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Opinión |

Manuel Maza, SJ

Estos días, muchos buscan una consigna, un consejo para vivir el 2015 entero en paz y felicidad. Las lecturas este domingo nos ayudar a caminar el difícil camino de lo mío a lo de todos.

 El libro del Eclesiástico 24, 1-4. 12-16, revela la creencia de Israel de ser el pueblo donde reside la sabiduría de Dios. Los judíos creyeron firmemente y con razón que la sabiduría unió su destino al pueblo de Israel. Y no pocos pensaron, equivocados, que la sabiduría era su propiedad exclusiva.

La sabiduría es uno de los atributos de la Palabra de Dios y según el Evangelio de Juan, “La Palabra era la luz verdadera que alumbra a todo hombre”. Hoy nos toca aprender como Israel, que la sabia Palabra de Dios es una luz para todo hombre y toda mujer, no es propiedad exclusiva de nadie.

Hay permisos, negocios, puertos, carreteras, líneas de autobuses, proyectos comerciales, construcciones, acueductos y hasta fallos de la justicia, que llegan a ser realidad sin son apoyados por tal o cual grupito. Hay figuras públicas que lloran porque les quieren quitar el “barrilito”, es decir, constituirse en benefactores de posibles votantes con el dinero de todos.

Sacudamos el yugo de los intereses particulares y exijamos que las decisiones principales de nuestra sociedad se tomen pensando en todos. Uno de los grandes aportes de la Iglesia Católica a la convivencia en sociedad ha sido colocar en primer lugar el bien común, antes que los intereses individuales.

Ojalá que en este 2015 empezáramos a caminar la ruta difícil de lo mío a lo de todos. No progresamos como país, porque estamos tiranizados por coaliciones de intereses particulares.

En el 2015, Cristo, luz para todos, nos enseñe a pensar en todos. Ésa es la única ruta hacia la felicidad.