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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

Es normal que mientras nos trasladamos por las carreras de nuestro país, seamos testigo no de una, dos o tres, sino varias imprudencias, cometidas por chóferes de transporte pesado, los cuales a pesar de ir repletos de mercancías, no les tiembla el pulso para movilizarse alta velocidad.

Realizar rebase improvisado, dirigirse en el carril izquierdo y ni decir de las condiciones físicas de dichos medios de transporte.

Esta realidad evidente a los ojos de todo el que transita por carretera, más no de las autoridades del tráfico, se convierte en una pesadilla cuando ocurren los fáltales accidentes, que en muchos casos dejan cantidad de víctimas mortales y daños materiales a terceros e infraestructuras físicas públicas, cuyos costos de reparación nunca han sido cubiertos por estos infractores o quienes les representan y defienden a capa y espada, sino que los costos los asume el estado y por ende el ciudadano bajo la modalidad de recaudación de impuestos asignados a estas reparaciones.

Esta fatídica realidad, la cual nos coloca en el principal país a nivel mundial, líder en accidentes de tráfico, nos lleva analizar la Sostenibilidad del transporte de carga o pesado en nuestro país.

Con esto nos referimos a la viabilidad y futuro del mismo, ante la tan alta tasa de accidentes provocados por los mismos.

¿Cuáles son los niveles de seguridad con que los mismos se manejan?

¿Cuál es la responsabilidad de las empresas que contratan estos servicios a federaciones de camioneros?

¿Exigen las empresas condiciones de seguridad y mantenimiento que incluya estado de los neumáticos, luces direccionales en funcionamiento, licencias del conductor vigente, instalación de sistema de GPS para controlar velocidad de traslado?

Y los choferes, ¿ reciben evaluación de desempeño que permita analizar la pertinencia de movilidad segura?

Mientras continuamos transitando las carreteras, observando cómo estos hacen corte de pastelito sin conciencia alguna, se movilizan por elevados y espacios no destinados al transporte de esta categoría, provocando daños a las infraestructuras físicas ciudadanas, esperamos respuestas…

¿De quién es la responsabilidad?