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Opinión | Leonardo Boff/Teologo de la Liberación

10 años de furiosos ataques a la pastoral de la ternura, Leonardo Boff: “Levanto mi voz en defensa del Papa Francisco

 

En razón de esta expresión de odio y de violencia al Papa Francisco ergui mio voz em defensa de su persona, de su manera de ser Papa y de su visión de la Iglesia  y del mundo

Desde el principio de su pontificado hace ya más de 10 años, el Papa Francisco viene recibiendo furiosos ataques de cristianos tradicionalistas y supremacistas blancos casi todos del Norte del mundo, de Estados Unidos y de Europa

“Hubo un tiempo en que, en una articulación política con ricos laicos norte-americanos, hasta hicieron un complot, involucrando millones de dólares, para deponerlo, como si la Iglesia fuese una empresa y el Papa su CEO”

“Todo en vano. Él sigue su camino en el espíritu de las bienaventuranzas evangélicas de los perseguidos”

“Las razones de esta persecución son varias: razones geopolíticas, disputa de poder, su modo de ser como Papa pastor, otra visión de Iglesia y el cuidado de la Casa Común”

14.01.2024 Leonardo Boff

Desde el principio de su pontificado hace ya más de 10 años, el Papa Francisco viene recibiendo furiosos ataques de cristianos tradicionalistas y supremacistas blancos casi todos del Norte del mundo, de Estados Unidos y de Europa. Hubo un tiempo en que, en una articulación política con ricos laicos norte-americanos, hasta hicieron un complot, involucrando millones de dólares, para deponerlo, como si la Iglesia fuese una empresa y el Papa su CEO. Todo en vano. Él sigue su camino en el espíritu de las bienaventuranzas evangélicas de los perseguidos.

 

Las razones de esta persecución son varias: razones geopolíticas, disputa de poder, su modo de ser como Papa pastor, otra visión de Iglesia y el cuidado de la Casa Común.

Levanto mi voz en defensa del Papa Francisco desde la periferia del mundo, del Gran Sur. Comparemos los números: en Europa vive solo el 21,5% de los católicos, el 82% viven fuera de ella, el  48% en América. Somos, por lo tanto, amplia mayoría. Hasta mediados del siglo pasado la Iglesia Católica era del primer mundo. Ahora la Iglesia del tercero y cuarto mundo, que un día, tuvo origen en el primer mundo es numéricamente la que garantiza la existencia de la Iglesia Católica en el mundo. 

“Levanto mi voz en defensa del Papa Francisco desde la periferia del mundo, del Gran Sur. Somos amplia mayoría … A lo largo de más de 500 años ha habido una eclesiogénesis, otro modo de ser iglesia, una iglesia-fuente: se encarnó en la cultura local indígena-negra-mestiza y de inmigrantes de pueblos venidos de 60 países diferentes”

Aquí surge una cuestión geopolítica. Los conservadores estadounidenses, los europeos, con excepción de notables organizaciones católicas de cooperación solidaria (Miserior, Adveniat, Brot für die Welt,entre otras), alimentan un soberano desdén por el Sur, especialmente por América Latina.

La Iglesia-gran-institución fue aliada de la colonización, cómplice del genocidio indígena (en menos de 60 años 61 millones de indígenas fueron muertos o morieron por las enfermedades de lo blancos) y participante en la esclavitud (solamnte en Brasil 5 millones de personas esclavizadas). Aquí fue implantada una Iglesia colonial, espejo de la Iglesia europea. 

Pero a lo largo de más de 500 años, no obstante la persistencia de la Iglesia espejo, ha habido una eclesiogénesis, la génesis de otro modo de ser iglesia, una iglesia-fuente: se encarnó en la cultura local indígena-negra-mestiza y de inmigrantes de pueblos venidos de 60 países diferentes. 

De esta amalgama, se gestó su estilo de adorar a Dios y de celebrar, de organizar su pastoral social al lado de los oprimidos que luchan por su liberación. Proyectó una teología adecuada a su práctica liberadora y popular. Tiene sus profetas, confesores, teólogos y teólogas, santos y santas, y muchos mártires, entre ellos el arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero. 

Este tipo de Iglesia tiene su expresión más clara en las comunidades eclesiales de base, donde se vive la dimensión de comunión de iguales, todos hermanos y hermanas, con sus coordinadores laicos, hombres y mujeres, con sacerdotes insertados en medio del pueblo y obispos, nunca de espaldas al pueblo como autoridades eclesiásticas, sino como pastores a su lado, con “olor a ovejas”, con la misión de ser los “defensores et advocati pauperum” como se decía en la Iglesia primitiva. 

