El panel de expertos del Foro Socioambiental Cambio Climático, 2025, arribó a la conclusión de que el Gobierno practica la resiliencia invertida y está obsesionado con el gas natural.
Este evento se celebró el pasado miércoles, 12 de noviembre, a casa llena reuniendo dirigentes y activistas sociales y ambientales del Gran Santo Domingo, de la región sur, este y del Cibao, en ocasión de estar realizándose actualmente la Cumbre Mundial del Clima, COP 30, en Belém, Brasil. Formaron parte del panel que constituyó la parte central del Foro, Enrique de León, del Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático, CNLCC, Luis Carvajal, coordinador de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, Heidy Lorenzo del Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente, INSAPROMA, y Luis Alejo Javier del Instituto Dominicano de Desarrollo Integral, IDDI.
Aunque los temas del panel fueron diversos, un hilo de ideas comunes atravesó y vinculó las ponencias creando un cuerpo coherente de diagnósticos y propuestas sobre la crisis climática y medioambiental que vive el planeta y la República Dominicana.
Defensa y fortalecimiento de los ecosistemas
Un concepto poderoso fue acuñado por el profesor Luis Carvajal, la resiliencia invertida, que consiste en invertir para debilitar los ecosistemas que son la primera barrera natural de defensa que cuenta el país ante los fenómenos extremos del cambio climático.
“En teoría, deberíamos invertir para reducir la vulnerabilidad. En la práctica, muchas de nuestras decisiones públicas y privadas están invirtiendo para aumentarla”, dice Carvajal para agregar a seguidas “no sólo somos vulnerables al cambio climático, sino que estamos siendo vulnerabilizados por un modelo de desarrollo que destruye nuestra infraestructura natural de resiliencia”.
Mostró que muchas de las decisiones y medidas tomadas por las autoridades son parte de una política de anti-adaptación climática como son sepultar los humedales y los manglares para favorecer proyectos turísticos o inmobiliarios, conceder planes de manejos fraudulentos en cuencas altas que en realidad son deforestaciones encubiertas, la extracción de agregados en ríos y arroyos, el establecimiento de vertederos a cielo abierto y depósito de desechos sólidos en las cañadas, transformándolas en sumideros de basuras.
Igualmente indicó que son parte de la política anti-adaptación climática las concesiones mineras en detrimento de una fábrica de agua, la colocación de barcazas contaminantes atracadas en una costa frágil y permitir la creación de pasivos ambientales como las grandes montañas de cenizas tóxicas de carbón de Punta Catalina que son una amenaza perpetua de contaminación de aguas y de terrenos fértiles de cultivos, así como de daño a la salud de las comunidades vecinas.
“En términos climáticos, el mensaje es brutal: rellenar un manglar para construir un hotel es demoler el muro de contención de ese hotel antes de que llegue el huracán. Y cuando el huracán llegue, no será un “desastre natural”, será la consecuencia lógica de una decisión de uso de suelo”, señaló.
El profesor Carvajal planteó lo que él denominó algunas líneas mínimas de coherencia como sería la prohibición inmediata de nuevos rellenos de humedales y manglares, revisión profunda de los planes de manejo forestal en áreas protegidas y suspensión de aquellos que no cumplan criterios científicos estrictos, aplicación de la Ley de Ordenamiento Territorial, programa nacional de restauración de cuencas y manglares.
También propuso la aplicación de la ley de ordenamiento territorial, programa nacional de restauración de cuencas y manglares, la transición energética limpia y justa, y gestión de residuos.
“Tenemos planes, tenemos leyes, tenemos diagnósticos. Lo que nos falta es coherencia de Estado”, sentenció.
Fracaso del modelo eléctrico
Para Enrique de León, del Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático, CNLCC, la imagen de las cuatro barcazas alineadas en Los Negros de Azua y la ocurrencia del apagón general el pasado martes, 11 de noviembre, evidenciaron el fracaso de la política eléctrica del Gobierno dominicano. “Es el final de un callejón sin salida”, describió.
Este evento se celebró el pasado miércoles, 12 de noviembre, a casa llena reuniendo dirigentes y activistas sociales y ambientales del Gran Santo Domingo, de la región sur, este y del Cibao, en ocasión de estar realizándose actualmente la Cumbre Mundial del Clima, COP 30, en Belém, Brasil. Formaron parte del panel que constituyó la parte central del Foro, Enrique de León, del Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático, CNLCC, Luis Carvajal, coordinador de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, Heidy Lorenzo del Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente, INSAPROMA, y Luis Alejo Javier del Instituto Dominicano de Desarrollo Integral, IDDI.
Aunque los temas del panel fueron diversos, un hilo de ideas comunes atravesó y vinculó las ponencias creando un cuerpo coherente de diagnósticos y propuestas sobre la crisis climática y medioambiental que vive el planeta y la República Dominicana.
Defensa y fortalecimiento de los ecosistemas
Un concepto poderoso fue acuñado por el profesor Luis Carvajal, la resiliencia invertida, que consiste en invertir para debilitar los ecosistemas que son la primera barrera natural de defensa que cuenta el país ante los fenómenos extremos del cambio climático.
“En teoría, deberíamos invertir para reducir la vulnerabilidad. En la práctica, muchas de nuestras decisiones públicas y privadas están invirtiendo para aumentarla”, dice Carvajal para agregar a seguidas “no sólo somos vulnerables al cambio climático, sino que estamos siendo vulnerabilizados por un modelo de desarrollo que destruye nuestra infraestructura natural de resiliencia”.
