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Derechos humanos | Por Redacción Espacinsular

Del lado mexicano, los albergues están desbordados y los migrantes y refugiados están expuestos a muchos riesgos.

La agencia de la ONU destaca la falta de información, servicios médicos y asistencia vital en esa frontera, calificando la situación como “grave”. Asimismo, le recuerda a Estados Unidos que solicitar asilo es un derecho humano.

La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) informó este martes sobre la situación humanitaria de las personas refugiadas y migrantes que llegan a México, sobre todo a la frontera norte, la mayoría con el objetivo de cruzar hacia Estados Unidos

En conferencia de prensa en Ginebra, el organismo expresó su preocupación a través de su portavoz, William Spindler, quien señaló que en esa zona fronteriza “la capacidad para recibir y brindar asistencia a personas refugiadas y migrantes ha sido superada durante meses”.

“La situación humanitaria en el lado mexicano de la frontera entre Estados Unidos y México sigue siendo grave”, recalcó.

Spindler explicó que las familias con niños pequeños llegan angustiadas y desorientadas, los refugios casi siempre están superpoblados y muchas personas permanecen en tiendas de campaña y campamentos informales que instalan alrededor de los albergues, pero fuera de ellos, lo que los expone a todo tipo de riesgos.

Solicitar asilo es un derecho humano

Al referirse a Estados Unidos, el portavoz recordó que el acceso a un territorio seguro para los solicitantes de asilo es una piedra angular de la Convención de Refugiados de 1951 y la ley de refugiados, y añadió que los gobiernos deben respetar ese instrumento internacional para proteger los derechos y la vida de los refugiados. 

“Solicitar asilo es un derecho humano”, enfatizó Spindler.

El vocero añadió que los sistemas efectivos de recepción y procesamiento en las fronteras, incluida la frontera sur de Estados Unidos, son factibles y necesarios para restablecer el orden, la humanidad y la equidad. 

Finalmente, refrendó la disposición de ACNUR de trabajar con las autoridades estadounidenses, al igual que las de otros países, para continuar buscando caminos seguros que puedan seguir los solicitantes de asilo y para que se ajusten a las leyes internacionales de refugiados y de derechos humanos todas las medidas y políticas fronterizas y de asilo.