En los últimos meses hemos sido testigos del aumento de las actuaciones arbitrarias de los agentes de la Dirección General de Migraciones (DGM) y los cuerpos policiales y militares en contra de la población inmigrante haitiana y sus descendientes en el país.
Las acciones ejecutadas desde mediados de mayo en Ciudad Juan Bosch, en Santo Domingo Este, con allanamientos ilegales de hogares y detenciones de personas con sus documentos al día, son apenas una muestra de las arbitrariedades que plagan los procesos de deportación masiva, y de las cuales tampoco escapan las personas dominicanas negras.
Nos preocupa que los agentes de la DGM utilicen el perfil fenotípico como criterio principal al presumir que una persona es inmigrante haitiana en situación irregular, ello constituye una práctica discriminatoria que afecta tanto a personas inmigrantes haitianas como a personas negras dominicanas y a personas dominicanas de ascendencia haitiana.
Tan solo en la semana del 29 de mayo al 5 de junio nuestra agrupación pudo evidenciar detenciones arbitrarias de decenas de personas dominicanas de ascendencia haitiana en el marco de operativos de la DGM en todo el territorio nacional.
Hemos dado seguimiento a diversos casos y realizado numerosas entrevistas para registrar los testimonios de las víctimas. De sus testimonios se desprenden claros indicios de que se habría realizado un altísimo número de detenciones arbitrarias de personas dominicanas de ascendencia haitiana en el presente año, en el rango de los cientos o posiblemente miles de casos. Por lo tanto, denunciamos que estamos ante una violación masiva de los derechos humanos, en el marco de estos operativos viciados por todo tipo de transgresiones a las propias leyes y reglamentos nacionales en materia migratoria.
Testimonios
A continuación, presentamos cinco testimonios de personas dominicanas de ascendencia haitiana, manteniendo en reserva su identidad por solicitud expresa de ellas, ante lo que perciben como el riesgo de retaliaciones por hacer denuncias públicas contra organismos del Estado sobre violaciones a los derechos humanos. Un sexto testimonio, de un testigo dominicano, se refiere a la acción arbitraria de desechar los documentos de personas detenidas en un operativo migratorio. Lo incluimos en aras de evidenciar los métodos ilegales empleados por los agentes de la DGM.
Joven trabajador de 19 años detenido el 31 de mayo en Bávaro
“Yo estaba en una guagua en Bávaro el martes (31 de mayo) en la mañana. Mientras iba rumbo al trabajo, ellos (los agentes de la DGM) me subieron a la guagua. Me pidieron el documento, yo saqué el carnet y me dijeron que me suba. Llegamos al centro de detención de Haina como a las 2 y pico de la tarde. Nos quitaron el teléfono a toditos. Estaban chequeando los papeles y a los que los tenían vencidos los estaban deportando, pero negociaron con algunas personas, los sacaron aparte, y (les decían) que les consiguieran más o menos 300 dólares para poderlos soltar. El carnet mío estaba vencido. Cuando colocaba mi huella (dactilar) me decían que me iban a deportar. Como a las 3:30 de la mañana llamé a mi mamá, avisándole, porque yo nunca he cogido para Haití. Entonces mi mamá se movió, llamó y mandó una foto y me sacaron como a las 4 de la mañana para otro cuarto de investigación.
(A las personas detenidas) les quitan el teléfono y algunos lo pierden porque no les dan el ticket (para reclamarlo). Yo incluso teniendo el ticket no me lo querían dar. A los guardias había que pagarles para poder hacer llamadas. Había personas que tenían hasta un mes detenidos. Yo no comía y otras personas tampoco comían porque la comida (en el centro de detención) no se veía saludable. Estando detenido cogí una gripe. En las habitaciones había un vaho (mal olor), eso no lo lavan allá adentro.
Yo duré dos días y dos noches en Haina. Cuando me dijeron que me iban a deportar me preocupé, porque si me deportan yo no sé para dónde coger. Esto es un abuso bien grande, lo que (los agentes de la DGM) están haciendo. Ellos podrían actuar de otra manera, no de esa manera brutal. Si agarran personas que tienen sus papeles legales, no deberían detenerlas. Había una persona (inmigrante haitiana) que estaba legal y la deportaron el miércoles en la mañana, (cuando lo detuvieron) para poderlo subir al camión lo esposaron, le dieron golpes, el impulso eléctrico se lo pegaron, y cuando llegó allá (a Haina) le quitaron el teléfono y no se lo dieron, ese teléfono para mí se perdió. A la gente a la que le quitaron los papeles y se los botaron, a la mayoría los deportaron.
En cualquier momento me vuelven a conseguir y me llevan a Haina. Me soltaron, pero no me dieron ningún papel (certificando que no debo ser detenido) para que esto no vuelva a ocurrir. De ocho hermanos, tres tenemos el problema (de la desnacionalización, los demás tienen su cédula dominicana)”.
