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Medio Ambiente y Cambio Climático |

Nuevamente la sequía y la escasez de agua pasa a ser el tema más importante del país. Las presas alcanzan el umbral mínimo. Todas están a punto de colapsar. El agua hay que racionarla porque no es suficiente para abastecer las grandes poblaciones que forman parte de la demografía dominicana y que se impacientan ante la falta de este preciado líquido.

 Los sistemas de riego están al borde del colapso evidenciándose que los daños infringidos a algunos cultivos se reflejaran en una sensible reducción de su productividad. Muchos aseguran que la seguridad alimentaria del país está en peligro por sus vínculos con la disponibilidad de agua.La generación hidroeléctrica esta también afectada, a pesar de ser erróneamente la prioridad.

Lo más grave de todo esto es que reaccionamos cuando no nos llega el agua, todo se le atribuye a la sequía, y no es así. Nadie se detiene a pensar que es lo que está sucediendo con las zonas de captación de agua de las cuencas de los ríos.

Las zonas de captación de agua es el territorio que regula el rio, porque es donde llueve más y donde se retiene el agua que se le va cediendo paulatinamente al rio.

El suelo absorbe el agua cuando llueve y la va cediendo poco a poco hasta llegar al rio, en un fenómeno denominado efecto esponja; pero esto solo sucede cuando las cuencas están protegidas, cuando están reforestadas y cuando no hay conflictos de uso en su territorio. En esas condiciones el bosque protege el suelo y el suelo alimenta al rio, manteniendo un caudal estable que alimenta permanentemente las presas y todos los sistemas que demandan agua, como los acueductos, las generadoras hidroeléctricas y los canales de riego.

Pero que es lo que sucede hoy día en las zonas de captación de agua de los ríos:

La deforestación avanza y la erosión no se detiene. La gente siembra, Yuca, Habichuela, Guandul, Maíz y otros cultivos de ciclo corto en lugares donde los suelos solo deben usarse para la producción forestal, la producción de madera y en otros que ni siquiera dan para eso. O simplemente a los grandes propietarios de tierra montañosa, el bosque le estorba para la expansión de su finca de ganado. Todo este caos ecológico es acompañado de la perniciosa práctica de la quema de la biomasa que el propio sueloha producido, degradándolo y en muchos casos hasta produciendo incendios forestales.

Ante un cuadro así, cuando llueve el agua llega muy rápido al rio porque el suelo ya no puede retenerla, se acelera la escorrentía y se reduce drásticamente la infiltración. El rio se torna cada vez más agresivo ante las lluvias, pero se seca rápidamente en los periodos de estiaje o cuando deja de llover.

Si seguimos buscando la culpa en la sequía, nunca le prestaremos atención al desastre y el desorden que impera en nuestras zonas de captación de agua, la parte más sensible de nuestras cuencas hidrográficas. Cada día nuestro pueblo sufrirá más ante los eventos de sequias extremas, muchas de ellas como consecuencia del cambio climático.

Es por ello que estamos reclamando del Estado y la sociedad un urgente reordenamiento radical del uso de los suelos en nuestras montañas, principalmente en las zonas de captación de agua. El país se estádando un lujo que no puede darse. Exigimos una intervención radical del Gobierno y de los Legisladores que permita ordenar los lugares que le dan vida al rio.

Es urgente la aprobación de la ley de ordenamiento territorial que incorpore la protección de los ríos y su cuenca alta, como un aspecto estratégico, donde se asuma como política del Estado la incorporación de los pequeños propietarios a un sistema de subsidio Estatal para incentivar los usos sostenibles de los suelos y proteger la producción de agua. El subsidio ayudaría a los más pobres a producir madera, produciendo su sustento sin destruir el medio ambiente.

Con los grandes propietarios es indispensable que el Estado discuta la aplicación de planes conjuntos para controlar la ganadería y eliminar los modelos productivos que degradan el medio ambiente.

Es urgente una discusión nacional para corregir ahora, lo que podría ser una situación catastrófica en el futuro no muy lejano.

No sigamos echándole la culpa a la sequía, si no somos capaces de adaptarnos al cambio climático y a estos eventos recurrentes. Ríos  importantes como el Yaque del Norte, El Yaque del Sur, El Yuna y otros están siendo seriamente maltratados en sus entrañas y la falta de agua es el resultado.

El Estado y la sociedad tienen que hacer una discusión seria sobre este problema que está poniendo en juego la seguridad alimentaria, el suministro de agua a las sedientas poblaciones humanas y nuestra estabilidad y supervivencia como nación. En vez de lamentarnos cada vez que hay una sequía, tenemos que prepararnos ahora haciendo los cambios que sean necesarios si no queremos sucumbir como país. 

 Junta Directiva de SOECI

 

Santiago 1 de agosto  del 2015