Mostró que muchas de las decisiones y medidas tomadas por las autoridades son parte de una política de anti-adaptación climática como son sepultar los humedales y los manglares para favorecer proyectos turísticos o inmobiliarios, conceder planes de manejos fraudulentos en cuencas altas que en realidad son deforestaciones encubiertas, la extracción de agregados en ríos y arroyos, el establecimiento de vertederos a cielo abierto y depósito de desechos sólidos en las cañadas, transformándolas en sumideros de basuras.
Igualmente indicó que son parte de la política anti-adaptación climática las concesiones mineras en detrimento de una fábrica de agua, la colocación de barcazas contaminantes atracadas en una costa frágil y permitir la creación de pasivos ambientales como las grandes montañas de cenizas tóxicas de carbón de Punta Catalina que son una amenaza perpetua de contaminación de aguas y de terrenos fértiles de cultivos, así como de daño a la salud de las comunidades vecinas.
“En términos climáticos, el mensaje es brutal: rellenar un manglar para construir un hotel es demoler el muro de contención de ese hotel antes de que llegue el huracán. Y cuando el huracán llegue, no será un “desastre natural”, será la consecuencia lógica de una decisión de uso de suelo”, señaló.
El profesor Carvajal planteó lo que él denominó algunas líneas mínimas de coherencia como sería la prohibición inmediata de nuevos rellenos de humedales y manglares, revisión profunda de los planes de manejo forestal en áreas protegidas y suspensión de aquellos que no cumplan criterios científicos estrictos, aplicación de la Ley de Ordenamiento Territorial, programa nacional de restauración de cuencas y manglares.
También propuso la aplicación de la ley de ordenamiento territorial, programa nacional de restauración de cuencas y manglares, la transición energética limpia y justa, y gestión de residuos.
“Tenemos planes, tenemos leyes, tenemos diagnósticos. Lo que nos falta es coherencia de Estado”, sentenció.
Fracaso del modelo eléctrico
Para Enrique de León, del Comité Nacional de Lucha Contra el Cambio Climático, CNLCC, la imagen de las cuatro barcazas alineadas en Los Negros de Azua y la ocurrencia del apagón general el pasado martes, 11 de noviembre, evidenciaron el fracaso de la política eléctrica del Gobierno dominicano. “Es el final de un callejón sin salida”, describió.

En su opinión, la crisis eléctrica del país es una crisis de gestión y también es el fracaso del modelo denominado de diversificación energética de la matriz eléctrica dominicana, que consistió en introducir el gas natural y el carbón mineral para generar electricidad, además de los derivados del petróleo hasta ese entonces predominantes.
Explicó que en vez de aplicar la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo que ordena la sustitución de los fósiles por fuentes de energías renovables como el sol y el viento, el actual Gobierno ha mantenido el carbón y estableció el gas natural como combustible predominante. En este modelo, las energías renovables son consideradas secundarias o complementarias.
Dijo que el modelo tocó fondo cuando la Central Termoeléctrica Punta Catalina ha demostrado que no es fiable ni segura porque puede salir de operación cuando menos se espera a causa de las numerosas fallas estructurales de su construcción por parte del Consorcio Odebrecht.
“A la misma vez los grandes proyectos de gas natural en el norte del país no acaban de entrar en operación a pesar que comenzaron a construirse desde el 2020, porque no disponen de un suplidor fijo, seguro y estable de gas natural”, reveló.
Manifestó que el gas natural que podría llegar al país desde EUA, está comprometido con el mercado europeo que por la guerra de Ucrania y las sanciones internacionales tiene vedado el gas natural ruso.
Condiciones óptimas para las energías renovables
De León calificó de verdadera locura hacer depender la electricidad de un país de un combustible importado cuyo suministro no está garantizado, cuando la República Dominicana tiene todas las condiciones para generar toda la electricidad que necesita a partir del sol y del viento a muy bajo costo.

“Este Gobierno como el anterior está cegado por la obsesión de los fósiles. Primero fue la obsesión del carbón de Danilo Medina y ahora es la obsesión del gas natural de Luis Abinader, que no les permitió ver que la solución de la crisis eléctrica del país la tenemos aquí con el sol y el viento”, aseguró.
Consideró que las condiciones del país para generar electricidad a partir del sol y del viento son tan óptimas que la radiación solar es de 5 Kwh por metro cuadrado por día promedio, una de las más elevadas del planeta.
Igualmente, planteó que el país cuenta con un régimen de vientos muy favorable para la energía eólica. “Siendo una isla cruzada por vientos oceánicos, contamos con más de mil kilómetros de costa junto a cadenas montañosas que generan corrientes de vientos permanentes”.
Afirmó que la solución a la crisis eléctrica es acabar de realizar la transición hacia fuentes limpias y renovables tal como lo plantea la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo, con el propósito de que al año 2030, la matriz eléctrica dominicana sea cien por ciento renovable o cerca de este porcentaje.
Recomendó que se celebren subastas internacionales inversas para establecer granjas eólicas y solares que generen electricidad a los precios internacionales, revisar los contratos solares y eólicos otorgados a 20 años para ajustarlos a condiciones y precios justos, y cerrar de forma gradual todas las plantas de carbón existentes en el país para el año 2030.
También sugirió poner en marcha la revolución de los techos, especialmente ejecutando el programa propuesto por RD100% Renovable de colocar de forma masiva sistemas solares en casas de familias populares bajo el financiamiento mixto del Gobierno y las cooperativas, y declarar a la República Dominicana libre de fósiles tanto en la generación eléctrica como prohibiendo la exploración y explotación de hidrocarburos en suelo y en las aguas del país.