Trabajadora y madre soltera de 32 años, detenida el 30 de mayo en Bayaguana
“Yo soy una madre soltera, tengo hijos grandes y chiquitos, me levanto temprano todos los lunes para ir a trabajar. Me agarraron por Guerra, como a eso de las 8 de la mañana. Cuando les dije que no me voy a apear, me halaron como quiera a la guagua y me pusieron las esposas. Me dijeron: ¿dónde están tus papeles? Se me había olvidado el acta de nacimiento, cuando les enseñé mi carnet y me dijeron que está vencido, les dije que tengo esperanza de que me lo van a cambiar.
Me dijo uno de ellos: todos los días ustedes dicen que van a trabajar, pero no van a trabajar. ¿Y a dónde yo voy? Yo soy jefa de hogar y tengo que trabajar. Le dije: déjame ir a mi casa que tengo apenas una semana trabajando. Otras personas vieron cómo me detenían y les gritaban (a los agentes de la DGM): suelta a esa morena que ella va a trabajar, a buscar la vida de sus hijos, abusadores, porque la gente de esa guagua ya me conoce, pero como quiera me agarraron.
Hablé por teléfono con una muchacha que habló con mi hermana y me trajo mi acta de nacimiento.
Yo por razones de salud no puedo estar con el estómago vacío, pero no me permitieron comprar alimentos ni agua durante horas ni me dieron nada. Me encerraron como si fuera una presa. La camioneta tenía un olor a orines de hace varios días. Detuvieron a mujeres con sus hijos. Pensé en mis hijos, sin saber a dónde me estaban llevando, y me puse a llorar.
Les dije a los guardias: ustedes tienen que tener dignidad. Tratan a las personas mal, les niegan hasta el agua. Yo estaba mareada por mi situación de salud, desde las 7 de la mañana sin comer. Cuando les pedí ir a un baño los guardias me dijeron que orinara en el camión. Me dijeron que no tengo esperanzas de conseguir cédula. Me vinieron a liberar casi a las 5 de la tarde.
Nosotras somos dos hermanas que no tenemos papeles, pero los demás hermanos sí tienen su cédula. Como mi carnet está vencido y no tengo cédula, a ninguno de mis hijos lo he podido declarar. La gente que está buscando su futuro, nacida y criada aquí, no la pueden agarrar así, aunque su carnet esté vencido, somos seres humanos y necesitamos trabajar para nuestros hijos. ¿Cómo yo voy a hacer si no estoy trabajando?”.
Testimonio de un joven de 22 años, detenido en Santo Domingo el 30 de mayo
“A mí me agarraron en la Duarte, en el puente. Me hicieron durar dos días allá (en Haina). Yo les enseñé mi acta de nacimiento y como quiera me subieron y me llevaron para allá. Yo nunca he ido a Haití, no tengo ningún pariente por ahí, estaba asustado de que me deportaran. Tengo tres hermanos, uno solo tiene sus papeles (que acreditan su ciudadanía dominicana)”.
Testimonio de un hombre de 29 años, detenido el martes 31 de mayo
“Si había 300 personas, había como 75 con cédula dominicana que se llevaron junto conmigo. Estuve varios días en Haina, hasta el 6 de junio. Yo me revoltié: ¡yo no soy haitiano! Me revoltié, muchacho. Los que tenían cédula los pusieron aparte y los que iban a deportar, aparte, ya tú sabes. Eso es un bobo ahora, ahora si tú eres moreno, puedes tener tu cédula, pero si tú ves a esa gente y te puedes desviar, mejor te desvías, porque la suerte tuya nada más puede hacer que te dejen. Están trabajando mal, mal, mal, con documentos te llevan, nada más por ser moreno”.
Testimonio de un hombre de 26 años, detenido el lunes 30 de mayo
“Ese día yo venía del trabajo, de la capital, me agarraron en el cruce de Guerra, me subieron en el camión y me llevaron. Yo les dije que tenía el acta de nacimiento en la casa, me iban a dejar ir pero el jefe, un gordito, dijo: ¡súbanlo, súbanlo! Me estaban agarrando por el pantalón y yo les dije: tranquilo que yo me voy a subir. Me llevaron por varios lugares antes de llegar a Haina, yo estaba por grabarlos porque estaban quitándole 3 mil pesos a los haitianos para dejarlos ir, pero no pude. Si yo hubiera tenido (dinero), me sueltan. Me tuvieron de un día para el otro. Nunca he ido a Haití, no conozco a nadie allá, pero estaba tranquilo. Será la voluntad de Dios, dije.
Había un chamaquito dominicano que lo dejaron allá (detenido en Haina). Éramos trece personas y nada más sacaron a seis.
