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Opinión | Por Gisell Rubiera Vargas, M.A.

En la mañana, mientras me traslado a mis labores, me quedo observando los vehículos que circulan a mi alrededor y cuánta satisfacción me da el hecho de observar tantas mujeres dirigiendo sus vehículos hacia distintos destinos.

Algo que hace apenas pocos años era impensable, ya que se consideraba una labor de fuerza reservada para los hombres.

Hoy día, las mujeres no solo conducen vehículos de cuatro neumáticos, también lideran vehículos pesados cuya categoría de circulación es mayor, requiere mayor preparación y experiencia.

También podemos ver muchas mujeres conduciendo motos, pasolas y hasta margaritas.

Aunque el estigma y estereotipo nos ha arropado por años, donde no falta la frase “seguro es una mujer”, nos hemos atrevido. A pesar de las barreras impuestas por la sociedad, nos hemos capacitado y adquirido los de permisos de circulación, esfuerzos para adquirir las herramientas de movilidad y, claro, siempre recordando la importancia de circular de manera responsable, respetar las leyes y no cobijarnos en las brechas que pueden empañar nuestro género.

Por décadas, el transporte ha sido visto como un espacio predominantemente masculino. Sin embargo, en los últimos años, más mujeres han desafiado estas normas y se han abierto paso en áreas que antes eran impensables para ellas. En la República Dominicana, es cada vez más común ver a mujeres conduciendo motocicletas, taxis, autobuses y hasta operando el metro.

Esta transformación no es solo una cuestión de movilidad, sino un reflejo del cambio en la mentalidad social y del empoderamiento femenino. Conducir un vehículo, ya sea para llevar a sus hijos a la escuela o para trabajar en el transporte público, demuestra la determinación de la mujer dominicana para conquistar nuevos espacios.

Atrás quedaron los días en que el rol de la mujer estaba limitado al hogar. Hoy, las calles y carreteras también son suyas. Y aunque aún hay barreras por romper, su presencia en el volante es una señal clara de que el futuro es cada vez más igualitario.