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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

Los patrones meteorológicos se definen mediante la toma de informaciones de estaciones de superficie y de radar, que indica los períodos y frecuencias para la ocurrencia de fenómenos naturales en nuestro planeta. 

Estos patrones, permiten que, en base a informaciones de índole científico, se definan temporadas de concurrencia, para de esta forma poder diseñar actividades preventivas y de mitigación. 

La República Dominicana, se encuentra ubicada geográficamente en ruta directa de conformación de eventos naturales como ciclones, tormentas y otros, cuya afluencia ha impactado generalmente, en el período establecido como “Temporada ciclónica”, que incluye los meses desde junio a noviembre de cada año. 

En vista de nuestra ubicación y antecedentes de fenómenos que han tocado la dorsal de nuestra gente, por la “gran magnitud” de daños son recordados el ciclón San Zenón, David, y Georges, de acuerdo con la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, siglas en inglés). (https://eldinero.com.do)

En los mismos períodos de cada año, nuestro país también ha sido afectado duramente por una serie de tormentas tropicales, unas con potencial de convertirse en huracanes, otras que han depositado grandes milímetros cúbicos de agua a la superficie terrestre, provocando saturación de suelos y con ello las subsiguientes secuelas: inundaciones, deslizamientos de tierra y lamentables pérdidas de vidas humanas y animales. 

Hace poco tiempo que estamos presenciando un cambio o modificación de los patrones meteorológicos en nuestro país, ampliamente notable ante la sensación térmica casi asfixiante, que implica el drástico aumento de las temperaturas globales, la ocurrencia de huracanes y tormentas, en período no convencional, lo cual se constituye en una nueva amenaza y reto para los gobiernos y ciudadanía ante la necesidad de desarrollar otras habilidades de resiliencia y gestión de riesgo. 

Lo que estamos viviendo, sin dudas, es algo nuevo, pero no una novedad, ya que lo descrito se corresponde con el denominado y bien llamado “cambio climático”. 

Aun no tocábamos la década del 70, cuando ya científicos especializados en el medio ambiente, alertaban sobre las causas que estaban provocando al medio ambiente, el acelerado ritmo consumista, promovido por la novedad de un sistema capitalista, cuya necesidad de recursos naturales cada día fue en aumento, sin pensar, analizar o tomar en cuenta que los mismos son finitos, que algún día se podían agotar o que en su defecto, su sobre explotación traería consecuencias irreparables a la humanidad. 

Aunque en pleno siglo XXI y muy a pesar de todas las consecuencias que estamos observando, todavía personas, de repunte y representación política e ideologías, dicen no creer en el campo climático y mucho menos aportar en favor de la lucha contra el, mientras tanto, los más vulnerables y los que justamente no se han beneficiado del sistema capitalista, son y serán los más afectados de las consecuencias de un uso y abuso de recursos que ya difícilmente tendrá marcha atrás. 

Este mes de noviembre el planeta superó la temida cifra de 2,0 grados en el aumento de la temperatura, y estadísticas indican que cada año, esto podría ir en aumento. 

Nos queda como ciudadanos, ocuparnos y responsabilizarnos en aportar nuestra gota de agua o granito de arena, no importa cuán diminuta consideremos la acción. En algo contribuye. 

Siembra árboles 

Reduce el consumo  

Reutiliza todo lo que puedas

Clasifica los desechos 

No lances desperdicios a la calle o ningún otro lugar, no destinado a estos fines. 

"El clima está cambiando, nosotros también deberíamos."