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Opinión | TAHIRA VARGAS GARCÍA

La población joven de nuestro país sufre todo tipo de violaciones a sus derechos desde distintos espacios. A pesar de ello, nuestra juventud está construyendo sus propios espacios de expresión y demanda cada vez más un espacio nuevo y políticas dedicadas a la juventud.

 La inexistencia de una construcción del sentido de responsabilidad se debe a la ausencia de libertad. Padres/madres, abuelos/as tías/os tienen miedo de ofrecerle a los/as niños/as y jóvenes espacios de libertad donde tomen sus propias decisiones y tengan control sobre lo que hacen.

La libertad está intrínsecamente vinculada a la responsabilidad social, al ejercicio ciudadano y al desarrollo humano. Sin libertad no hay práctica ciudadana posible, necesita del sentido de responsabilidad.

Tanto en el hogar, en la calle como en los centros educativos se educa con represión, con sanciones permanentes en donde solo el “no” o las prohibiciones se mantienen como mensajes principales. Las prohibiciones generan rebeldía, violencia y poca conciencia.

La población adulta tiene miedo a la toma de conciencia de la juventud de sus derechos. Afectando con ello su empoderamiento con relación a su: cuerpo, sus expectativas futuras y su vida cotidiana. Ofrecerle libertad no los convierte en delincuentes, los convierte en entes socialmente responsables.

Los espacios desde donde nuestra juventud está construyendo su propia expresión son los siguientes:

- Bandas Juveniles-Naciones

- Música y expresiones artísticas: reguetón, rap

- Parques y colmadones

- Movilizaciones sociales

La inserción de la población joven en las bandas juveniles, pandillas, naciones es producto de la búsqueda de espacios de libertad, de acogida afectiva y de identidad Igualmente las pandillas y naciones son espacios de construcción de masculinidad, donde los conflictos son generados mayormente por las disputas por mujeres. Mientras más represión reciben los jóvenes en sus hogares, centros educativos y por la policía, más se afianza en ellos la pertenencia a grupos juveniles como las bandas, naciones y pandillas.

La población joven en nuestra sociedad demanda un cambio en las lógicas sociales que la rigen. Los cambios que necesita la población joven están vinculados a la búsqueda de una sociedad más democrática donde se respeten los derechos humanos y donde haya tolerancia social hacia las opciones sexuales diversas y hacia la cultura juvenil.