“Papas y autoridades doctrinarias del Vaticano, particularmente bajo los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI intentaron cercenar y hasta condenar tal modo de ser-Iglesia … hasta que, por fin, irrumpió la figura del Papa Francisco”

Papas y autoridades doctrinarias del Vaticano, particularmente bajo los Papas Juan Pablo II y Benedicto XVI intentaron cercenar y hasta condenar tal modo de ser-Iglesia, no pocas veces con el argumento de que no son Iglesia por el hecho de no ver en ellas el carácter jerárquico y el estilo romano o solamente tener elementos eclesiais, como afirmaba el entonces Card.Joseph Ratzinger, en el documento Dominus Jesus (2000) que tanto afecto negativamente al ecumenismo. 

Esa amenaza perduró durante muchos años hasta que, por fin, irrumpió la figura del Papa Francisco. Él vino del caldo de esta nueva cultura eclesial, bien expresada por la opción preferencial, no excluyente, por los pobres y por las distintas vertientes de la teología de la liberación que la acompaña especialmente la de Argentina: “opción por el pueblo y por la cultura silenciada”. Él dio legitimidad a este modo de vivir la fe cristiana, especialmente en situaciones de gran opresión.

Pero lo que más está escandalizando a los cristianos tradicionalistas es su estilo de ejercer el ministerio de unidad de la Iglesia. Ya no se presenta como el pontífice clásico, vestido con los símbolos paganos, tomados de los emperadores romanos, especialmente la famosa “mozzeta”, aquella capita banca llena de símbolos del poder absoluto del emperador y del papa. Francisco se libró rápidamente de ella y vistió una “mozzeta” blanca sencilla, como la del gran profeta de Brasil, dom Helder Câmara, y su cruz de hierro sin ninguna joya. 

Se negó a vivir en un palacio pontificio, lo cual habría hecho a san Francisco levantarse de la tumba para llevarlo adonde él escogió: en una simple casa de huéspedes, Santa Marta. Allí entra en la fila para servirse y come junto con todos. Con humor podemos decir que así es más difícil  envenenarlo. No calza Prada, sino sus zapatones viejos y gastados. 

“Lo que más está escandalizando a los cristianos tradicionalistas es su estilo de ejercer el ministerio … Se negó a vivir en un palacio, no calza Prada, dijo claramente que no iba a presidir la Iglesia con el derecho canónico sino con el amor y la ternura”

En el anuario pontificio en el que se usa una página entera con los títulos honoríficos de los Papas, él simplemente renunció a todos y escribió solamente Franciscus, pontifex. En uno de sus primeros pronunciamientos dijo claramente que no iba a presidir la Iglesia con el derecho canónico sino con el amor y la ternura. Un sin número de veces ha repetido que quería una Iglesia pobre y de pobres.

Todo el gran problema de la Iglesia-gran-institución reside, desde los emperadores Constantino y Teodosio, y desde la entrada de ricos e intelectuales en la Iglesia, en la asunción del poder político, transformado en poder sagrado (sacra potestas). Ese proceso llegó a su culminación con el Papa Gregorio VII (1075) con su bula Dictatus Papae, que bien traducida es la “Dictadura del Papa”. 

Como dijo el gran eclesiólogo Jean-Yves Congar, con este Papa se consolidó el cambio más decisivo de la Iglesia que tantos problemas creó y del cual ya nunca se ha liberado: el ejercicio centralizado, autoritario y hasta despótico del poder. En las 27 proposiciones de la bula, el Papa es considerado el señor absoluto de la Iglesia, el señor único y supremo del mundo, volviéndose la autoridad suprema en el campo espiritual y temporal. Esto nunca ha sido desdicho. 

 

Basta leer el Canon 331 en el cual se dice que “el Pastor de la Iglesia universal tiene el poder ordinario, supremo, pleno, inmediato y universal”. Cosa inaudita: si tachamos el término Pastor de la Iglesia universal y ponemos Dios, funciona perfectamente.

¿Quién de los humanos sino Dios, puede atribuirse tal concentración de poder? No deja de ser significativo que en la historia de los Papas haya habido un crescendo  en el faraonismo del poder: de sucesor de Pedro, los Papas pasaron a considerarse representantes de Pedro a representantes de Cristo. Y como si no bastase, representantes de Dios, siendo incluso llamados deus minor in terra. 

