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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

En una remota época la semana santa era una celebración sagrada. Muy pocos se atrevían a hacer irreverencias. Los que la hacían se cuidaban de que su acción quedara oculta, en la oscuridad de lo profano. Pero esos eran otros tiempos.

En la época presente la semana mayor es todo un pandemónium donde se mezclan los fieles e infieles.

Era común que los vecinos más entregados a los deleites del alcohol, la juerga y el cabaré, en semana santa se recogieran en la paz del Señor. Era como si el mismísimo Dios los hubiera llamado con su voz de trueno.

En esa época, el anuncio de endurecer las medidas de encierro por la Covid-19 no habrían provocado los malestares que mucha gente sufre hoy. La alabanza llegaba al límite, la gente barría sus casas con saco de jeniquén.

¿Qué es la semana santa?

La Semana Santa inicia el Domingo de Ramos y culmina con el Domingo de Resurrección. Comprende un periodo de ocho días que, a su vez, es la conclusión de la cuaresma, un ciclo más largo, que tiene una duración de cuarenta días. En la Semana Mayor, como se le conoce, los cristianos conmemoran el Triduo Pascual, es decir, los momentos de la Pasión, la Muerte y la Resurrección de Jesucristo. Vista la definición no hay escapatoria, hay que hacer la pregunta.

¿Las restantes cincuenta y una semanas del año son profanas, embrujadas o qué?

Si un campesino se encuentra con otro en el camino real o divisa al vecino frente a su casa, el saludo siempre es el mismo.

-- Buenos y santos días vecino --, exclama.

La respuesta es consecuente a la exclamación.

-- Así será de Dios.

Es como si para estos todos los días sean santos. María Olinda, mi madre, afirmaba que, si todos los días son de Dios, entonces, todos son santos. A pesar de que Mariola celebraba a pie juntilla los rituales de semana santa.

¿Cómo se celebra la semana santa?

El domingo de ramos la celebración de la palabra sirve para bendecir los ramos de palma tejidos en forma de cruz. Las cruces de palma benditas se usan como amuleto protector de las casas, los carros o las empresas. Los feligreses llevan agua para que el padre la bendiga. Los rituales continúan el lunes santo con otra misa que se repite día tras día. Cada ceremonia comprende evangelios diferentes. Como ésta es la segunda semana santa en medio de la pandemia del coronavirus, las celebraciones litúrgicas pueden seguirse por la televisión.

El jueves y el viernes santos, después de las misas, se organizan sendas procesiones de alabanzas. La procesión de los viernes santos incluye las visitas a las siete iglesias y el vía crucis. Estas son las tradiciones más antiguas practicadas en semana santa.

Pero las tradiciones cambian. Las costumbres de la semana mayor no escapan a los cambios del tiempo. En la actualidad la semana santa es un periodo de carnaval, para dar riendas sueltas a los deseos de la carne. Hoy es común las giras a playas, ríos y campos. En las giras se hace de todo, menos reflexionar ni rezar.

Un vecino de mi familia, ya fallecido, --por respeto a sus hijos hago reserva de su nombre-- un día antes de comenzar la cuaresma se daba una borrachera que daba pena. Luego se pasaba los cuarenta días sin tomar nada de alcohol. En la semana mayor se levantaba y no hablaba hasta el mediodía. El lunes después de la resurrección se repetía la borrachera igual o peor que la anterior. El alegaba que esa abstinencia la hacía como un sacrificio purificador del alma.