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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

El sistema de creencias está basado en ideas determinadas sobre la forma de ver la vida y el mundo, son opiniones sobre los diferentes aspectos de la vida, que se transmiten a través del inconsciente colectivo.

También incluye los valores que influyen en la manera de sentir, actuar y reaccionar y su origen se remonta al proceso de formación inicial recibido en el entorno familiar o de influencia.

 Aunque los sistemas de creencias suelen ser dados por la familia, en algunos casos, las actitudes adoptadas por las mismas limitan el desarrollo de habilidades y destrezas como la proactividad, resiliencia y asertividad, practicas vitales para garantizar un desarrollo integral del ser humano como ente productivo y de naturaleza social.

 Es por lo que, en estos casos, los sistemas de creencias transmitidos se convierten en limitantes en vista de que confinan y coartan la capacidad de acción en diversos escenarios de la vida, ya que suelen arrastrar por generaciones, dogmas y estereotipos que, por lo general, no tienen ningún sustento lógico, más que el hábito y costumbre de hacer las cosas “como siempre se han hecho”, sin cuestionarlas, invalidando y censurando cualquier idea o acción que contradiga dicha práctica.

 Esos dogmas, suelen estar inundados de ideas basadas en una educación antigua que buscaba soslayar la voluntad del individuo como forma de imponer y garantizar el control de las acciones.

 Es partiendo de ello donde los individuos construyen sus sistemas de creencias, la forma en cómo asumen sus capacidades, cómo ven a los demás, cómo interpretan la realidad de la vida, es de donde nacen sus motivaciones y fortalezas para ser o luchar por lo que quieren lograr.

 ¿Porque es importante cuestionar nuestras creencias?

 

A veces se pasan años asumiendo una creencia porque fue inculcada, aprendida y reproducida sin ningún tipo de cuestionamiento y puede que se sienta en una posición cómoda la cual no se quiera abandonar, en vista de que no existen cuestionamientos ni espacios para duda, porque se está haciendo como se suele hacer.

 Es importante cuestionar las creencias cuando las mismas representan una barrera para nuestro desarrollo personal y social, cuando van contra nuestros instintos, no convencen, no nos hacen sentir seguros/as, cómodos/as o si sientes que puede haber algo más.

Algunas creencias limitantes como:  

·         Convencerse de que la vida es sufrimiento.

 La creencia limitante de que la vida es sufrimiento convence al individuo de que la felicidad no es posible, de que todas las acciones generan dolor y como tal es mejor no hacer nada para cambiar su vida.

·         Pensar que al obtener algo se logrará la felicidad

 La felicidad es sobre todo una actitud y un sentimiento integral. No depende de un objeto o de un hecho. Implica haber construido un buen nivel de armonía frente a la vida. También haber desarrollado la humildad, el optimismo y la esperanza.

·         Pensar que quien nació pobre, morirá pobre porque “no todo el mundo puede ser rico”.

El individuo que piensa de esta forma vivirá en una condición de pasividad. Existirá, pero no hará nada para tratar de cambiar o transformar su vida o realidad, en vista de que entiende que morirá como nació.

·         Creer que los demás tienen la culpa de nuestros problemas y como tal, tienen la obligación de resolver nuestras vidas.

Este sentimiento mantendrá a la persona en papel de víctima y en constante conflicto con su propia vida y con los demás, en su entendido de que le deben obligación.

·         La falta o deficiencia, una de las creencias que limitan el crecimiento personal

Esta es una de esas creencias que limitan el crecimiento personal porque basa todo en algo que hace falta. Es típico de aquellas personas que se dicen a sí mismas que no son suficientemente guapas o inteligentes o adineradas, o lo que sea. Y que esa deficiencia es lo que impide su felicidad.

Se trata de una creencia claramente errónea. Cumple la función de desviar la atención del verdadero problema: no aceptarse a sí mismo. Ahora bien, tener algo en exceso no le garantiza a nadie la felicidad. Además, cada ser humano tiene algunos atributos y carece también de otros.

·         Querer hacer las cosas para demostrar a los demás lo que eres capaz de hacer.

El valor de una persona no lo otorgan las cosas que haga o que tenga, el valor es algo innato, intrínseco que viene dado desde el nacimiento. Solo por nuestra condición de seres humanos, somos valiosos/as.

 ·         Creer que no te lo mereces.

  Esta es una de las peores creencias limitantes. Cuando se entiende que no se merece algo, se tiende aceptar y permitir lo primero que llegue, aunque se ponga en juego la dignidad.

 Así como estas, existen cientos de creencias limitantes que rondan por tu mente pero que no tienen asidero, porque no son más que justificaciones cuando no hay argumentos.

 Así que, hoy siéntate, piensa y analiza tus creencias, cuestiona su validez y, sobre todo, examina si con ellas eres feliz y si podrás convertirte en la persona que realmente quieres y puedes ser.