“La indignación de los conservadores y reaccionarios, está claramente expresada en el libro de 45 autores de octubre de 2021: De la paz de Benedicto a la guerra de Francisco (From Benedict’s Peace to Francis’s War) organizado por Peter A. Kwasniewski. Nosotros le daríamos la vuelta así: De la paz de los pedófilos de Benedicto (encubiertos por él) a la guerra a los pedófilos de Francisco (condenados por él)”

Aquí se realiza la hybris griega y aquello que Thomas Hobbes constata en su Leviatán: «Señalo, como tendencia general de todos los hombres, un perpetuo e inquieto deseo de poder y más poder, que sólo cesa con la muerte. La razón de esto radica en el hecho de que no se puede garantizar el poder si no es buscando todavía más poder». La Iglesi-gran-institución realizó plenamente lo que Hobbes ha descrito. Esta ha sido, pues, la trayectoria de la Iglesia Católica en relación con el poder, que persiste hasta el día de hoy, fuente de polémicas con las demás Iglesias cristianas y de extrema dificultad para asumir los valores humanísticos de la modernidad. Dista años luz de la visión de Jesús que quería un poder-servicio (hierodulia) y no un poder-jerárquico (hierarquia).

De todo eso se aleja el Papa Francisco, lo que causa indignación a los conservadores y reaccionarios, claramente expresado en el libro de 45 autores de octubre de 2021: De la paz de Benedicto a la guerra de Francisco (From Benedict’s Peace to Francis’s War) organizado por Peter A. Kwasniewski. Nosotros le daríamos la vuelta así: De la paz de los pedófilos de Benedicto (encubiertos por él) a la guerra a los pedófilos de Francisco (condenados por él). Es sabido que un tribunal de Múnich, eclesial y estatal, encontró indicios para incriminar al Papa Benedicto XVI, mientras era Cardenal, por su lenidad con curas pedófilos. Murió antes que los jueces civiles de Munich lo iban a interrogar en Castelgandolfo.

Existe un problema de geopolítica eclesiástica: los tradicionalistas rechazan a un Papa que viene “del fin del mundo”, que trae al centro de poder del Vaticano otro estilo, más próximo a la gruta de Belén que a los palacios de los emperadores. Si Jesús se apareciese al Papa en su paseo por los jardines del Vaticano, seguramente le diría: “Pedro (al sucesor, el Papa) sobre estas piedras palaciegas jamás construiría mi Iglesia”. Esta contradicción es vivida por el Papa Francisco, pues renunció al estilo palaciego e imperial.

Hay, en efecto, un choque de geopolítica religiosa, entre el Centro, que perdió la hegemonía en número y en irradiación pero que conserva los hábitos de ejercicio autoritario del poder, y la Periferia, numéricamente mayoritaria de católicos, con iglesias nuevas, con nuevos estilos de vivencia de la fe y en permanente diálogo con el mundo, especialmente con los condenados de la Tierra, que tiene siempre una palabra que decir sobre las llagas que sangran en el cuerpo del Crucificado, presente en los empobrecidos y oprimidos y que debe ser bajado de la cruz.

“Tal vez lo que más molesta a los cristianos anclados en el pasado es la visión de Iglesia vivida por el Papa. No una Iglesia-castillo, cerrada en sí misma, en sus valores y doctrinas, sino una Iglesia ‘hospital de campaña’ siempre ‘en salida rumbo a las periferias existenciales'”

Tal vez lo que más molesta a los cristianos anclados en el pasado es la visión de Iglesia vivida por el Papa. No una Iglesia-castillo, cerrada en sí misma, en sus valores y doctrinas, sino una Iglesia “hospital de campaña” siempre “en salida rumbo a las periferias existenciales”. Ella acoge a todos sin preguntar su credo o su situación moral. Basta que sean seres humanos en busca de  vida y sufridores de las adversidades de este mundo globalizado, injusto, cruel y sin piedad. 

Condena de forma directa el sistema que da centralidad al dinero a costa de vidas humanas y a costa de la naturaleza. Ha realizado varios encuentros mundiales con movimientos populares. En el último, el cuarto, dijo explícitamente: «Este sistema (capitalista), con su lógica implacable, escapa al dominio humano; es preciso trabajar por más justicia y cancelar este sistema de muerte». En la Fratelli tutti (2025) lo condena de forma contundente.

Se orienta por aquello que es una de las grandes aportaciones de la teología latinoamericana: la centralidad del Jesús histórico, pobre, lleno de ternura con los que sufren, siempre al lado de los despreciados y marginalizados. El Papa respeta los dogmas y las doctrinas, pero no es por ellas por donde llega al corazón de la gente, sino por la cercanía, por la ternura y por el amor.

Para él, Jesús vino a enseñar a vivir: la confianza total en Dios-Abbá, a vivir el amor incondicional, la solidaridad, la compasión con los caídos en los caminos, el cuidado con lo Creado, bienes que constituyen el contenido del mensaje central de Jesús: el Reino de Dios. 

Predica incansablemente la misericordia ilimitada por la cual Dios salva a sus hijos e hijas, pues Él no puede perder a ninguno de ellos, frutos de su amor, “pues es el apasionado amante de la vida” (Sab 11,26). Por eso afirma que “por más que alguien esté herido por el mal, nunca está condenado sobre esta tierra a quedar para siempre separado de Dios”. En la Misericordiae Vultus, explicitamente dijo el Papa: “La misericordia será siempre más grande que cualquier pecado y nadie puede poner limites al amor de Dios que perdona”(n.2). En otras palabras: la condenación es solo para este tiempo.

