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Opinión | Por Riamny Méndez Féliz

En Libertarias entrevistamos a Leydi Jáquez y a Fátima Pumarol Santos, defensoras de los derechos de niñas y mujeres del Suroeste, especialmente de Barahona.

Ambas son integrantes de la Tertulia Feminista Sur. La entrevista es parte de una serie educativa sobre los derechos humanos

“Los de Derechos Humanos sólo sirven para proteger a los delincuentes”, dice mucha gente cuando algunas personas u organizaciones denuncian la brutalidad policial. “A la gente seria no la defienden”, argumentan otras en los comentarios de las noticias.

 Quienes rechazan los derechos humanos cometen un grave error, que los pone en riesgo también a ellos y a ellas. Si se violan los derechos de un grupo, todos estamos en peligro. “Los derechos humanos son garantías jurídicas universales que protegen a los individuos y a los grupos frente a las acciones que menoscaban las libertades fundamentales y la dignidad humana. Son inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. A los Estados les corresponde respetar, promover y proteger efectivamente los derechos humanos”, se explica en la página del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

 Es decir, los derechos humanos son para todas las personas. Protegen la vida y la integridad tuya, la de tu hermana, la de tu amiga. Sin estas garantías, cualquiera puede ser víctima de violencia y falsas acusaciones de parte del Gobierno y de grupos de poder, sin consecuencias y sin instancias para reclamar.

 Hay personas y organizaciones de derechos humanos que hacen énfasis en los derechos de las mujeres y las niñas, especialmente de aquellas más empobrecidas y racializadas. ¿Por qué? Porque las niñas y las mujeres en todo el mundo, y en la República Dominicana en particular, están en desventaja.

 Enfrentan situaciones tan graves como el feminicidio, más pobreza y menos oportunidades en el mercado laboral.

 En Libertarias entrevistamos a Leydi Jáquez y a Fátima Pumarol Santos, defensoras de los derechos de niñas y mujeres del Suroeste, especialmente de Barahona. Ambas son parte de la Tertulia Feminista Sur.

 La entrevista es parte de una serie educativa sobre los derechos humanos, a partir de situaciones concretas que se viven en el país.

 Libertarias. ¿Qué significa para ustedes ser defensoras de los derechos humanos, especialmente de las mujeres y de las niñas?

 Leydi Jáquez. Ser esa voz incansable, ese soporte de quienes históricamente han sido marginadas, silenciadas. Lo veo como un compromiso con la justicia, un compromiso con la equidad. Reconocer esa compleja interseccionalidad que tenemos por ser mujeres, por la edad, el color y la clase social es un trabajo bastante fuerte, pero que lo hacemos con mucho amor por nosotras mismas.

 Libertarias. ¿Cómo se hace esa defensoría?

 Leydi Jáquez. En mi caso particular, trabajo desde el ámbito educativo, es más prevenir que accionar después de que los casos están. Trabajamos con las chicas temas de prevención de violencia, el cuidado de ellas mismas. Lamentablemente en nuestro país y en casi todo el mundo tenemos que cuidarnos para no ser de las que cuenten como parte de las víctimas de violencia.

 Fátima Pumarol. Para mí ser defensora significa asumir una posición ética y política frente a las desigualdades que enfrentan las mujeres y las niñas.  Esto implica acompañar procesos comunitarios, formar jóvenes con una visión feminista y denunciar las violencias estructurales que se normalizan en los territorios. Lo hago desde la educación popular, con el trabajo colectivo y la incidencia en políticas públicas, apostando porque cada mujer pueda ejercer su autonomía y decidir sobre su vida y su proyecto a futuro.

 Libertarias. ¿Cómo realizas esa defensoría? ¿Acompañas, denuncias, educas?

 Leydi Jáquez. Soy un poco de todo, estoy en la parte de formación en espacios juveniles, acompaño a víctimas de violencia en los procesos y también estoy en las luchas sociales y comunitarias, denunciando y acompañando comunidades.

 Libertarias. El activismo de ustedes está en el Suroeste, principalmente, aunque Fátima vive entre Santiago y Barahona. ¿Cuáles dificultades enfrentan las mujeres y niñas del suroeste, o particularmente de Barahona, para acceder a sus derechos fundamentales?

