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Opinión | Miguel Ángel Cid Cid/Consultor Internacional

El éxodo peledeista viene de atrás, encaminado por su propio candidato a la Presidencia de la República. Sin ir muy lejos recordemos el acto celebrado por Leonel Fernández, cerca del 2019, en el Club Sameji, El Ejido, Santiago de los Caballeros.

Abel Martínez, alcalde del municipio, hoy candidato a la Presidencia de la República, fue la atracción del evento. Allí pronunció un discurso no sólo temerario y violento, sino amenazante. Advirtió que el PLD se vaciaría en Santiago si el Comité Político insistía en bloquear a su entonces líder y guía.

“no solo tendrán que enfrentar los rugidos del León —dijo—, sino que los abelistas desde ya están dando la cara”.

Amenazar con irse, cual niño rebelde, es el patrón de conducta de Abel Martínez, dentro del PLD. El CP cogió la presión, flaqueó y se tragó el cuento divisionista e impuso a Abel en las primarias de octubre 2022 como candidato presidencial del partido para el 2024. Pero la treta política no evitó la otra partición, la precipitada salida de Julio César Valentín.

Cuando la olla explota

Los peledeístas siempre han estado negados a ver su luz interior con espíritu crítico. Pero hay otra luz, la que está al final del túnel, pero a ese punto luminoso que señala la salida le tienen pánico.

Por lo anterior, la tapa de la olla vuela de tiempo en tiempo. Siempre han conseguido taparla antes de que libere toda la energía comprimida.

Pero ahora es diferente.

La tapa voló tan lejos que ha sido imposible encontrarla. Mientras tanto el caldo sigue hirviendo amenazando con dejar el guiso seco.

Con la olla brotando lavas como si fuera el cráter de un volcán y sin poder satisfacer las apetencias de los líderes medios y mucho menos las de los jorocones, el PLD se encuentra en un cul-de-sac.

Y para colmo la mayoría de los que fueron funcionarios de alto nivel tienen que acechar antes de sacar la cabeza. Porque si Yeni Berenice y Wilson Camacho andan por ahí asechando se arma el juidero.

Qué tiene que ver Leonel Fernández y la FUPU en todo esto. Pues la Fuerza del Pueblo salió del PLD cuando la tapa voló. Pero el líder y guía gobernó durante doce años y ordeñó la teta de la vaca hasta el 2019.

Como los aviones Tucanos levantaron vuelo por orden de un tribunal la melena del León se erizó.

El PLD que aplazó la tarea de renovar sus dirigentes, ahora se empeña en evitar que los dinosaurios se fuguen para donde Leonel.

Para otros el PLD y la FUPU sirven de trampolín para brincar y caer en el partido de gobierno.

Ahora pegan el grito al cielo cada vez que un dirigente se le va a otro partido. Lo acusan de debilidad, de falta de compromiso con las ideas, de político oportunista, de busca cheques, etc.

Pero los que hoy se van, ayer llegaron al PLD acicateados por ofertas tentadoras. Es decir, si vienen de otro partido para sumarse al morado o verde son líderes responsables y, si se van de allí, es todo lo contrario.

O acaso no fueron Leonel y Danilo los que convirtieron al PRD, el PRSC, el PTD, el BIS, etc. en una cifra monetaria.

El PRM se les salvó porque el expresidente Hipólito Mejía detectó la trama y se mudó con sus seguidores dejando el viejo gran partido entrampado en su laberinto.

Ante cada escapada, en suma, los peledeistas y fupistas se van en lamentos. Parece que la tapa de la olla fue a caer en el Muro de las Lamentaciones.