Contáctenos Quiénes somos
Opinión | Leonardo Boff/Teologo de la Liberación

No es fácil resumir las dimensiones variadas y detalladas de este significativo libro de Antônio Canuto, Vientos de Profecía en la Amazonia: 50 años de la Prelazia de São Félix do Araguaia(2021).

Durante 26 años, Canuto actuó en la Prelazia y anotó todos los hechos, tiempos y contratiempos, conflictos, persecuciones, martirios y, al mismo tiempo, las alegrías evangélicas de estar en medio de los condenados de la Tierra, ribereños, “posseiros”, indígenas y poblaciones tradicionales, testimoniando cómo el obispo catalán-brasilero Pedro Casaldáliga dispuso su vida en función de la dignidad y de los derechos de los más pequeños e indefensos.

Dom Pedro era, ante todo, un ser humano radical, sensible, poeta y místico. Estas características las traía consigo y las profundizó como obispo de la Prelazia de São Félix, zona marcada por grandes conflictos por la tierra.

Son notables los relatos de las Hermanitas de Jesús francesas, que fueron a vivir con los indios Tapirapé, condenados a desaparecer. En todos los años que estuvieron allí, no convirtieron a nadie. Pero hicieron mucho más: salvaron biológica y culturalmente a un pueblo; de unas cuantas decenas de supervivientes pasaron a ser centenares.

Las Hermanitas se hicieron Tapirapé. El gran antropólogo Darcy Ribeiro afirmó que esta inserción de las Hermanitas de Jesús hasta el punto de asumir la vida, las costumbres y los valores de los Tapirapé es un hecho único en la historia de la antropología. 

Es emocionante el relato del asesinato del padre João Bosco Penido Burnier que fue con Dom Pedro a intentar salvar a dos mujeres que estaban siendo bárbaramente torturadas. El hecho brutal fue minuciosamente contado por Dom Pedro en su libro La Muerte que da sentido a mi Credo. Al padre Burnier un policía le disparó un tiro en la cabeza, que acabó matándolo. En el lugar, Ribeirão Cascalheira, se construyó después el santuario de los Mártires, único en el mundo, hoy centro de celebraciones y romerías. 

El 10 de octubre de 1971 cuando Dom Pedro Casaldáliga era ungido obispo, hizo publicar el famoso texto que corrió por el mundo: “Una Iglesia de la Amazonia en conflicto con el latifundio y la marginalización social”.

Su denuncia provocó grandes reacciones por parte de los latifundistas y los agentes del régimen militar. Como todo profeta, conoció la difamación, la persecución y las amenazas de muerte. Una gran tristeza fue percatarse de que hermanos del propio episcopado se opusieron a él con el pretexto de que estaba politizando su misión pastoral. Llegó a ser amenazado de expulsión por la dictadura militar. 

Las autoridades romanas también se asociaron al movimiento, aunque el Papa Pablo VI lo apoyó siempre (“quien toca en Pedro,toca en Pablo”), pues veía claramente que pertenece a la misión de la Iglesia la defensa de la dignidad humana y de los derechos, especialmente los de los más indefensos.

En la Carta que Dom Pedro escribió al Papa Juan Pablo II muestra todo su coraje profético al denunciar que “las estructuras de la Curia Romana no responden al testimonio de sencillez evangélica y de comunión fraterna que el Señor y el mundo reclaman de nosotros. Denuncia igualmente posturas, más o menos inconscientes, de etnocentrismo cultural europeo frente a América Latina. Sale en defensa de las mujeres que siguen estando fuertemente marginadas en la Iglesia”.

En efecto, desde que la Iglesia-institución se dejó absorber por el poder de los emperadores romanos, particularmente a partir del siglo IV con Constantino, se cristianizó el imperio y se imperializó el cristianismo. La cultura imperial empezó a ser adoptada por las autoridades eclesiásticas, asumiendo los títulos, las indumentarias, el estilo palaciego, hasta el día de hoy.

No son pocos los cristianos, acostumbrados a leer los evangelios y a descubrir a Jesús de Nazaret pobre y despojado de todo poder y de la pompa que conlleva, que se escandalizan, y con razón, de todo ese aparato, más próximo a un desfile carnavalesco que a la indumentaria de los seguidores y de los apóstoles del Jesús histórico.

En São Félix do Araguaia hemos encontrado una Iglesia que escogió el lado justo, el lado evangélico, la posición del Nazareno, siempre al lado de los que sufren, de los difamados y hechos invisibles. Su pastoral estaba toda organizada por comunidades de base, con una coordinación colegial, con gran participación de laicos y de mujeres. 

Agradecemos a Antônio Canuto habernos conservado esta memoria sagrada de la Prelazia de São Félix do Araguaia y de su profético y poético pastor, que inspira e ilumina a las demás iglesias, las presentes y las del futuro dispuestas a seguir el camino y la tradición de Jesús.

*Leonardo Boff es teólogo y ha escrito Iglesia: carisma y poder, Vozes 1982; Eclesiogénesis: las comunidades de base reinventan la Iglesia, Record 2008. Publicados ambos en español por la editorial Sal Terrae.

Traducción de Mª José Gavito Milano