 Leydi Jáquez. La pobreza es el mayor problema que enfrentamos las mujeres del Sur, porque desde la pobreza extrema que viven muchas mujeres con las que trabajamos es que se empieza a ver la gran desigualdad que existe. Por ejemplo, las mujeres que viven muy distantes (de las zonas más urbanas), que no tienen acceso a lo más básico, las niñas que tienen que trasladarse a escuelas fuera de sus comunidades, que son violentadas en todo el sentido, con acoso o violaciones. De verdad que la pobreza, aunque mucha gente no lo vea así, es una de las principales causas de que las niñas y las mujeres vivan en desigualdad y violencia.

 Libertarias. ¿Cómo afecta esa pobreza la atención a la salud sexual y reproductiva de las mujeres? 

 Leydi Jáquez. Es complicado para una adolescente que vive en uno de los bateyes en los que trabajamos, que tiene que trasladarse a Barahona, porque en la comunidad más cercana posiblemente lo que encuentre es una UNAP, Unidad de Atención Primaria, donde puede tener acceso, pero tiene miedo de ir a esos lugares por la divulgación que realizan en las comunidades (de temas privados). A una adolescente o mujer joven se le violenta su derecho al acceso a la salud cuando el mismo personal de salud divulga a qué fue, entonces evita ir a ese centro, tiene que trasladarse, y ese traslado puede hacer que ellas vivan algún tipo de violencia.

 Fátima Pumarol. Soy de San Juan y hago vida en Barahona. Cuando fui a hacer trabajos en Barahona me sorprendí bastante con la diferencia abismal en la información y en el acceso al servicio (en comparación con otras provincias). Pensaba que la mayoría de las jóvenes conocía sobre métodos anticonceptivos y que el trato iba a ser más empático. En Barahona todo se agudiza, las menores si van a una UNAP tienen que llevar a un adulto, aunque estén activas sexualmente, pero también hay muchas uniones a temprana edad, y persiste el racismo, lamentablemente hay que decirlo, no son tratadas igual las personas de color.

  Libertarias. Pero, ¿cómo se manifiesta el racismo?, ¿contra quienes?

 Fátima Pumarol. Estuvimos conversando con juventudes en Barahona, muchas chicas que no llegaban a 18 años comentaban las dificultades y las barreras que les ponen en el servicio de salud para usar un método. Muchas son de los bateyes, tienen que ir a Barahona, porque algunos métodos no están en centros de primer nivel, si no llevan documentos no les dan el servicio, pero tampoco les dan la información. En las comunidades dicen que las menores salen embarazadas porque quieren, porque hay muchos métodos, pero cuando van al servicio les ponen barreras para recibir un método anticonceptivo.

 Te puedo poner el ejemplo de Santiago. Aquí las menores pueden ir, en algunos sitios les pueden pedir que las acompañe un adulto, pero la mayoría va, recibe la información y le dan el método. Si el método no está, refieren. Pero eso no se ve en Barahona, allá persisten prejuicios sobre el tipo de vestimenta y según los comentarios, la parte religiosa afecta el servicio…

 Libertarias. ¿A partir de qué edad las adolescentes pueden usar métodos anticonceptivos?

Fátima Pumarol. Según la Organización Mundial de la Salud, a partir de los 13 pueden recibir métodos, lo ideal es que sean evaluadas por una ginecóloga o un ginecólogo para que puedan acceder a métodos anticonceptivos.

A las haitianas si no tienen documentos no les dan el servicio, ni la información, es lo primero que piden para acceder y esto se agrava con los nuevos protocolos.

 Leydi Jáquez. No solo afecta a las migrantes, aquí hay muchas personas dominicanas que no tienen actas de nacimiento, no tienen documentos y eso también le afecta.

 Las nuevas normas han hecho que las adolescentes y jóvenes haitianas y dominicanas de ascendencia haitiana dejen de acudir a los centros de salud por miedo a ser deportadas. Hay personas que son antihaitianas que entienden que por ser de color muy negro ya son haitianas y no dan el servicio.

