La Compañía de Jesús en el país saludó la iniciativa de los representantes de las distintas Naciones, miembros de la OEA, y del Gobierno dominicano para celebrar del 13 al 15 de junio en nuestro país la 46ª Asamblea de la OEA con el tema “Fortalecimiento Institucional para el Desarrollo Sostenible de las Américas”.
Durante la cumbre se tiene previsto abordar los acuerdos para la implementación de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible en las Américas, así como reafirmar el compromiso con la erradicación del hambre y la pobreza en nuestro continente, en particular la pobreza extrema. La protección del medio ambiente y la gestión del riesgo de desastres ocuparan también un tiempo importante dentro de la agenda de este encuentro. Igualmente se promoverán iniciativas para la formulación e implementación de políticas públicas, estrategias y propuestas dirigidas a promover los derechos humanos de la mujer, la igualdad de género en todas las esferas de la vida pública y privada, una mayor organización de la sociedad civil para contribuir a la cohesión social plena y adoptar medidas para enfrentar las causas y consecuencias de la corrupción y la impunidad.
Los Centros Sociales ven en organizaciones regionales, como la OEA, estructuras intermedias que promueven una mayor diversidad y vitalidad interna, en una determinada área, dentro de la comunidad global de naciones. El hecho de que el Continente americano cuente con una Organización encargada de asegurar una continuidad mayor en el diálogo entre los Gobiernos, de promover la paz, de favorecer el pleno desarrollo en la solidaridad y de proteger a las personas, su dignidad y sus derechos, es un factor que beneficia a toda la familia humana. La historia de la comunidad organizada de los Estados, representada en este sistema regional por la OEA, es una historia de importantes éxitos comunes, debilidades y aspectos a mejorar. En palabras del Papa Francisco, pronunciadas en su discurso ante la ONU en el año 2015, declaraba que “es cierto que aún son muchos los graves problemas no resueltos, pero es evidente que, si hubiera faltado toda esta actividad internacional, la humanidad podría no haber sobrevivido al uso descontrolado de sus propias potencialidades. Cada uno de estos progresos políticos, jurídicos y técnicos son un camino de concreción del ideal de la fraternidad humana y un medio para su mayor realización”.
Como cristianos comprometidos con el evangelio y la construcción del Reino entendemos que una verdadera “casa común” para todas las personas conlleva una recta comprensión de la fraternidad universal y del respeto de la sacralidad de cada vida humana, de cada hombre y cada mujer; de los pobres, de los ancianos, de los niños, de los enfermos, de los desocupados, de los abandonados, de los que se juzgan descartables porque no se los considera más que números de una u otra estadística. Es por ello que, una vez más, saludamos con agrado la iniciativa de celebrar en nuestro país la Asamblea “Fortalecimiento Institucional para el Desarrollo Sostenible de las Américas” y hacemos un llamado a todos los sectores de la sociedad dominicana a una participación informada y dialogante en la misma.
Queremos hacer nuestras las palabras de Juan Pablo II, pronunciadas en su discurso ante la OEA en 1979, que decían “¡Qué alivio sería para vuestros pueblos, cuántas oportunidades nuevas se abrirían a su progreso económico, social y cultural, y qué ejemplo tan contagioso se daría al mundo, si en la difícil empresa de los temas que vais a tratar aquí se llegasen a encontrar soluciones realistas y decididas!”. Por este motivo, desde la Red de Centros Sociales esperamos que en dicho encuentro surjan propuestas prácticas para que en los países de la región se fortalezcan los mecanismos institucionales de protección de los derechos humanos, especialmente de los grupos más vulnerables y empobrecidos.
Por todo lo anteriormente expuesto exhortamos a delegados y representantes oficiales de los gobiernos en dicha Asamblea, y al gobierno de República Dominicana que acoge este evento, a adoptar medidas institucionales, con base en los instrumentos interamericanos existentes y sin menoscabo de la identidad de los pueblos, que coadyuven a reforzar Estados de derecho que sean garantes de las libertades democráticas y los derechos humanos. Del mismo modo solicitamos a los líderes de los gobiernos del Continente adoptar las medidas financieras e institucionales que sean necesarias para garantizar el funcionamiento del Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos, proveyendo los recursos necesarios tanto a la Comisión como a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ya que son instituciones que juegan un rol complementario e indispensable en el desarrollo institucional que necesitan nuestros Estados para avanzar hacia la construcción de objetivos y sociedades sostenibles.