El Consejo Asesor de CONFER Migraciones, que trabaja en el ámbito de la movilidad humana y del refugio se une a la celebración del Día Internacional del Migrante reconociendo la riqueza del aporte de las personas migrantes a nuestra sociedad, denunciando la sistemática vulneración de sus derechos- con una mirada especial a la Frontera Sur- y haciendo una llamada a seguir apostando por la construcción de una cultura de la hospitalidad.
En la reciente visita del papa Francisco a Lesbos, como signo de fraternidad, hospitalidad y acogida a los más vulnerables en el rostro de las personas migradas y refugiadas, el Santo Padre instaba a “no fomentar el miedo al otro, sino a acompañar procesos y favorecer una indispensable integración, para acoger las culturas y las tradiciones de los otros de una manera fraterna y responsable” .
Esta es otra clara invitación a seguir construyendo puentes y no levantando muros que nos separen o dividan. En ese sentido, entendemos que la Vida Religiosa en España tiene una gran responsabilidad: continuar participando activamente en procesos de acompañamiento, integración y sensibilización de tal manera que vayamos sintiendo dentro y fuera de la Iglesia que todos somos hermanos. Para ello seguimos impulsando la campaña “+Hospitalidad: caminos de esperanzas compartidas” que busca contribuir a la construcción de una Cultura del Encuentro en el entorno de nuestras entidades, comunidades y sociedad civil.
A la luz de estas certezas, denunciamos la sistemática violación de derechos humanos que se vive en las fronteras de todo el mundo y también en la Frontera Sur de Europa. Creemos que no debemos, bajo ningún motivo, acostumbrarnos a las vulneraciones de derechos, como tampoco podemos legitimar con el silencio lo que sucede de un lado y otro de la frontera.
Desde el Consejo Asesor de CONFER Migraciones entendemos que la vida de las personas es un don sagrado, que la Vida Religiosa está llamada a asumir su vocación profética desde los pobres y que los derechos humanos de las personas migradas y refugiadas no deben entrar en conflicto con una adecuada gestión de las fronteras.