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Opinión | Riamny María Méndez Féliz

“Queremos que las escuelas deformación, que son buenas, puedan tener recursos, financiamiento para que puedan funcionar mejor. 

Son de las cosas que necesitamos para que el emprendedor pueda tener un marco para trabajar. Hay unas condiciones que tiene que garantizar el Estado, no se le puede dejar solo a lo privado”

¿Hace cuánto tiempo que no vas a una obra de teatro? El teatro dominicano tiene una gran variedad de temas y propuestas, cuentan las actrices y dramaturgas Ingrid Luciano y Roberlitza Pérez entrevistadas en Libertarias.

Pero Luciano entiende que es necesario mejorar las condiciones de trabajo de los teatristas, y el apoyo a la promoción del teatro en todo el país, de modo que no sea un lujo destinado a ciertos sectores sino un bien cultural disponible para todo el que desee disfrutarlo.

 Libertarias. ¿Por qué te gusta el teatro?

Roberlitza. Es una historia larga. Hacia poesía coreada en la universidad. Antes de eso, hacia teatro desde pequeña. El teatro siempre ha sido un puerto seguro, al que llego y soy feliz: el lugar donde mejor me puedo expresar, desde la actuación, la dirección, la dramaturgia. He encontrado un espacio de expresión, donde mostrar mis ideas al mundo y ser libre.

Libertarias.  Cuéntanos sobre tu dramaturgia y lo que te inspiró a escribir tu más reciente obra

Roberlitza. Esta obra se llama “Una mujer quiere escribir un informe”.  Tengo otra obra: “Postales para la amargura dominicana”, que presentamos en pandemia, en 2021. Aborda la cuestión de que los dominicanos somos alegres y felices, pero hay una amargura interna que se disfraza de alegría, podemos estar sonrientes y siempre al borde de la tragedia.

“Una mujer quiere escribir un informe” trata sobre la explotación laboral de una oficinista. Se abordan otros temas como la identidad, y la forma en la que en el trabajo de 9:00 a 5:00 olvidamos el sentido de la vida, olvidamos nuestros anhelos y nuestros sueños, y que la vida va más allá.

Libertarias. ¿Qué te motivó a escribir la obra?

Roberlitza. Mi primer trabajo fue a los 18 años, como secretaria en una institución del Estado. Luego, aunque era estudiante de término, mi segundo trabajo fue como asistente, y después de graduarme seguía en la misma posición, pero pedía que me nombraran (en otro puesto).  Mi tercer trabajo fue de asistente también. Sí, tenía opciones de dedicarme al teatro después del trabajo, no era totalmente esclavizante. Pero, aprendí cómo se maneja la cuestión de ser secretaria, de estar al servicio, de ser asistente. Uno de mis trabajos más cansón fue mi último puesto como asistente.

De ahí surge la inspiración, de mi propia experiencia, por eso el personaje es una asistente que trabaja en una oficina donde tiene que encontrarse a ella misma, descubrir esa realidad que tenemos en la actualidad, del estrés, la ansiedad laboral, llevarse trabajo a la casa. Es un puesto de confianza, exige discreción, prudencia al hablar, modos de ser.

Exige cierta apariencia. Tener el pelo planchado, el pelo lo más lacio posible, lo más “peinado” posible. Todas los que hemos trabajado en oficina y tenemos el pelo rizo, nos hemos dado cuenta de que a veces es difícil, lo digo desde mi experiencia, prefería lacearme el pelo porque me costaba trabajo estar “peinada” con el pelo rizo, lo digo entre comillas, prefería lacearme el pelo y ya, y no estar sometida a esa presión.  

Muchas personas tienen que someterse a procesos químicos para tener el pelo lacio porque en sus lugares de trabajo eso no es formal. También abordamos ese tema, y esa uniformidad del cuerpo, ese cuerpo “docilizado” que establece muchas veces ese mundo de las oficinas.

Libertarias. En tus obras hablas de mujeres, ¿hay una conexión con la representación?

Roberlitza. Soy mujer y veo el mundo desde el punto de vista del ser mujer, mujer caribeña negra, y tiene que salir de alguna manera en lo que hago y lo hago con esa intención. Pero también he conversado con Ingrid, que a veces sucede que cuando una mujer escribe sobre “temas femeninos” se suele decir que es solo “sobre mujeres”. Pero los temas son universales. Ahh cuando los hombres escriben sobre ellos, son “universales”…

Libertarias. Si los hombres escriben sobre ellos es “alta literatura”…

Ingrid. Parece que el teatro no es gran literatura nunca, para nadie (risas) es una escritura viva. Es mucho lo que se está escribiendo desde las artes escénicas, tanto mujeres como hombres. Hay un gran aporte a la dramaturgia de mujeres muy diversas.

Libertarias. Cuéntanos sobre tu libro "Prostitutas": una ventana a la dramaturgia dominicana (1957-2021)

Ingrid. Estudia textos que tienen personajes de mujeres que se prostituyen. De autores de aquí y de la diáspora. Analiza cómo se presenta el personaje de la prostituta desde una mirada que entremezcla género, clase y raza, y los imaginarios sobre la persona en situación de prostitución en el teatro.

Los hallazgos se presentan separados. Por un lado, dramaturgos y por otro, dramaturgas.  Se comparan los estereotipos, como la racialización  tiene un rol o no en la construcción del personaje.

Libertarias. ¿Y lo tiene?

Ingrid. Sí, en algunos casos. La inquietud nace porque veía al personaje de la prostituta dominicana en algunas obras de ficción, de narrativa, en Argentina; y quería ver cómo se respondía desde la producción dramática en nuestro país.

