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Opinión | Doctor Nelson Figueroa Rodríguez/abogado y consultor internacional

El mundo  de hoy está interconectado y a la vez más individualizado, las redes sociales han creado canales de comunicación que nos permiten  vivir y pulular en las vidas ajenas; creándonos en algunos casos, una caricatura panfletaria de lo que es la felicidad, que con nuestra  vista o “view”.

Llenamos de cantinfladas el vacío de su existencia y con los me gusta o “like”, suplimos la agonía de aquellos que van por el patíbulo, camino al cadalso, hacemos tendencia al egoísmo, a los fines de lograr el objetivó del mundo del metaverso, consistente en crearnos un mundo ficticio  e irreal, donde el ser humano  y el ente social no importa.

 Por eso hoy hago un alto en la soledad, para escribir o “postear” en el silencio. Creo una “comunidad virtual” para interactuar con los años vividos. Empiezo a seguir mis propios recuerdos y cual seguidores me inundan de nostalgias, pongo un “tuit” en el tiempo. Entro a la web social de mi vida, allí me ahogo en el mutismo para no desvelar y despertar la madrugada. Reflexiono cual administrador de mis propios contenidos y puedo, a la luz del tiempo, ver los macro datos de mi presencia, valorar y apreciar el largo camino recorrido, razón por la cual, en tiempo real, llego a la conclusión de que en cada etapa de mi vida han estado personas a mi lado que han sido los creadores y las creadoras del marketing de lo que hoy soy como individuo y como ente social.

Convicción que me lleva a pensar que por más individual, imaginario, artificial e independiente que el mundo globalizado nos quiere convertir, siempre vamos a ser  el resultado de un colectivo y de relaciones interpersonales que aúnan esfuerzos para llevarnos a puerto y forjar lo que somos como personas,  muy a pesar de  un mundo que lucha por mantenernos  más individualizados, aunque estemos ubicado a un  click de distancia,  y cuyo único fin consiste en abrirnos una ventana de opciones para hacernos cada vez más mercantilistas y consumistas apoyados  a través de los  servidores informáticos   especializado en búsqueda  o “buscadores”  y los sitios oficiales o “wedsite”.

Por eso hoy quiero aquilatar, recordar, valorar, atesorar ,“taggear” y/o etiquetar  en mi  memoria a los amigos y las amigas de infancia del barrio donde nací y crecí; de las escuelas de  educación primaria, secundaria, universitaria donde estudié; de los equipos deportivos que practiqué, de los grupos juveniles  y culturales donde me formé, de las empresas e instituciones donde trabajé, a aquellas madres  y aquellos padres que me adoptaron como  su hijo, aquellos amigos que  aun hoy me acompañan y llegan al nivel de hermano, de aquellas comunidades que me brindaron amor, cercanía, empatía y me enseñaron a tener  misericordia , sin olvidar la familia que me arropó, me dio calor, amor, protección y abrigo.

Con todos ellos y todas ellas hemos compartidos vivencias y experiencias, aciertos y desaciertos, desvelado sueños, conquistado y construido esperanza, y al susurrar del alba hemos aniquilado el miedo, sepultado la envidia y los rencores. Jamás nos creamos que somos el fruto de la nada y de nuestro propio esfuerzo, sino el resultado de un colectivo de voluntades, que nos impulsaron, acompañaron, estimularon y nos lanzaron a trillar nuestro camino a través del tiempo.

No vivo de espalda al mundo, no soy un retrograda refugiado en los recuerdos y las añoranzas, sé y reconozco  el valor y la importancia que nos brindan los nuevos recursos tecnológicos de comunicación , reconozco y admito su  utilidad y las facilidades que nos brindan, pero también creo en el saludo efusivo y personal, más que en virtual, en el sonido de la voz más que en la imagen  del “emoji” , creo en vivir por vivir y no en vivir para mostrar, creo en compartir para disfrutar y no en compartir para ostentar, creo más en la sonrisa sincera de unos campesinos que te albergan y reciben en una comunidad, que en cientos de seguidores que te adulan por vanidad, en síntesis, creo más en el valor humano que en la inteligencia artificial.  

Por eso hoy doy gracias a todas las personas que han incidido en mí y me han creado un “disco duro” de conocimientos, experiencias y vivencias, a los cuales le hago un “backup” para resguardarlo en los recuerdos y por si me traiciona la memoria. Luego guardo datos o “caché” para apreciar más rápidamente su aporte y su grandeza. 

Gracias, porque en alguna estación de su existencia caminar a mi lado, crear y  enviar al navegador de mi cerebro  pequeños fragmentos o “cookies”  de las comunidades que he caminado, las que me han albergado y me han permitido inyectarle esperanza, ustedes han creado su “dominio” sobre mí persona y me postro  antes sus pies y le envió un  mensaje o “email” rogándole  por sus bendiciones, exclamo por su perdón si les he ofendido, defraudado o dañado su “sistema operativo”,  solo le garantizo que EN LA RED SOCIAL DE MI VIDA  nunca, jamás  serán borrados ni olvidados.