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De la frontera | Fuente Externa

La proeza histórica de su gente es épica y ejemplar. Enriquecieron con su sudor y sangre la tierra en la que fueron arrojados por efecto del látigo colonial de la metrópoli imperial francesa que no quiso reconocer en ellos más que negros eslavizados y útiles para fines de inmisericorde explotación económica

Por FERNANDO FERRAN/Acento 

Haití es un arco iris de realidades divergentes. Conjuga proezas y enigmas. Todos pasados y todos presentes, aún. No es una caja de Pandora rellena de igualadas figuras artesanales, aunque de tallas diferentes, pues se trata de un aglomerado poblacional compuesto por antiguas etnias tribales diversas, sonsacadas y extraídas del África central. Retazos de ébano violados todos ellos en su integridad y ofrendados al ardiente sol caribeño, objetos sometidos al dominio de ricos propietarios de plantaciones agrícolas en un tercio del aborigen `Ayiti´ violado hasta devenir terruño occidental de la antigua colonia de La Española.

La proeza histórica de su gente es épica y ejemplar. Enriquecieron con su sudor y sangre la tierra en la que fueron arrojados por efecto del látigo colonial de la metrópoli imperial francesa que no quiso reconocer en ellos más que negros eslavizados y útiles para fines de inmisericorde explotación económica. La libertad hubieron de ganarla en la primera y única revolución en la historia universal que articuló exitosamente y de manera multidimensional cuatro galardones característicos: (i) auto liberación política (ii) que rompe con un régimen colonial que operaba en perjuicio de un (iii) aglomerado poblacional deshilachado y superpuesto en tanto que pastiche cultural cuya composición interétnica tiene por único elemento común (iv) el de ser todos esclavos o libertos de raza negra expatriados y forzados a salir para siempre de sus respectivas patrias chicas.

A partir de ahí, su devenir histórico pareciera ser fruto legítimo de un augurio fatídico y no el del libre designio de un pueblo que logró romper a la vez tantas cadenas opresoras. El empobrecimiento de los más, así como las divisiones intestinas de la mayoría de los semejantes según la pigmentación de la piel, y de todos esos con los mulatos tenidos como menos iguales a los otros, se renueva y perpetúa.

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