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Opinión |

Miembros de la Junta Directiva de la Conferencia Dominicana de Religiosos y Religiosas (CONDOR), demandaron una sociedad más justa y decente luego de reflexionar sobre la corrupción y el sistema de justicia del país, apropósito de las decisiones judiciales relativas al senador Félix Bautista.

 

Aquí íntegro documento de posicionamiento de la CONDOR:

Los miembros de la Junta Directiva de la CONDOR, representantes de la vida consagrada de la Iglesia Católica en el país, hemos considerado como un deber del profetismo de nuestro bautismo y de nuestros votos religiosos compartir algunas reflexiones, en este tiempo de Semana Santa, sobre los signos de corrupción que preocupan a buena parte de la opinión pública de la República Dominicana en la actual coyuntura. Como a otros sectores de la sociedad dominicana, nos ha dejado perplejos el “No ha Lugar” emitido por el juez Alejandro Moscoso Segarra el 27 de marzo pasado, “Viernes de Dolores”, desestimando la acusación de corrupción presentada por el Ministerio Público contra el Senador Félix Bautista.

Esta sensación de perplejidad se vio aumentada con las imprudentes comunicaciones realizadas a través de las redes por la Suprema Corte de Justicia, como si quisiera dar a entender que el caso estaba cerrado. Las posteriores aclaraciones hechas por la misma Suprema Corte tampoco nos han dejado tranquilos, como a tantos dominicanos que se manifiestan impotentes, pero creativamente, a través de las redes sociales.

También nosotros nos hemos sentido burlados y desconcertados ante esta decisión. No somos especialistas en derecho; tampoco somos conocedores de los detalles de algo que se denuncia por todos lados, a saber, la falta de libertad de las Altas Cortes dominicanas.

Queremos sencillamente manifestar públicamente nuestro deseo de unirnos a tantas voces que gritan alarmadas por la impunidad que parece reinar en la vida política y social dominicana, motivada en buena medida por las expectativas asociadas a la contienda electoral del año venidero. Para iluminar nuestra inquietud, hemos leído un libro del entonces cardenal de Buenos Aires, Mario Bergoglio, ahora Papa Francisco, que ha ganado publicidad a raíz de unas declaraciones recientes de este como máxima autoridad de la Iglesia católica. El libro fue publicado en 2005 en Buenos Aires con el título Corrupción y pecado. Su propósito es hacer una especie de radiografía moral de la corrupción.

Nos ha resultado especialmente iluminador el pasaje donde se asocia corrupción con actitud triunfalista. Resaltemos algunas frases de este pasaje: “Toda corrupción crece y –a la vez– se expresa en atmósfera de triunfalismo. El triunfalismo es el caldo de cultivo ideal de actitudes corruptas, pues la experiencia les dice que esas actitudes dan buen resultado, y así se siente en ganador, triunfa.

El corrupto se confirma y a la vez avanza en este ambiente triunfal. Todo va bien. Y desde este respirar el bien, gozar del viento en popa, se reordenan y se rearman las situaciones en valoraciones erróneas. No es triunfo, sino triunfalismo (…).El corrupto, al integrar en su personalidad situaciones estables de degeneración del ser, lo hace de tal manera que alienten un sentido optimista de su existencia hasta el punto de autoembriagarse en un adelanto de la escatología como es el triunfalismo. El corrupto no tiene esperanza. El pecador espera el perdón… el corrupto, en cambio, no, porque no se siente en pecado: ha triunfado”. Dicho en una sola frase, al leer este pasaje hemos aprendido que “donde hay triunfalismo hay corrupción”. Esta cláusula nos puede servir para discernir lo que está sucediendo entre nosotros. El triunfalismo no es triunfo, aclara Bergoglio.

El triunfalismo es el sentimiento de aquel que sabe que ha ganado y ganará al contrincante “a como dé lugar”; avanza descalificando sistemáticamente a todo el que se le opone. De ahí que el Papa Francisco haya popularizado un slogan que debe ser entendido como una frase de efecto: “Pecador sí, corrupto no”. El pecador espera el perdón; el corrupto no, porque está convencido de que “no ha hecho nada”; él es quien ha triunfado y de ahora en adelante siempre triunfará. No sabemos bien por dónde se encaminarán los acontecimientos dominicanos en lo que resta del año.

Ciertamente percibimos una indignación social generalizada y creciente que clama por una sociedad más justa y decente, preocupada por la suerte de los más pobres y el respeto a las leyes. Queremos bajo este sentir manifestar públicamente nuestra determinación de unir todos nuestros frentes de servicio pastoral (escuelas, hospitales, casas de retiro, trabajo parroquial, comunidades orantes, centros sociales…) para acoger este grito de indignación, y evitar que la impunidad y el triunfalismo prevalezcan en la sociedad dominicana.

Con San Pablo, experimentamos en estos momentos cómo la creación entera, entre gemidos y dolores de parto, aguarda llena de esperanza “ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los Hijos e Hijas de Dios” (Rom 8, 20-22).

 Santo Domingo, 31 de marzo de 2015. Martes Santo.

Firmantes:

Fr. Jorge Luis Jiménez Portes, OFMCap Hna. Paula Tomasina González González, Hccs Presidente Vicepresidenta Hna. Carmen Lucia Oliveira Pereira, mscs Hna. Dania Margarita Rodríguez, HCTSJ Secretaria General Vocal Hna. Ana María Pérez González. HHA P. Juan de Jesús Rodríguez Castro, msc Vocal Vocal P. David Pantaleón, Sj Vocal.