En algunos casos la racialización tiene un rol en la construcción de los personajes, para responder a la visión estereotipada sobre la mujer negra, migrante. También hay obras que hablan de la trata de personas y específicamente de mujeres para fines de explotación sexual. En algunas obras se pone sobre el tapete el estereotipo para criticarlo, viendo cómo se construyen otros personajes: el cliente, el proxeneta, las regentas, etc.

Cuando se trata de inmigrantes hay un asunto de racializacion como mujeres negras. También suele haber una racializacion a través de los nombres, como la rubia, la gringa, la jabada, cosas así. Mientras más “blanquita”, mas cotizada, y hacia afuera se vende lo exótico de la mujer negra, todo muy entre comillas porque hablamos del estereotipo, se cuestiona la imagen de la mujer como mercancía.

Es interesante ver que la reflexión está presente en las obras dramáticas, de una manera muy compleja, tomando en cuenta la subjetividad de los personajes: es teatro lo que estoy analizando, no son ensayos académicos. Pero de alguna manera lo bonito es ver que desde el teatro se ha desarrollado esa reflexión que también se da en la teoría. Pero en el teatro se logran vencer ciertas dicotomías, presentando la contradicción del universo de la prostitución como parte del drama.

Libertarias. ¿Cuáles son los temas recurrentes en la dramaturgia dominicana?

Roberlitza. Siento que hay mucha variedad dentro de la dramaturgia hecha por mujeres y por hombres, y por hombres queer y demás. Se habla desde la identidad, desde lo laboral. Hay temas como la sexualidad, hay diversidad de temas que se abordan en la dramaturgia. Hay una dramaturgia joven interesante, de una generación más reciente, que están en el oficio de escribir nuestras realidades actuales, y también lo histórico.

Libertarias. ¿Quiénes van al teatro, a quiénes le llega la dramaturgia?

Roberlitza. Necesitamos más énfasis en conquistar al público. Se necesita más promoción a nivel del Estado, el teatro es un bien cultural. Todo el mundo debería tener acceso. Pero la gente que vive en barrios donde no hay salas de teatro, difícilmente pueda llegar.  Los costos también son un tema, es más caro que ir a ver una película. En Villa Juana está el Centro Narciso González. Pero sí, son pocos los lugares. El teatro ocurre, porque ocurre en cualquier lugar.  Hay teatro en escuelas, en los pueblos. Soy parte del teatro rodante, y voy a varios lugares del país.

Pero, sigue siendo muy escaso, por la naturaleza del teatro, no es masivo, no es una serie de Netflix, no es una película, no se puede distribuir, es vivo: un encuentro entre quien lo hace y quien lo ve; y la falta de sitios.  Y la promoción, que el estado tiene que hacer su parte en eso, se necesita más promoción y énfasis en crear centros culturales.

Ingrid. También se reconoce la labor de teatristas que tratan de tener presencia en algunos barrios, como Luna, también quienes hacen en las calles las estatuas vivas. Si contaran con más protección y apoyo podrían salir de la Zona Colonial, que es donde se sienten más seguros.

A nivel comunitario siempre hay, es increíble el rol que ha tenido el teatro en la formación de mucha gente, aunque no se haya dedicado a eso. Con empujón, con apoyo, con infraestructura se puede hacer muchísimo más.

Libertarias. ¿Cómo se hacen los artistas sin un sistema mínimo de protección social?

Roberlitza. Tengo un trabajo, gracias a Dios y a la vida, soy agradecida.  Tengo la oportunidad de dar clases de teatro para sobrevivir, con un seguro. Debes tener un trabajo que te garantice las cuestiones básicas para poder hacer. Y hay quienes emprenden en el mundo del teatro, pero emprenden con algo seguro.  No conozco a nadie que haya emprendido sin una base para sustentarse, habrá personas que sí y las admiro. No hay forma de que puedas vivir solo de hacer teatro, es difícil. Para no decir que no, vamos a poner que es difícil, es complejo, porque no se puede decir que no se puede.

Ingrid. Realmente hay una demanda histórica de contar con esa seguridad, se entiende que las y los artistas solo pueden tener una pensión si un presidente lo decide, y solo si son muy famosos, pero la gente de teatro no llega a ese nivel de fama, porque el trabajo es tú a tú, con el público, directo.  El

Sabemos que es un tema generalizado el tema de las pensiones, el acceso a la salud, al trabajo digno, que podamos vivir de lo que hacemos. Manejamos el discurso de los derechos culturales, que incluyen el derecho de la población a disfrutar de las manifestaciones artísticas y el derecho de la gente que trabaja en el arte a tener condiciones dignas. Eso implica muchas políticas públicas para la cultura, que tienen que ver con fondos concursables, abiertos, públicos y transparencia en ese manejo, que llegue a todos los rincones del país, que no se quede solo en la capital y como mucho en Santiago, que llegue a todos lados.

Queremos que las escuelas deformación, que son buenas, puedan tener recursos, financiamiento para que puedan funcionar mejor.  Son de las cosas que necesitamos para que el emprendedor pueda tener un marco para trabajar. Hay unas condiciones que tiene que garantizar el Estado, no se le puede dejar solo a lo privado.

Libertarias. Entonces, se necesita también que el público apoye más al teatro

Roberlitza. Es muy lindo lo de decir que se apoye al teatro, pero el teatro es para disfrutarlo, no solo es para apoyar. Vamos a encontrarnos, a tener una conversación sobre un tema, no se puede hacer con una pantalla, vamos a ver y a disfrutar el teatro y a tener esta conversación, la vida es un disfrute y el arte es para disfrutarlo y para que conversemos.