Ginebra/Puerto Príncipe, 14 de enero de 2024 – Más de un millón de personas se encuentran desplazadas internamente en Haití, según las alarmantes cifras publicadas por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
Los últimos datos revelan que 1.041.000 personas, muchas de ellas desplazadas en múltiples ocasiones, luchan por sobrevivir en medio de una crisis humanitaria que se intensifica. Los niños son los que más sufren los desplazamientos, ya que representan más de la mitad de la población desplazada.
Esto supone que el número de desplazados se ha triplicado en un año, pasando de 315.000 en diciembre de 2023 a más de un millón. Solo en la capital, el desplazamiento casi se ha duplicado, aumentando un 87%, impulsado por la incesante violencia de las bandas, el colapso de los servicios esenciales (en particular la atención sanitaria) y el empeoramiento de la inseguridad alimentaria. Se trata de la cifra más alta registrada de desplazamientos debido a la violencia en Haití, lo que pone de relieve las urgentes necesidades de seguridad y asistencia.
“Haití necesita asistencia humanitaria sostenida en este momento para salvar y proteger vidas”, dijo la Directora General de la OIM, Amy Pope. “Debemos trabajar juntos para abordar las causas profundas de la violencia y la inestabilidad que han provocado tanta muerte y destrucción”.
La mayoría de los desplazados proceden del área metropolitana de Puerto Príncipe. Muchos buscan refugio en las provincias de Haití, lo que abruma a las comunidades de acogida y agota los recursos limitados. En el departamento de Artibonite, el desplazamiento se triplicó en 2024 y alcanzó a más de 84.000 personas, lo que pone de relieve la propagación de la violencia más allá de la capital haitiana.
El 83% de los haitianos desplazados dependen de comunidades de acogida ya sobrecargadas, como conocidos, amigos y familiares, para encontrar refugio, mientras que los restantes luchan por salir adelante en asentamientos improvisados. Para agravar esta crisis, el año pasado 200.000 haitianos fueron deportados a Haití, lo que aumentó aún más la presión sobre los servicios sociales del país, que ya estaban desbordados.
Los sitios de desplazados, especialmente concentrados en la capital, han aumentado significativamente en número, pasando de 73 a 108 en un año. Estos sitios están gravemente superpoblados y carecen de acceso adecuado a servicios esenciales como alimentos, agua potable, saneamiento y educación. Los informes de estos sitios revelan un deterioro de las condiciones, ya que las familias luchan por sobrevivir en refugios improvisados mientras enfrentan crecientes riesgos de salud y protección.
A pesar de los desafíos, la OIM está brindando apoyo fundamental a quienes lo necesitan. “Nuestros equipos están sobre el terreno todos los días, brindando agua potable, atención médica y refugio, pero las demandas están aumentando rápidamente”, dijo Grégoire Goodstein, Director de la OIM en Haití. “Con el apoyo adecuado, estamos listos para ampliar aún más nuestros esfuerzos, abordar las necesidades urgentes y ayudar a los haitianos a reconstruir sus vidas”.
En 2024, la Organización proporcionó acceso a 18 millones de litros de agua potable a los sitios de desplazamiento y rehabilitó bombas de agua en las comunidades afectadas, beneficiando a miles de familias. Se han proporcionado artículos esenciales, como mantas, contenedores de agua, lámparas solares y kits de higiene, a las personas necesitadas. La Organización también proporcionó asistencia para la reubicación, subsidios de alquiler, asistencia médica y apoyo psicosocial a 75.000 personas.
La OIM reitera la necesidad de que se siga prestando asistencia humanitaria, junto con inversiones a largo plazo en gobernanza, seguridad y cohesión social. Estos esfuerzos son esenciales para romper los ciclos de violencia y desplazamiento, fomentar la estabilidad en las comunidades y restablecer la esperanza de recuperación.
“Los haitianos merecen un futuro. En momentos de crisis tan profunda, el mundo debe optar por la solidaridad en lugar de la indiferencia”, concluye Amy Pope.