 A las mujeres haitianas les están cobrando una cuota y después llaman a Migración. No sé si está regularizado, pero les cobran 10,000 pesos.

 Libertarias. ¿A ellas o a todo el mundo?

 Leydi Jáquez. A ellas, les cobran a ellas.

 Libertarias. ¿Por qué decidieron defender los derechos humanos y en particular los de las mujeres?

 Leydi Jáquez.  Mi activismo viene para dar una respuesta directa a la desigualdad. Decidí ser defensora por la impotencia que me da ver cómo a tantas mujeres nos violentan y nadie dice nada. Es como alzar la voz por todas esas a las que ha silenciado el miedo, la dependencia económica, la falta de acceso a la educación; por todas esas mujeres que de una forma u otra no hablan, no alzan la voz porque dependen de una persona y ellas al fin y al cabo no han entendido que son violentadas, tal vez porque no tienen opción, aunque las opciones siempre existen, pero sabes que el ciclo de violencia no les permite ver más allá. Lo hago porque creo en la fuerza transformadora de las mujeres, de esas mujeres empoderadas con potencial, de esas niñas que sí están protegidas van a poder alzar la voz y decidir un mejor futuro.

 Fátima Pumarol. Creo que desde que tenía 13 años me involucré en una lucha estudiantil en San Juan de la Maguana por el derecho a la educación, y partiendo de ahí, desde muy joven entendí que la desigualdad no es casualidad sino estructura. Para mí, ser defensora de los derechos humanos nace de la experiencia colectiva del dolor, de la empatía, de las vivencias y en algunas ocasiones de la impotencia, pero también de la esperanza, de ver cómo mujeres y niñas nos organizamos para transformar la realidad. Estuve en espacios comunitarios y descubrí que cuando una mujer aprende sobre sus derechos cambia su vida y su entorno. Para mí defender los derechos humanos de las mujeres es un acto de amor, pero también de justicia social.

 Libertarias. ¿Cuáles obstáculos encuentran para defender los derechos humanos en Barahona?

 Leydi Jáquez. A pesar de que las leyes existen, la voluntad política y social para cambiar sigue siendo muy débil. Estamos constantemente luchando, pero a veces la misma distancia, la misma lejanía de las mujeres como que nos obstaculiza el poder solucionar algunas problemáticas que ellas viven en sus comunidades.

 Fátima Pumarol. Algunos obstáculos son la falta de reconocimiento, y la falta de protección a quienes trabajamos por los derechos humanos. Somos señaladas, desacreditadas por cuestionar, nos enfrentamos al cansancio emocional y a la precariedad económica de las organizaciones, que, aunque quieran hacer más, ayudar más, no se puede. Y también vivimos una ola de violencia y estamos expuestas por el trabajo que hacemos, a veces estamos hasta tarde en la calle. Pero, seguimos trabajando y fortaleciendo las redes de apoyo.

 Libertarias. ¿Qué le dirías a otras defensoras de derechos humanos para que no se desanimen en tiempos donde resurge la extrema derecha?

 Leydi Jáquez. No necesitamos heroínas individuales, necesitamos tener una comunidad solidaria, que se niegue a convivir en la injusticia. La única forma de avanzar es juntas, si la dignidad de una mujer se amenaza están amenazando la dignidad de todas y todas estaremos en peligro, unidas podemos hacer fuerza.

 Fátima Pumarol. No olvidemos nunca que nuestra lucha tiene sentido, nuestras voces tienen fuerza, que, aunque a veces parezcamos invisibles, cada acción, cada acompañamiento y cada palabra puede transformar.

 Este programa fue realizado en colaboración con la @alianzadefensoresrd

La Alianza de Defensoras y Defensores invita a colectivos, organizaciones y personas defensoras de derechos humanos a integrarse a este esfuerzo, iniciando con la inscripción en el directorio nacional en el correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo. / Instagram: @AlianzaDefensoresRD

 

*La Canoa Púrpura es la columna de Libertarias, espacio sobre mujeres, derechos, feminismos y nuevas masculinidades que se transmite en La República Radio, por La Nota.