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Encuentro… | Solange de la Cruz Matos

La sostenibilidad es la clave de la supervivencia del planeta. Esa es la razón de ser de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que en 17 enunciados procuran llamar la atención y crear el compromiso planetario para la preservación de la vida humana y los ecosistemas que la sustentan.

El objetivo número 14 se refiere a conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible.

El Banco Mundial publicó recientemente un informe centrado en la sostenibilidad del mar antillano, titulado Hacia una economía azul: una promesa para el crecimiento sostenible en el Caribe.

El concepto de economía azul, que debutó en 2012 durante la Conferencia de Río+20, en Río de Janeiro, Brasil, se enfoca en la conservación y el ordenamiento sostenible de los océanos, basado en la premisa de que si esos ecosistemas se mantienen saludables son más productivos y esenciales para una economía basada en la sostenibilidad. Ese concepto dio paso a otro: el crecimiento azul, que procura que los países elaboren y lleven a la práctica programas centrados en un aprovechamiento racional del potencial de océanos, mares y costas.

El referido informe plantea que los océanos y mares, que cubren más de las dos terceras partes del planeta, administrados de manera sostenible tienen el potencial de hacer una contribución determinante en la reducción de la pobreza y para enfrentar las amenazas de aumento del nivel del mar y otros impactos del cambio climático en la región caribeña.

El economista Pawan Patil, coautor del informe, ofrece algunas pistas de cómo países como República Dominicana, que dependen del turismo, pueden gestionar mejor el ecosistema marino y al mismo tiempo continuar desarrollando su sector turístico.

Observa que los turistas vienen al Caribe, y más concretamente a  República Dominicana, por sus hermosas playas y arrecifes de coral, y por un  turismo potencialmente de calidad y sostenible.

“Si República Dominicana no reconoce adecuadamente esto y el valor que viene del océano, no necesariamente pondrá en marcha las políticas necesarias para gestionar de forma sostenible los activos del océano: la misma razón por la que vienen los turistas. El empuje real aquí es asegurarse de que el país entienda que los océanos cuentan, que tienen un valor real proveniente de los activos del océano de la República Dominicana y que los necesitan mantener, proteger y gestionar de forma sostenible  para que los turistas sigan llegando”, expone.

Turismo sostenible

Patil indica una revisión de las experiencias de otros países. lares pequeños ha evidenciado que si se mercadea como un estado insular o al menos con una línea de costa significativa y que es adecuada “en realidad están mostrándole al mundo que tiene muy buenas políticas sobre el manejo del ecosistema marino y políticas muy sólidas para apoyar el turismo sostenible, y muy buenos y limpios mares y océanos”, lo que atraerá a muchos turistas.