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Cultura y sociedad |

Perdí el interés en colaborar con el Ministerio de la Mujer, cuando me di cuenta de que iban a persistir en su práctica con respecto a los feminicidios: charlas, y cursos. Los mismo se aplica a Partidos progresistas, ONG’s y asociaciones de todo tipo, que ofrecen licenciaturas, consultas y conferencias sobre el tema, pero no se arremangan las blusas.

Los resultados pueden verse: más y más feminicidios y más crímenes atroces, como ese de cortarle las manos a una joven madre que ahora no tiene como ganarse la vida.

La violencia engendra violencia. Las muchachas de los barrios y campos que se embarazan a los 13, 14, y 15 años, y luego no saben qué hacer con los niños y niñas, los maltratan, de palabra (el abuso más común) y físicamente. Detrás de cada hombre violento hubo un padre o madre abusador, por eso este problema, engendrado por la miseria económica y vital, no ser resuelve con consejos ni medidas preventivas, como imponer distancias a los agresores.

En un país donde no hay refugios para mujeres abusadas,( prioridad del próximo gobierno, uno por provincia por lo menos), las mujeres amenazadas no tienen dónde acudir, y a falta de infraestructura el único modo de enfrentar los feminicidios es con la acción comunal. 
¿Cuál acción comunal?

La organización de los Comites Barriales contra la Violencia Doméstica, unas tarea organizativa que implica reunir a los vecinos de una barriada y decirles que en “pleito de mario y mujer”, si hay que meterse, pero en grupo, jamas de modo individual. Cuando se escuche a un hombre golpeando, o amenazando, a una mujer, hay que tocar la puerta, derribarla si es necesario, y detener al agresor.

En Cuba, no hay feminicidios, porque los Comités Pro Defensa de la Revolución, CDRs, han asumido la violencia contra la mujer como un problema a combatir. Si cada iglesia, sindicato, Partido político, ONG, Fundación u organización, asumiera la conformación de los comités barriales contra la violencia doméstica como una tarea prioritaria, detendríamos la epidemia.

Mientras, pregunto, ¿no puede el Gobierno, cualquiera de las Embajadas en el país, o cualquier Fundacion, enviar a la joven que perdió las manos a un país donde le puedan poner prótesis de reemplazo?
En cuanto al agresor, soy siempre partidaria de la solución china si no se demuestra demencia. Mandarlo a la cárcel nada resuelve, porque de ahí saldrá peor, aunque le corten las manos.

En USA, los presos tienen sus mecanismos propios de hacer justicia y ahorcan a los agresores de mujeres, e infancia. Aquí vamos, por ahora, a intentar detenerlos mediante los Comités Barriales contra la Violencia Doméstica, en lo que el hacha va y viene.

Chiqui Vicioso

Tomado de su perfil de Facebook