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Derechos humanos | Por Redacción Espacinsular

La discriminación racial y el sexismo sistémicos en los sistemas de salud del continente elevan los riesgos de las mujeres afrodescendientes cuando se embarazan, revela un nuevo informe de la ONU.

El maltrato a las mujeres afrodescendientes a la hora de recibir atención médica puede incluir abuso verbal y físico, negación de atención de calidad y rechazo al alivio del dolor, detalla.  Las mujeres y niñas afrodescendientes del continente americano tienen más probabilidades de morir durante el parto, alertó este miércoles el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la agencia de la ONU especializada en salud sexual y reproductiva.

En un nuevo estudio, el UNFPA refuta categóricamente el argumento de que estas muertes se deban a la incapacidad de ese colectivo de buscar tratamiento oportuno, a haber hecho malas elecciones de estilo de vida o a tener predisposiciones hereditarias. En cambio, da cuenta de un patrón sistémico e histórico de abuso racista en el sector de la salud en todos los continentes.

Desde la educación médica hasta la formulación de políticas y la prestación de servicios de salud, las mujeres y niñas afrodescendientes son sistemáticamente desatendidas y maltratadas, afirma el UNFPA, y detalla que el maltrato que enfrentan cuando reciben atención médica puede incluir abuso verbal y físico, negación de atención de calidad y rechazo del alivio del dolor. 

“Como consecuencia, enfrentan mayores complicaciones durante el embarazo y demoras en las intervenciones, que con demasiada frecuencia resultan en la muerte”, agrega el informe.

Entre los hallazgos clave, el UNFPA destacó que los afrodescendientes en general experimentan niveles desproporcionados de agravio en los entornos de salud, algunos de los cuales se basan en creencias no científicas y racistas que datan de la esclavitud y que todavía están presentes en los planes médicos.

Recopilación negligente de datos

Citó también la negligencia estructural reflejada en la recopilación de datos, precisando que sólo once de los 35 países de América tienen las cifras de salud materna desglosadas por raza, en tanto que apenas seis registran las muertes maternas clasificadas por raza.

Además, únicamente un tercio de los 32 planes nacionales de salud encuestados por la agencia identificaron a los afrodescendientes como una población que experimenta barreras en el sector de la salud.

El estudio señala que de los países con datos disponibles Estados Unidos es el que presenta la diferencia más grande en las tasas de mortalidad materna: las mujeres negras tienen el triple de probabilidades de morir que las blancas durante el parto o en las seis semanas posteriores al alumbramiento.

En Surinam esa tasa de probabilidad es 2,5 veces mayor, en tanto que en Brasil y Colombia es 1,6 veces mayor. Se estima que hay 209 millones de personas de ascendencia africana en América. El racismo sigue presente

La directora ejecutiva del PNUMA afirmó que el flagelo del racismo sigue asolando a las mujeres y niñas negras en el continente americano, donde muchas de ellas son descendientes de las víctimas de la esclavitud.

“Con demasiada frecuencia, las mujeres y niñas afrodescendientes son abusadas y maltratadas, sus necesidades no se toman en serio y sus familias se ven destrozadas por la muerte prevenible de un ser querido durante el parto. La justicia y la igualdad sólo serán posibles cuando nuestros sistemas de salud brinden atención respetuosa y compasiva a estas mujeres”, dijo Natalia Kanem.

El informe subraya que los ingresos y la educación más altos no ofrecen más protección y especifica que las muertes maternas entre las graduadas universitarias afroamericanas en Estados Unidos son 1,6 veces más altas que entre las mujeres blancas con un máximo de educación secundaria.

Acceso a la atención materna

Ante esta realidad el UNFPA insta a los gobiernos, las organizaciones internacionales, y los sectores educativos y sanitarios a tomar medidas para garantizar el acceso a una atención materna de calidad para las mujeres de afrodescendientes y reducir así las altas tasas de mortalidad materna entre ese grupo de población.

Del mismo modo, pide a las autoridades pertinentes que recopilen y analicen los datos de salud desagregados por raza y etnia; insta a las escuelas de medicina a poner fin a la ideología racista en los planes de estudio y de capacitación; y exhorta a los hospitales implementar políticas que pongan fin al abuso físico y verbal contra las mujeres y niñas afrodescendientes.