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Opinión | Telésforo Isaac / obispo Iglesia Episcopal Dominicana

Una de las mentes más claras y extraordinarias del siglo XX fue, sin duda, el sacerdote jesuita Teilhard de Chardin (mayo 1881 – abril 1955). Paleontólogo y filósofo francés.

Fue un estudioso, educador y autor cristiano de excepcional talento, visión, perspicacia y creó el tema de la tendencia evolutiva del mundo físico, biológico y espiritual. Introdujo el concepto del “Punto Omega”, enseñando que el destino de la creación en el proceso evolutivo, al final del tiempo, el universo se convertirá en un cuerpo cósmico de Cristo (Alfa y Omega, principio y fin, Apocalipsis 1:8, 21:1)

Teilhard impartió cátedras, conferencias y escribió libros que fueron muy controvertidos para esa época, debido a sus ideas innovadoras sobre la evolución biológica y la teología cristiana. Su enfoque puede ser descrito como “Razón y fe”, pues instruyó una visión cristiana de la ciencia y la tecnología que invitaba a la reflexión sobre el devenir de la humanidad, de la transición desde el inicio y explicó el expectante futuro de los tiempos venideros, cómo se evolucionaría y se acabaría lo existente en espacio y tiempo, que no es previsible por nadie; ya que sólo Dios sabe cuándo podría ocurrir. Su teoría y enseñanza respecto al principio, evolución y posible fin del mundo; su enfoque teológico y científico dieron origen a la llamada escuela o estudios de “Razón y fe”. Este sacerdote jesuita fue un hombre de fe, de esperanza y asume la concepción de una moral superior de la humanidad en el devenir del tiempo, ya que creía en la vocación ascendente de la conciencia ecológica; pronosticó el movimiento continuo y evolutivo de la espiritualidad de la raza humana a través de los años. Esto en verdad, es el llamado “punto omega” que siempre estuvo en la base de sus disertaciones.  Por otro lado, concebía y así declaraba, que no hay conflicto entre la “razón y la fe”, solo hay que discernir los conceptos y aclarar las bases lógicas para ver la verdad.

El pensamiento, teorías y enseñanzas de Pierre Teilhard de Chardin son importantes y, de manera especial, se refieren a dos temas de las Sagradas Escrituras, particularmente en la teología tradicional cristiana, de modo que atraen la atención, provocan tensión e incitan discusiones, tal como sucedió.

La faena educativa y expositiva de Teilhard Chardin, fue tan impactante en el ámbito de las personas educadas, pensantes y sensibles de entonces, que la autoridad eclesial lo trasladó a China, donde vivió y murió. Sin embargo, en esta parte del presente siglo, los postulados de este intelectual han despertado un inusitado interés para tomar en cuenta, estudiar más a fondo y divulgar la obra del exiliado erudito, así como aplicar sus valores. En muchos casos, esto se está implementado con firmeza en diversas áreas de la civilización occidental; porque se ven las realidades que aparecen de manera obvia, constantes y ascendientes en todo el globo terráqueo, vemos que paulatinamente la conciencia de los humanos ha ido evolucionando por aceptar la coherencia de la moral superior y la búsqueda de la transformación evolutiva en todas las fases del mundo terráqueo, a pesar de los conflictos, desavenencias, guerras, violaciones, corrupciones morales y otros males.

Las teorías y publicaciones de Teilhard de Chardin especialmente se referían a dos temas de las Sagradas Escrituras. Estos son: Alfa, en el principio cuando Dios creó el mundo (Génesis 1 y 2: 1-25); y Omega, donde la Literatura Apocalíptica establece el final del tiempo y comienzo de una nueva etapa mundial. (Apocalipsis 21: 1- 6).

Para los cristianos de valía intelectual y espiritual que tengan capacidades de discernir, la razón y la fe juegan un rol significativo en lo que es el alfa y omega de la labor creativa, dominante, y sostenimiento del sistema planetario.

Es preciso erradicar de la mente de los antiquísimos historiadores y los ultra conservadores, que los bebés recién nacidos son traídos por la cigüeña; que la tierra es el centro del universo; que Dios creó el mundo en 6 días de 24 horas; o que las estrellas son lamparitas relucientes que se encienden de noche para dar belleza en el oscuro cielo; y aún existen, quienes sostienen y enseñan en las escuelas que  la batalla librada en la Vega Real, fue ganada por los colonizadores españoles cristianos, porque una figura cuasi-divina devolvía las flechas de los nativos indígenas y los mataban.

Teilhard de Chardin fue el cristiano que se esforzó con voluntad y sabiduría, e hizo pensar a los integrantes de su entorno, que la superstición y las historietas de conceptos no probables por las ciencias o las verdades lógicas, eran vanos e inadecuados para evangelizar y educar a la humanidad. Esto será transformado, “cuando el Universo sea Uno; las personas no serán suprimidas sino super-personificadas; serán enriquecidas infinitamente porque el Punto Omega une la creación que llegará a tener plenitud de conciencia moral y de virtudes absolutas.