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Opinión | TAHIRA VARGAS GARCÍA

Los estudios de los problemas sociales y las realidades de los distintos grupos y territorios son un insumo necesario para las políticas públicas y para la intervención social. Los grupos destinatarios de las políticas públicas y sociales son el grupo sujeto-objetivo de las políticas y por tanto sus respuestas y condiciones influyen en su éxito o fracaso.

 La elección del enfoque antropológico aporta datos, descripciones, explicaciones y causalidades construidas desde categorías que responden a las lógicas sociales de los sujetos.

El enfoque antropológico se revela como adecuado para realizar procesos de conocimiento e intervención con los grupos denominados “destinatarios” de las políticas públicas y sociales. Este no agota el conocimiento y la intervención, es precisamente la construcción interdisciplinaria la que puede aportar a la producción de saberes en este campo.

Grassi (1996: 55) sostiene que lo específico del enfoque antropológico es que aporta “un modo de conocer o un método de pensar que permite captar espacios de lo real no previstos, en estructuración, en estado germinal”. Desde el uso de técnicas cualitativas en los ámbitos micro-sociales se puede mostrar una aproximación a la realidad social que identifica las relaciones sociales en el “locus social” y en el escenario en que se presentan.

Es indiscutible la pertinencia de la antropología para abordar el estudio de las sociedades complejas, Montero (1995: 85) señala que “la cultura se ha vuelto un problema para la conciencia contemporánea y que, en el análisis de lo cotidiano y sus mediaciones simbólicas y en el camino de la comprensión de ciertos procesos sociales, la antropología como ciencia de la cultura está al día”.

La problemática de la generalización desde los estudios antropológicos es planteada por muchos autores. La representatividad de los testimonios que surgen de la aplicación de técnicas cualitativas se identifica en su relación con lo que expresan estos testimonios de su sociabilidad. En este sentido Saltalamacchia (1983) destaca que “los seres humanos deben ser entendidos como un conjunto de relaciones sociales” por lo que cada testimonio refleja y expresa los patrones sociales y culturales que lo constituyen.

El enfoque antropológico ofrece un abordaje desde la cotidianidad de los sujetos, su propia lógica, sus representaciones y su interacción con la realidad social que es necesaria para las políticas públicas y sociales. Igualmente el enfoque antropológico devela las conflictividades y la heterogeneidad presente en las interacciones sociales de los sujetos desde lo micro-social necesaria para entender la lógica de la cohesión social existente. El diálogo con otros enfoques interdisciplinarios aporta a la complementariedad mico-macrosocial necesaria para políticas públicas pensadas desde el desarrollo humano.