompecabezas en el imaginario colectivo. La proeza llevo a Joao a mezclarse con la población, consultar informantes claves y socializar la información procesada.
La vida le juega malas pasadas a las intenciones humanas. El congreso de Brasil abrió una investigación de corrupción estatal denominada “Lava-Jato”. Como reza la tradición popular, “la alegría en casa pobre dura poco”. Los implicados en la operación fraudulenta, van desde el sector privado, hasta el más alto poder político. Los principales vinculados son, la compañía petrolera del Estado PETROBRAS, la empresa constructora de capital privado Odebrecht, y el renombrado asesor internacional de imagen electoral, Joao Santana.
Las indagatorias siguen su curso normal. En Brasil es difícil que el gobierno influya para variar las decisiones judiciales. Las cosas se complicaron, el principal accionista de Odebrecht y Joao fueron requeridos por los tribunales brasileños, ambos guardan prisión hasta dejar claro las responsabilidades.
La marcha forzada de regreso a Brasil, Joao la inició satisfecho del deber cumplido. La percepción electoral de los dominicanos había sido falseada de manera irreversible. Santana, estaba convencido de que los dominicanos creían con firmeza, que el Presidente Danilo Medina, es un gobernante cercano a la gente.
Las elecciones se celebraron como estaba previsto. Las irregularidades sucedieron como se había advertido. Las máquinas para el conteo automático de votos constituyeron un desastre mayúsculo. Los resultados fueron cuestionados en todos los niveles de elección, menos en el nivel presidencial.
Los desórdenes, provocados por las dudas sobre los resultados electorales, no cesaban. La violencia dificultaba el desarrollo de la jornada laboral.
A su pesar, la situación es insignificante. Lo que importa es que, Danilo Medina fue reelecto Presidente de la República para un segundo mandato, “cuatro años más y después hablamos”.
¿Cuánto costo eso al Estado dominicano y al pueblo en sentido general? ¡Nadie lo sabe y quizás, nunca lo sabremos!