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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

Los partidos políticos deberían poner la mira sobre las elecciones de febrero del 2024, sobre todo en Santiago, una de las principales plazas electorales del país. La celebración de las votaciones municipales está a ley de dos años. En la urbe santiaguera, los candidatos que asoman la cabeza, parecen mudos.

Se recuerda que en el año 2020 las elecciones municipales fueron suspendidas. La Junta Central Electoral las anuló debido a múltiples problemas con los equipos electrónicos de votación. El organismo electoral, acogiéndose al artículo 261 de la Ley electoral, convocó las elecciones para el mes siguiente, o sea, el 15 de marzo.

El artículo 209 de la Constitución consigna que las elecciones presidenciales y congresuales se celebrarán separadas de las municipales. “Las de presidente, vicepresidente y representantes legislativos (…), el tercer domingo del mes de mayo y las de las autoridades municipales, el tercer domingo del mes de febrero”. Es decir, las elecciones municipales serán el 18 de febrero del 2024.

Pero parece que el trabajo de recomposición de las estructuras internas de los partidos políticos se cuece a fuego lento. Sin embargo, por espeso que sea el caldo político, los partidos deberían ir repartiendo el menú de sus ofertas locales con miras a la contienda electoral venidera.

Al día de hoy solo el PRM tiene un número importante de aspirantes a cargos municipales en los diferentes municipios del país. Es entendible el activismo proselitista de los perremeistas, por ser el partido de gobierno.

En ese sentido, la pasividad del PLD y la FUPU es inexplicable. Los dirigentes de estos partidos necesitan tiempo para competir con los recursos del Poder.

Veamos por el momento el caso de los tres partidos políticos mayoritarios que, en Santiago de los Caballeros, pretenden la Alcandía de la ciudad.

La Fuerza del Pueblo: Se entiende que, por ser de formación precipitada, ésta organización política no presentó candidatos en las elecciones pasadas. Para el 2024 la gente especula que Hamlet Otáñez y José Izquierdo competirán por la candidatura a alcalde. Los dos han anhelado siempre llegar al Ayuntamiento santiaguero. Aunque con más timidez, se menciona también a Raúl Martínez.

El Partido de la Liberación Dominicana: Los peledeistas salían siempre adelante con aspirantes por docenas. En la coyuntura actual, solo se menciona a Julio César Valentín, el exsenador. Y eso, porque sectores extra partido lo proponen para que la organización pueda conservar la plaza.

Hace cerca de un año, Pedro Domínguez Brito anunció sus aspiraciones, pero se quedó anclado en el anuncio.

 El Partido Revolucionario Moderno: En esta organización política se evidencia que sus dirigentes quieren aprovechar la fuerza del gobierno en beneficio de sus aspiraciones.

Entre los perremeistas que aspiran gobernar la plaza de Santiago están: Andrés Cueto, director de Edenorte; Esteban Rosario, periodista y productor de televisión; Leonardo Aguilera Quijano, diputado por la provincia de Santiago; Andrés Burgo, director de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago; Ulises Rodríguez, director de Proindustria; y Víctor D’Aza Tineo, secretario general de la Liga Municipal Dominicana.

Los últimos tres, Burgo, Rodríguez, y D’Aza han pretendido en el pasado la alcaldía. Lo contrario pasa con Cueto, Rosario y con Aguilera, quienes aspiran a competir por primera vez.

La lentitud en poner a calentar los fogones electorales de los diferentes partidos puede ser un indicador de que, para renovar energías, están preparando un buen sancocho.

Tanto el PLD, como la Fuerza del Pueblo deberían apostar a carne nueva. Porque si repiten con la misma carta actual el sancocho va a salir sala’o.

Los morados alimentaron su dirección con una cantera de dirigentes con potencial competitivo. Ahora dependerá de los viejos robles darles la oportunidad de empujar sus liderazgos en el nivel local.