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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

El triste estado de Haití es conocido por todos, ignorados por muchos y atormentados por algunos; pero, de todos modos, se augura transformación y posibilidad de salida de esa deprimente situación.

 Las personas más interesadas en el cambio de ese sombrío estado que se extiende a través de los años mantienen esperanza y expresan sus anhelos, diciendo: “Aunque llenos de problemas, no estamos sin salía; tenemos preocupaciones, pero no nos desesperamos”. (2 Corintios 4: 8)

 A veces, pienso que no vale la pena preocuparse por Haití; pero no me es posible estar en silencio y desprevenido por múltiples razones de índole de solidaridad humana, fe y fraternidad cristiana y simplemente por las virtudes como criatura de Dios, que son parte de mi ser como persona; pues, hago reflexión sobre esta frase: “Tu indiferencia ante la injusticia te hace cómplice de ella”. “

Sobre el caso concreta que padece Haití, es posible se tengan diferentes perspectivas teológicas, cívicas y sensibilidad humana; más, sin embargo, se necesita tener buenas intenciones y proyectos de aplicaciones concretas para establecer estabilidad y programas a fin de emprender proyectos para encauzar operaciones para la transformación de esa nación para el continuo desarrollo del país.

1.     Son muchas las observaciones, análisis, juicios, comentarios, acusaciones, recuerdos históricos, mal agradecimiento y otras razones que algunos imputan de Haití.

2.     Personalmente, tengo muchas preguntas que salen de mi mente que son difíciles de hacer y muy espinosas para responder de manera objetiva, sincera, correcta, sin sentimiento de venganza, remordimiento, desquite, rencor, revancha, desprecio, discriminación…

3.     Yo me pregunto: ¿Acaso es conveniente que la separación por un muro en la frontera sea separación de fraternidad entre el pueblo haitiano y dominicano?

4.     ¿Cuál sería la consecuencia si la comunidad sirio-libanés y los ciudadanos comerciantes, industriales los catalogados como “burgueses” o “elite”, que atrofian al pueblo, sean expulsados del territorio haitiano, dejando así un vacío económico -financiero, merma de actividades laborales, detrimento a los negocios, paralización de las actividades de compra y venta por mayor y al detalle y lo que provee lo que consume la población?

5.     ¿Cuál sería la consecuencia si se instaura un gobierno con asiento en un barrio marginado y encabezado por patriotas de escasa formación política, conocimientos administrativos, manejos de bancos y finanzas, cuestiones diplomáticas…?

6.     ¿Cuál sería la consecuencia, si en lugar de tener un cuerpo policial debidamente entrenado y un ejército apropiadamente instruido en una academia castrense, se dejara la imposición de la organización fuerza regular, en manos de los que crean grupos de protestas, sean o no justificables y coyunturales?  

7.     ¿Qué consideración se debe tener para ocupar los cargos gubernativos de la justicia, seguridad social, defensa del patrimonio nacional o acaso se debe dejar de poner en de patriotas tal vez con buenas intenciones, pero carentes de la necesaria sabiduría, conocimiento y experiencia para gobernar?

8.     ¿Es preciso que Haití tenga por lo menos 50 (cincuenta) años consecutivos de estabilidad, paz, desarrollo sostenible continuo de administración gubernamental sin agitación política, con ideas e intención de unidad de propósito, enfocados en mejorar la situación del país, mediante programas, proyectos y acciones, de manera unificada en proceso dirigido por una persona, un conjunto que no tenga preeminencia de privilegios especiales, más, que todo lo que se haga sea en bien del pueblo en general?

9.     ¿Sería viable y conveniente que Haití tenga una figura mesiánica como Moisés, Mandela, Ghandi, que sería respetado, apoyado y debidamente asesorado para dirigir ese pueblo a salir de su situación de pobreza y estancamiento socioeconómico?

10.¿O sería probable hacer lo que se hizo en Singapur para volverse el país pobre a uno de los más ricos y adelantado del mundo? ¿Podría aparecer un padre fundador de la nueva República de Haití, como sucedió con Lee Kuan Yew?

11.Por otro lado, he cavilado (por entrometido) que si Haití no puede normalizar su triste Estado, que las Naciones Unidas y/o una colección de personas capacitadas y dispuestas o un conjunto países desarrollados que determinan entrometerse y de manera concluyente formalizaren una especie de “Plan Marcial” que programa todas las acciones gubernamentales de: educación, salud, obras públicas, comercio, economía-finanzas, gestiones comerciales nacionales, asuntos gremiales, accesorias académicas, tratos de asociaciones de profesionales, relaciones humanas, problema de escasez de agua, reforestación (organizada y vigilada), electrificación, formación técnica, gestación constitucional para un gobierno presidencialista, conducción de justicia, programas  de ética-moral, academias para entrenamiento policial y militar, consolidar empresas,  asistencia para facilitar los medios de comunicación, organizar las redes de transporte, fomentar juegos deportivos y competencias atléticas, encauzar miramientos a  Las ONGs y grupos similares, combate de las hordas de la delincuencia…