Nosotros somos seis hermanos, estamos en la misma situación, sin cédula, solo acta de nacimiento. Me preocupa que yendo al trabajo me vuelvan a agarrar, tendré que buscar un trabajo de noche. Esa gente anda abusando, agarrando a gente hasta con papeles buenos, gente con cédula (los dejan detenidos) siete días bajo investigación”.
Testimonio de un joven dominicano que presenció la detención arbitraria de trabajadores haitianos de la construcción el 3 de junio en Verón
“Vimos cómo los agentes (de la DGM) le botaron el pasaporte a personas que tenían visa de residencia vigente el viernes en la mañana, eran trabajadores de la construcción de un hotel. Cogimos los documentos que estaban tirados y lo grabamos para denunciarlo en las redes sociales porque es un abuso”.
No más violaciones a los derechos humanos de las personas dominicanas de ascendencia haitiana
Estos testimonios que hemos documentado no solo evidencian las recurrentes detenciones arbitrarias y la corrupción de los agentes de la DGM. Además, nos muestran una parte del catálogo de padecimientos de las víctimas de estos operativos migratorios: torturas físicas y psicológicas, incomunicación, condiciones de reclusión insalubres, negación de tratamientos médicos, extorsiones y robos. Aquí se esboza apenas la punta del iceberg de una política gubernamental sistemática con sesgos racistas.
Como se puede observar, las personas dominicanas víctimas de detenciones arbitrarias por parte de la DGM señalan su vulnerabilidad ante el riesgo de futuras detenciones arbitrarias y es un elemento común de sus testimonios el hecho de que los agentes migratorios persiguen específicamente a las personas de piel oscura. Eso en sí mismo constituye un indicio de la aplicación de directrices institucionales racistas, por lo tanto, una gravísima violación a los derechos humanos.
El promedio de deportaciones realizadas por el Estado dominicano en los últimos cinco años ronda, según las cifras oficiales, las 50 mil deportaciones anuales. Este año hemos visto un aumento de la frecuencia y magnitud de los operativos de deportación masiva, lo cual aumenta el riesgo para las personas dominicanas de ascendencia haitiana de sufrir detenciones arbitrarias. Este riesgo es una consecuencia más de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional, de la que se cumplirá una década el año próximo, la cual desnacionalizó de manera retroactiva a cuatro generaciones de personas nacidas en el país, por ser descendientes de inmigrantes haitianos.
La ley 169-14, de la que se cumplió ocho años el 23 de mayo, no subsanó la situación de apatridia a la que se condenó a miles de personas dominicanas de ascendencia haitiana y en los hechos se aplicó un criterio de apartheid al crear un sub registro civil específicamente para las personas dominicanas de ascendencia haitiana. Al recordar los ocho años de la ley 169-14, el Movimiento Reconocido y las demás organizaciones que integran la Plataforma Dominican@s por Derecho exigieron al Estado dominicano “enfrentar la discriminación institucionalizada y barreras administrativas que impiden cumplir con el compromiso de restitución de nacionalidad a miles de dominicanos que hoy se encuentran en riesgo por falta de acceso efectivo a su documentación de identidad”.
La totalidad de las aproximadamente 8 mil personas dominicanas que en virtud de la Ley 169-14 entraron a un proceso de regularización migratoria como extranjeros nacidos en territorio dominicano, el llamado “grupo B”, tienen sus documentos vencidos. Recordemos que el Estado dominicano presentó este proceso como una forma de subsanar la situación de apatridia generada por la sentencia 168-13, y le aseguró a las personas que al acogerse a la regularización se les abriría las puertas a una futura naturalización. Esto no se ha cumplido. El gobierno actual no ha dispuesto ningún mecanismo para que estas personas regularicen su situación. Las víctimas de esta situación son precisamente las personas jóvenes dominicanas de ascendencia haitiana que actualmente están siendo perseguidas por las autoridades migratorias. Es el propio Estado quien les ha marginado, les ha cerrado el acceso a tener documentación legal vigente, y luego les persigue y somete a detenciones arbitrarias y maltratos.
Estas detenciones arbitrarias ponen una vez más sobre el tapete la urgente necesidad de que el gobierno dominicano aborde su gran deuda en materia de derechos humanos con nuestra importante y numerosa comunidad. Las personas dominicanas de ascendencia haitiana aportamos en todos los órdenes de la vida económica, social y cultural del país, cubrimos al país de gloria en las máximas instancias deportivas, académicas y artísticas a nivel mundial, y aportamos todos los días a la producción de la riqueza con nuestro trabajo. Pero además de todo ello, tenemos derechos humanos, como el derecho al reconocimiento de nuestra identidad, por el simple hecho de ser personas. Ya es hora de que el gobierno dominicano acepte esta sencilla verdad: SOMOS DOMINICANOS Y TENEMOS DERECHOS.
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Santo Domingo, R.D