“La misericordia será siempre más grande que cualquier pecado y nadie puede poner limites al amor de Dios que perdona”

 

Convoca a todos los pastores a ejercer la pastoral de la ternura y del amor incondicional, formulada resumidamente por un líder popular de una comunidad de base: ”el alma no tiene frontera, ninguna vida es extranjera”. Como pocos en el mundo, se ha comprometido con los emigrantes venidos de África y de Oriente Medio y ahora de Ucrania. En estos tiempos tenebrosos de un verdadero genocidio en la Faja de Gaza, clama por la paz, para lo moderación y por el cese de la guerra. Lamenta que los modernos hayamos perdido la capacidad de llorar, de sentir el dolor del otro y, como buen samaritano, de socorrerlo en su abandono.

Su obra más importante muestra la preocupación por el futuro de la vida de la Madre Tierra. La Laudato Sì expresa su verdadero sentido en el subtítulo: “sobre el cuidado de la Casa Común” dirigida a toda la humanidad. Elabora no una ecología verde, sino una ecología integral que abarca el ambiente, la sociedad, la política, la cultura, lo cotidiano y el mundo del espíritu. 

Asume las contribuciones más seguras de las ciencias de la Tierra y de la vida, especialmente de la física cuántica y de la nueva cosmología el hecho de que “todo está relacionado con todo y nos une con afecto al hermano Sol, a la hermana Luna, al hermano río y a la Madre Tierra” como dice poéticamente en la Laudato Sì (n.92;86). La categoría cuidado y corresponsabilidad colectiva adquieren completa centralidad hasta el punto de decir en la Fratelli tutti que «estamos en el mismo barco: o todos nos salvamos o nadie se salva» (n.34).

Nosotros latinoamericanos le estamos profundamente agradecidos por haber convocado el Sínodo Querida Amazonia para defender ese inmenso bioma de interés para toda la Tierra y cómo la Iglesia se encarna en aquella vasta región que cubre nueve países y que tiene el derecho a un rostro indígena.

Grandes nombres de la ecología mundial afirmaron: con esta contribución el Papa Francisco se pone a la cabeza de la discusión ecológica contemporánea.

“Casi desesperado, pero aun así lleno de esperanza, propone un camino de salvación: la fraternidad universal y el amor social como los ejes estructuradores de una biosociedad en función de la cual están la política, la economía y todos los esfuerzos humanos”

Casi desesperado, pero aun así lleno de esperanza, propone un camino de salvación: la fraternidad universal y el amor social como los ejes estructuradores de una biosociedad en función de la cual están la política, la economía y todos los esfuerzos humanos. 

Se trata de pasar del paradigma del dominus (el ser humano fuera y por en cima de la naturaleza como su señor y dueño) al paradigma del frater,  todos hermanos y hermanas, con los seres todos de la naturaleza e entre nosotros, los humanos.

No tenemos mucho tiempo ni sabiduría suficientemente acumulada para esta travesía del dominus al frater  y para este sueño del Papa: la alternativa real para evitar un camino sin retorno.

El Papa caminando solo por la plaza de San Pedro bajo una lluvia fina, en tiempos de la pandemia, quedará como una imagen indeleble y un símbolo de su misión de Pastor que se preocupa y reza por el destino de la humanidad.

“Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten la alegría de la esperanza” (n.244)

Tal vez una de las frases finales de la Laudato Sì revela todo su optimismo y esperanza contra toda esperanza: «Caminemos cantando. Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten la alegría de la esperanza» (n.244).

Tienen que ser enemigos de su propia humanidad quienes condenan inmisericordemente las actitudes tan humanitarias del Papa Francisco, en nombre de un cristianismo estéril, convertido en un fósil del pasado, en un recipiente de aguas muertas. Los ataques feroces que le hacen pueden ser todo menos cristianos y evangélicos. 

El Papa Francisco lo soporta imbuido de la humildad de San Francisco de Asís y de los valores del Jesús histórico. Por eso él bien merece el título de la mejor tradición judaica, de “justo entre las naciones”, el verdadero pastor del universal pueblo de Dios que camina, animados por él, a través de estos tiempos dramáticos y amenazadores.

“Tienen que ser enemigos de su propia humanidad quienes condenan inmisericordemente las actitudes tan humanitarias del Papa Francisco, en nombre de un cristianismo estéril, convertido en un fósil del pasado, en un recipiente de aguas muertas”

*Leonardo Boff es un teólogo brasilero y ha escrito Francisco de Asís y Francisco de Roma, Rio de Janeiro 2015. Trotta 2016;